“Está prácticamente igual a como la recordaba”, comenta Felipe Larraín consultado por la oficina del piso 12 de Teatinos 120, que el 11 de marzo se transformó nuevamente en su lugar de trabajo, otra vez como ministro de Hacienda de Sebastián Piñera. Aunque sí detectó una diferencia, aclara, anecdótica pero también simbólica. “Los sillones están mucho más deteriorados y gastados que hace ocho años. En cualquier parte estarían dados de baja, pero los voy a mantener. La austeridad parte por casa, más aún después del instructivo que anunciamos”, afirma respecto del recorte de cerca de US$ 500 millones en gastos en viáticos, vehículos y horas extraordinarias, entre otros, dado a conocer el miércoles.
Las primeras semanas del jefe de las finanzas han estado marcadas por el debate de las cuentas fiscales y la futura reforma tributaria, temas que lo han llevado a polemizar públicamente con dos de los anteriores inquilinos de Hacienda -Nicolás Eyzaguirre y Rodrigo Valdés-, y por la incertidumbre frente a los posibles efectos de una guerra arancelaria entre Estados Unidos y China, los dos principales socios comerciales de Chile, que acaparan más del 40% de las exportaciones. Larraín dice que monitorea muy de cerca el tema, que identifica como la mayor amenaza externa para la esperada recuperación de la economía.
¿Qué tan distinta es la situación respecto de lo que se encontró en 2010?
– Ha sido distinto en el sentido de que en 2010 llegamos en una situación donde recién habíamos tenido un terremoto. Por lo tanto, la primera tarea fue la reconstrucción y evaluar los daños y recuperar el crecimiento. Recuerdo que el Imacec de marzo de 2010 fue negativo, ya que teníamos empresas y fábricas en el suelo por el terremoto.
¿Ahora hay un ánimo distinto?
-A diferencia de ese momento, no venimos de una recesión y un terremoto, pero sí de una economía que lleva cuatro años creciendo muy lento. No quiero polemizar, pero los datos son que el país pasó de crecer 5,3% a 1,7% en cuatro años. Esa es una caída muy potente.
No he desconocido nunca que hay factores externos que influyen, eso es indudable, pero el grueso de los factores han sido internos. Eso lo dicen entidades como el Fondo Monetario Internacional (FMI), que publicó un estudio en el que analizó los países expuestos a commodities y decía que Chile debería haber tenido una caída de crecimiento de en torno a un punto. Y la caída fue de 3,6 puntos. Eso es ineludible. Tenemos que recuperar no solo el crecimiento efectivo, que ya se está empezando a ver, sino que el tendencial.
Esta semana vimos una cifra de crecimiento de 4% en febrero, la más alta en dos años, pero en el piso de las expectativas y con una gran diferencia entre el desempeño de la minería, con casi un 20% de expansión, y el sector no minero, que creció 2,8%. ¿Le preocupa la sostenibilidad de la recuperación de la economía, más allá del desempeño de la minería?
– En primer lugar, el Imacec está en la parte más baja, pero dentro del rango de las expectativas. De todas formas, estamos conscientes de que es un tema a seguir y el 2,8% del Imacec no minero ya va mostrando una recuperación importante. Vamos a tener un Imacec positivo el tercer mes y completar un primer trimestre con un crecimiento mucho mejor. En todo caso, estamos recién comenzando, no vamos a sacar cuentas alegres por uno o dos datos, nuestro desafío es sostener el crecimiento económico en el tiempo. Creo que podemos crecer al 3,5% este año, si bien tenemos amenazas como la situación externa.
¿Se refiere al inicio de una guerra comercial entre Estados Unidos y China?
-Es una amenaza importante. El comercio le hace bien al mundo, mientras más se comercia, más crecimiento hay. Si se debilita el comercio se va a debilitar también el crecimiento mundial. Tenemos el germen de una guerra comercial, que sabemos cómo comienza, pero no sabemos cómo termina. Creo que estamos jugando con fuego. Podemos controlar lo que nosotros hacemos, pero no lo que hacen otros. Esperamos que primen la cordura y la razón y que se abran las economías.
¿Cuánto puede afectar una guerra comercial a las perspectivas de crecimiento de Chile?
-Calculamos que por cada 5% de aumento en el arancel promedio mundial el crecimiento del mundo cae entre 0,1% y 0,3%. Hay una proyección de crecimiento mundial este año de 3,9%, pero sin guerra comercial. Si se desata una guerra comercial el mundo va a crecer menos y para nosotros va a ser más complejo. Así y todo, el grueso del partido lo vamos a jugar en Chile. La tarea se hará más difícil, pero la tenemos que abordar acá.
La última proyección del Banco Central apunta a un rango de entre 3% y 4% para este año. ¿Hoy lo ve más cerca del piso o del techo de ese rango?
-Nosotros hemos hablado de una cifra en torno a 3,5%. Si hubiera una guerra comercial, inmediatamente el sesgo de la proyección de PIB de 3,5% este año sería a la baja. Ahora, la duda es qué va a pasar, cómo termina ese proceso. El Presidente Piñera nos ha pedido justamente un trabajo para evaluar efectos.
¿Son todos efectos negativos o podría haber beneficios?
-Hay algunos productos que se podrían beneficiar. Tenemos tratados de libre comercio con ambos países, que son, de hecho, nuestros principales socios comerciales. Exportamos el 27% de nuestros envíos a China y el 15% a Estados Unidos, aproximadamente. En ese grupo, podría ser que podamos reemplazar algunos productos hacia ambos países, agrícolas principalmente. Pero es una visión parcial, estrecha, porque en el fondo hay restricciones sobre comercio, crecimiento, volatilidad de los mercados financieros, en los índices de acciones y en los commodities. De hecho, ya hemos tenido caídas en nuestra principal exportación, que es el cobre. Hay un evidente efecto.
Pero usted dice que el grueso del partido se juega en lo interno….
-Claro, pero si tuviésemos una recesión mundial, para Chile se vuelve más complejo.
¿Y entonces no le preocupa una mayor lentitud de la esperada en la demanda interna a partir de lo que muestran los datos de febrero?
-Creo que estamos viendo una economía que se recupera, lo que, en parte, está influido por la minería, por efecto de la huelga en Escondida, por ejemplo. Pero no considero para nada que el crecimiento esté garantizado, sino que depende mayoritariamente del trabajo que hagamos internamente.
¿Cuáles son las razones detrás del mayor crecimiento?
– Primero, la recuperación de la confianza, que ya hemos visto en las encuestas de expectativas, sobre todo las empresariales. Segundo, despejar incertidumbres, en lo que también hemos avanzado. Tercero, mejoras en la gestión, como la señal que dimos esta semana con el instructivo. Cuarto, políticas públicas de calidad, proyectos de ley que mejoren las posibilidades de crecimiento. Y, finalmente, mejoras a la institucionalidad, con temas como la reforma al Estado, en la que estamos trabajando
El IPC de marzo fue de 0,2%, con lo que la inflación se ubicó en 1,8% en 12 meses, bajo el piso del rango del BC. ¿Hay espacio en ese contexto para que la política monetaria juegue un rol?
– Soy muy respetuoso de la autonomía del Banco Central. Pero si uno hace un análisis macro, hay un escenario de inflación por debajo de la meta, lo que será un elemento que tendrá que considerar el Consejo del BC para su decisión. Sin duda que una política monetaria más expansiva, con una tasa más baja, ayudaría en algo al crecimiento económico, pero en lo grueso el partido no se juega en la política monetaria, sino en los ejes que acabo de mencionarle, que son estructurales, más que la reacción en el ciclo de la política monetaria.
Con la inflación en 1,8% en 12 meses, ¿una tasa de interés de 2,5% es expansiva?
– No es una tasa real elevada. Por supuesto que no lo es. Pero lo que hace el BC lo tomamos como dato. Tenemos una muy buena coordinación y aprovecho de contarle que el presidente del Banco Central, Mario Marcel, vendrá a almorzar hoy (viernes) acá.
¿Qué opina del debate sobre si el BC debió o no haber bajado más la tasa en los años anteriores? Los exministros Eyzaguirre y Valdés, y también algunos exconsejeros, apuntaron a que la política monetaria pudo ser más expansiva.
– Es complicado hacer ese tipo de juicios.
¿Pero a un ministro de Hacienda generalmente le va a convenir una tasa más baja o no?
-No necesariamente. Puede convenir en un corto plazo, pero quizás no a largo plazo. Si una tasa se queda muy baja y se genera mayor inflación, habría que hacerse cargo después del ajuste de la economía para retrotraer la inflación. Uno quiere una tasa de interés que apoye el proceso de crecimiento de la economía, pero considerando los riesgos inflacionarios. A ningún ministro de Hacienda le va a convenir una baja de tasas que genere un desequilibrio, con una aceleración de inflación que después haya que salir a controlar. Nos conviene algo que permita un crecimiento sostenido, sin volatilidades.
Este mes tienen el Chile Day en Nueva York y el primer encuentro es con las clasificadoras de riesgo. ¿A qué se puede comprometer respecto de la nota crediticia de Chile?
– El objetivo que tenemos es que durante este gobierno tengamos una mejora en la clasificación de riesgo. Para eso vamos a tener que trabajar muy duro.
¿Qué mensaje les quiere entregar a las agencias?
– Lo que queremos transmitir a las clasificadoras es nuestro programa, qué estamos haciendo por recuperar el crecimiento y las finanzas públicas. La rebaja que tuvimos en julio de 2017, la primera en 25 años, es en buena parte por el frenazo económico.
Moody’s puso la nota en perspectiva negativa y dijo que se iba a tomar los primeros meses de este gobierno para adoptar una decisión sobre la calificación. ¿Qué espera de eso?
– Ya me reuní con ellos y creo que hay una valoración de lo que queremos hacer, pero también un razonable compás de espera antes de hacer algo. Quieren ver que la dicción vaya con la acción, que se junten las palabras con los hechos.
Director del SII: “Hemos trabajado bien (…), estaría disponible a evaluar su continuidad”
El jefe de las finanzas admite que por el volumen de trabajo y la cantidad de cargos ha sido complejo definir las jefaturas de algunos servicios, como la Corfo o el Sernac, si bien asegura que “habrá anuncios muy luego”. Al mismo tiempo, abre la puerta a la continuidad de Fernando Barraza en el SII más allá de agosto, cuando finaliza su cargo elegido por Alta Dirección Pública.
¿Por qué se han demorado en llenar algunos puestos clave de la administración, como la Corfo, Sernac?
– Lo que pasa es que el 12 de marzo uno se sube a una banda elástica que va a 200 kilómetros por hora. Hemos estado trabajando, pero llenar todos los cargos del sector público toma tiempo. De todas formas, creo que va a haber anuncios muy luego. Y en otros casos hay gente elegida por ADP con la que hemos estado trabajando, como el caso del Servicio de Impuestos Internos (SII).
¿Por qué optaron por mantener a Fernando Barraza?
– Porque en este periodo de tiempo hemos trabajado bien con Fernando Barraza, implementando cambios en la atención de los usuarios y trabajando en conjunto para la reforma tributaria. Me parece que tiene una buena disposición a trabajar y colaborar dentro del sello que queremos darle a este gobierno, lo que revela una disposición de él.
¿No tendría problemas en seguir trabajando con él más allá de agosto cuando finaliza su gestión por ADP?
– Depende de cómo nos entendamos. No es un tema cerrado. Estaría disponible para evaluar su continuidad y en cada caso lo hemos hecho así. Hemos sido muy respetuosos de los cargos ADP.
Pensiones
¿Cuál es la mirada que quiere imprimir Hacienda al proyecto de pensiones? El ministro del Trabajo ha hecho algunos anuncios, como la necesidad de incluir mayor competencia a las AFP también en la gestión del actual 10% de cotización. ¿Comparte esa mirada?
– Es evidente la necesidad de competencia. Cómo vamos a hacerlo, Aún no lo hemos definido. Pero también tenemos que estimular cosas como que los adultos mayores que llegan a la edad legal de jubilación tengan incentivos para seguir trabajando. Además, tenemos que poner más recursos para el Pilar Solidario. Nuestro objetivo es mejorar gradualmente las pensiones en torno a 40% en régimen.
¿Cómo evalúa la gestión de las AFP?
– Las AFP han tenido un proceso de autocrítica. Creo que durante mucho tiempo no se preocuparon de explicar bien lo que estaban haciendo. Me parece bien que se pongan las pilas para explicarles mejor a los usuarios. Las AFP hacen su trabajo en forma razonable y administran lo mejor posible los fondos, pero para mí la competencia estimula bien. No tengo interés especial ni en defender ni en demonizar a las AFP.
“Por supuesto que nos comprometemos a reducir el déficit fiscal en estos cuatro años”
Lleva poco menos de un mes de vuelta y ya se ha peleado con dos de sus antecesores en esta oficina, Nicolás Eyzaguirre y Rodrigo Valdés. ¿Lo esperaba?
– No me he peleado. Primero, decir que tengo una buena relación personal con ambos, quiero destacar ese punto.
¿Es amigo de alguno?
-Sí, he sido amigo de Nicolás Eyzaguirre, hemos compartido varias veces. Le voy a contar una anécdota, con el exministro Eyzaguirre una vez cantamos juntos en la embajada en Nueva York. Cuando el exministro tenía la uña larga por la guitarra. En ese ámbito no tengo cómo rivalizar con él (ríe)… Acá ocurrió una desgracia lamentable, un error significativo. No es una cuestión inmaterial e insignificante.
¿Lo dice por el aumento de 0,4 punto del déficit fiscal estructural? El exministro Eyzaguirre dijo que era una discusión “tonta e inconducente”.
-No es una polémica tonta o inconducente hablar sobre un error de US$ 1.100 millones. Todos reconocen que existió este error y que significa que nuestro punto de partida en materia fiscal es más duro. En 2010 recibimos un déficit estructural de 3,1% del PIB y lo dejamos en 0,5%, y me recuerdo que uno de los compromisos de la reforma tributaria del gobierno anterior era que uno de los tres puntos de recaudación de esa reforma era para eliminar el déficit, lo que no se cumplió. Al contrario, recibimos ahora un déficit de 2,1% del PIB. Estas no son opiniones, son hechos.
En términos concretos, ¿qué significa que el déficit estructural sea mayor?
-Primero, decir que efectivamente acá no falta caja, pero es muy importante, porque la política fiscal de Chile se hace en torno al balance estructural, o cíclicamente ajustado, como se dice en términos más técnicos. No es inmaterial que uno parta con un déficit de 2,1% en lugar de 1,7%. Dado que uno quiere llegar a la misma meta, que es un balance fiscal, significa que tenemos menor capacidad de gasto por US$ 1.100 millones para llegar al mismo punto.
En ese contexto, ¿a qué se compromete este gobierno en términos de reducción del déficit?
-Nos comprometemos a llegar a un balance estructural en seis a ocho años. Para precisar eso tenemos 90 días a través de un decreto.
¿Pero se compromete a en cuatro años entregar el gobierno con un déficit menor a 2,1% del PIB?
-Por supuesto que nos comprometemos a reducir el déficit en estos cuatro años. Cuánto va a ser exactamente es un trabajo que estamos haciendo acá y que vamos a presentar al Presidente.
El exministro Valdés dijo la semana pasada que veía complejo hacer conciliar objetivos como aumentar el gasto, reducir la deuda, mejorar la calificación y, a la vez, bajar impuestos…
-Quiero decirle primero al exministro Valdés que tenemos metas difíciles, pero no imposibles. Y en segundo lugar, que las vamos a lograr. Y para entender bien, nosotros vamos a mantener la recaudación. Así que las personas instruidas tendrán comprensión lectora para no seguir discutiendo cosas que no estamos planteando. Vamos a reducir algunos impuestos y vamos a compensarlo para tener un paquete fiscalmente neutro.
Unas semanas antes de que llegara acá dijo que en marzo tendría un proyecto tributario muy avanzado. ¿Lo tiene?
-Está bastante avanzado, pero sabemos que el diablo está en los detalles. No queremos llegar con un proyecto con errores al que haya que hacerle después muchos cambios, más allá de que, sin duda, que habrá una discusión legislativa. No queremos repetir la experiencia de la reforma tributaria de 2014.
¿Cómo va a conjugar elementos como la integración del sistema tributario y una baja en el impuesto corporativo a 25%, con un objetivo neutro desde el punto de vista de la recaudación?
-No estoy en condiciones de adelantarlo, pero estamos trabajando varias opciones.
¿Cuáles?
-Lo que hemos dicho es que no queremos tocar el IVA. Primero, porque no es bajo en Chile, de 19%, y porque es un impuesto que la gente lo paga de acuerdo a su consumo, donde lo pagan en proporción mayor a su ingreso los sectores de menores recursos.
También dijo que no tocarían impuestos personales…
-Aún no estoy en condiciones de dar detalles, pero sí quiero decir claramente que queremos cambiar el sistema tributario, porque hemos escuchado gente que está francamente desesperada por la situación a la que la ha llevado una reforma tributaria mal urdida. Lo que quedó es un sistema complejísimo que queremos simplificar.
El exministro Eyzaguirre dijo que la reintegración del sistema significaba la disminución de impuestos a los “súper ricos”.
– Me cuesta entender esa crítica cuando el gobierno anterior impulsó una reforma tributaria con un régimen 100% integrado como el atribuido.
¿Cuándo ingresa el proyecto?
-Dijimos que lo haríamos en un plazo de seis meses desde que asumiéramos, así que nos quedan cinco meses.
¿Han definido ya los recursos que serán sujetos a reasignación? Han dicho que la mitad de los US$ 14 mil millones que cuesta su programa se financian por esa vía…
-Vamos por parte. Lo primero a lo que hemos estado abocados es a la austeridad a través del instructivo que informamos esta semana y que lo que hace es meterse en una serie de gastos del sector público, donde creemos que se puede ser más eficiente y apretarnos el cinturón. Esto, para hacer espacio al financiamiento del programa de gobierno y recuperar nuestra situación fiscal que está dañada. Eso no lo digo yo, sino las clasificadoras de riesgo.
Interesante entrevista.
Un poco enredada conceptualmente…el partido lo jugamos acá, pero dependemos mucho de lo que pase externamente…
En realidad, Chile no juega ningún partido mundial (sic). Somos los receptores de las realidades internacionales, que podemos acentuar en sus efectos (positivos o negativos). Porqué es esto??…
USA está junto con Argentina y Brasil en 25% app del comercio en relación a su PIB. Chile en el 56% casi en el promedio mundial. China quiere acercarse más a USA que a Dinamarca.
Mientras más expuesto al comercio, más impacto tendría una guerra comercial. Eso lo sabe Trump, por eso no está demasiado preocupado… Y China la verdad tampoco.
Nos afectaría a nosotros??, en la medida en que no se alteren nuestros acuerdos comerciales, no. Si el comercio mundial baja, claro. Pero es difícil saber si va a bajar el comercio mundial, en general se transan cosas que son necesarias, a diferencia del flujo de capitales de inversión, que pueden o no fluir casi de manera inmediata en múltiples direcciones o simplemente detenerse y estancarse en depósitos a plazo o bonos del tesoro del país de origen de los capitales.
Tendría que llegar una recesión, y cuesta pensar que impuestos de importación generen algo tan grave. Imprimir artículo
Al final el tema de la guerra comercial puede golpear al cobre y alli si que la cosa se le pone complicada al gobierno y un pais chico como chile tiene que basar su economia en las exportaciones sino estaria frito...ojo que chile ya exporta mas que argentina.
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