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VALPARAÍSO.- El martes pasado en la comisión de Educación la ministra de la cartera, Adriana Delpiano, reiteró que se comprometía a enviar un nuevo proyecto de ley que eliminará el Crédito con Aval del Estado (CAE) antes de que termine el 2018 y que este mecanismo de financiamiento se reemplazará para dejar atrás a la banca. El que no se eliminara el CAE en el proyecto de reforma a la Educación Superior, fue el argumento que tuvo la diputada comunista Camila Vallejo para dar su voto de abstención que fue clave en el rechazo. Lo mismo declaró su par de Revolución Democrática, Giorgio Jackson, quien votó en contra. "Hoy, reafirmamos la palabra empeñada de poner fin al CAE y manifestamos nuestra plena disposición a incorporar en esta Ley de Educación Superior una fórmula que materialice y garantice este compromiso, asegurando, además, un sistema que lo reemplace cuando deje de operar", dijo hoy Delpiano cuando el proyecto se votó en la Sala de la Cámara. Fueron estas palabras de la ministra al inicio de la sesión las que, según declararon, convencieron a la bancada del PC y los integrantes de la "bancada estudiantil" para aprobar este lunes la idea de legislar del proyecto clave para el Gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet. "El proyecto es el mismo, por supuesto le haremos todos los ajustes necesarios en el debate particular, pero el proyecto, lo que hemos señalado, (fue que) ratificamos lo que habíamos señalado la semana pasada", aclaró al final de la sesión la secretaria de Estado. Así, junto con valorar la "unidad de la Nueva Mayoría y los votos extras", recalcó que "lo que pasa es que seguramente la forma de verbalizarlo no le quedó muy en claro a alguien, pero yo no he cambiado un ápice respecto a los compromisos que dije la semana pasada con los que tomamos hoy día". En ese sentido, la diputada Camila Vallejo explicó que "es importante para nosotros que si el martes pasado se hubiera simplemente apoyado el proyecto, hoy día no se estaría hablando de eliminar el Crédito con Aval del Estado". Y agregó que "necesitábamos ese compromiso y volver a insistir que nosotros no seríamos los que dejaríamos caer una reforma tan importante (...) obviamente en la discusión en particular seguiremos insistiendo en puntos que se tienen que mejorar". Crítica de la oposición "Saltos mortales triples olímpicos", así calificó el diputado UDI, Jaime Bellolio, el cambio de opinión entre algunos sus pares de la Nueva Mayoría que permitieron el avance en la tramitación. "Fuimos testigos de un par de paradojas y de un verdadero ejercicio de gimnasia olímpica. Los mismos que hace seis días atrás le pedían con cara de enojados a los diputados que rechazaran, hoy votaban a favor", apuntó el también integrante de la comisión de Educación. "¿Qué pasó en seis días de manera que el Frente Amplio y el Partido Comunista votó a favor? No lo sabemos, la ciudadanía no lo sabe", insistió Bellolio. Con todo, la ministra Delpiano aseguró que "tendrán que dar los tiempos" para que la reforma sea aprobada durante este Gobierno y desde esta semana se iniciará su tramitación en particular en la comisión de Educación.
Tal como en el caso de las casas, la posibilidad de endeudarse a 20 años en un préstamo para educación ha resultado en precios de esta ridículamente caros, y por servicios de cuestionable calidad, al menos.
Eso no va a cambiar quitando del escenario a la banca.
El real problema es que se ha establecido la noción de que la educación universitaria es el único método de movilidad social. Tal vez eso era cierto hace 20 o 30 años. Hoy no es el caso. Básicamente porque todo el mundo tiene un título, por lo que no es ni un diferenciador ni un indicador de nada más que la capacidad de endeudarse.
Particularmente cierto dada la tecnología de información y la amplia disponibilidad de esta existente hoy en día. Cualquiera puede desarrollar una habilidad casi gratuitamente y que antes habría costado una fortuna en material bibliográfico, más el tiempo de experimentar, versus los videos de hoy.
El peor negocio hoy en día es ir a la universidad, sobre todo si es con deuda. Salvo si son carreras tipo medicina o ingeniería civil en universidades tradicionales, donde se necesita la base teórica y las instalaciones, prácticamente no hay ninguna otra carrera que valga la pena.
Los valores asociados al trabajo duro, método científico de enfocar las tareas, hacer bien las cosas a la primera y disciplina no se desarrolla en la universidad (de hecho hasta diría que se acentúan los defectos). Se desarrollan en la primera infancia, tanto por el trabajo en los colegios básicos como por la formación del entorno, sea el de la casa o el de los cercanos. La universidad lo único que hace es entregar ciertos hechos específicos, que en el caso de las ciencias duras son objetivos, y en el caso de las blandas, están sujetos a la opinión e interpretación ideológica del interlocutor, que siendo académicos cuentan con cero experiencia en el mundo real y por lo tanto el conocimiento que entregan es inservible para todos los efectos prácticos, lo que suele generar ambientes irreales que no existen fuera de los campus, que ha dado origen a los copos de nieve.
Lamentablemente, como suele ocurrir, se está atacando el síntoma, no el problema raíz. El problema raíz es que se ha hecho una publicidad engañosa impunemente por parte de las universidades prometiendo cosas que no pueden entregar. Y eso ha llevado a la gente a querer esas cosas, generando un mercado secundario de créditos universitarios asegurados por el estado que son un desastre.
En vez de hacer endeudarse a la gente por expectativas irreales, podrían colocar incentivos tributarios a empresas para que tomen jóvenes de cuarto medio como aprendices para tareas y trabajos técnicos con la posibilidad de desarrollar carreras en esas empresas.
Y a los talentos académicos reales, de cualquier segmento, entregarles educación gratuita de verdad en universidades tradicionales. Generalmente los talentos empresariales o emprendedores no van a la universidad o se salen en los primeros años.
Quienes quieran educación universitaria y no califiquen en estos segmentos, que vayan a la institución que prefieran o que los pueda recibir, pero a su costo íntegro. Esa es la única forma de detener esta ridícula espiral educacional de mala calidad.
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