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Primero fue la guerra comercial. Los mercados mundiales han vivido jornadas de alta volatilidad en las últimas semanas, luego de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunciara la aplicación de aranceles a la importaciones de varios productos para defender a la industria local de los supuestos abusos de sus socios extranjeros.
La medida, que ha afectado principalmente a China y a Rusia, ha generado represalias por parte de ambos gobiernos y avivado temores a un retroceso en la era de la globalización, con un regreso del proteccionismo.
Pero ahora, un viejo fantasma amenaza sumarse a la confrontación. Las autoridades en Estados Unidos han coquetado por años con la idea de calificar a China como un "manipulador de la divisa", un paso que otorgaría a Washington carta blanca para tomar medidas contra Beijing.
Durante la última crisis financiera, además, las decisiones de varios bancos centrales de intervenir sus monedas para contener el colapso, llevaron a las autoridades en Brasil y otros países a alertar sobre una inminente guerra cambiaria.
Ahora, los vientos de una guerra de divisas vuelven a soplar, luego de que Trump acusara hoy a Rusia y China de devaluar sus monedas para hacer más competitivas sus exportaciones, una estrategia que calificó como inaceptable, informó Efe.
"Rusia y China están jugando el juego de la devaluación de divisas mientras que EEUU sigue subiendo los tipos de interés", dijo Trump en su cuenta de Twitter. "¡No es aceptable!", agregó Trump, quien no ofreció más detalles al respecto.
Aunque el Departamento del Tesoro emitió la semana pasada su informe semestral en el que evitó calificar a China como manipulador, las últimas declaraciones del mandatario abren un nuevo frente de potenciales confrontaciones.
Empobrecer al vecino
Aunque cierto nivel de intervención cambiaria es una política habitual entre las autoridades monetarias, los expertos advierten que si todos los gobiernos entran a una estrategia de manipulación abierta de sus divisas, la economía global podría sufrir un duro golpe.
Como "beggar my neighbour" o empobrecer a mi vecino se denominan todas aquellas estrategias económicas que buscan mejorar la competitividad de una economía a costa de las demás y una manera de hacerlo es a través de las monedas.
Aunque todos los gobiernos pueden jugar este peligroso juego, a la larga, inevitablemente las economías más pobres o con monedas menos relevantes resultarían perdedores, ya que monedas como el dólar estadounidense y el yen japonés son consideradas divisas de reserva mundial y tienen mucho mayor peso en las transacciones globales.
Now we are talking
Hace algunos posts escribí (aquí) que una guerra comercial en realidad no era muy probable y no iba a afectar mucho el PIB o intercambio mundial si de hecho ocurría con más intensidad de lo que es usual.
La verdadera batalla se libra con las monedas.
El problema es que no funciona. Al menos no en el largo plazo.
Lo intentaron hacer en el G5 de 1985 y provocó la salida de capitales desde USA a Japón terminando en el lunes negro del 87 y la creación y reventón de la burbuja del Nikkei japonés que generó un desastre de proporciones bíblicas y que todavía están sintiendo sus efectos deflacionarios en Asia. Y de hecho cuando vieron que estaban bajando mucho el USD y trataron de revertirlo en el Louvre Accord, que falló miserablemente.
Si debilitas tu moneda a propósito, quienes tienen invertido capitales en moneda local evidentemente van a tratar de salir. Si tratas de fortalecerla, lo único que vas a lograr es que ingresen capitales especulativos que van a beneficiarse del tipo de cambio artificialmente alto dejando con la cuenta al banco central.
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