"La luz del sol es el mejor desinfectante; la luz eléctrica es el policía más eficiente”. Esta frase -que el Presidente Piñera suele parafrasear- fue escrita en 1914 por Louis Brandeis. Quien llegaría a ser juez de la Corte Suprema estadounidense alertaba así cómo los grupos económicos usaban espacios opacos para acrecentar su poder.
En los últimos días hemos tenido una nueva prueba de la desinfección que provee la luz del sol.
Los mismos que hasta la semana pasada se negaban rotundamente a limitar la repartición de utilidades entre los dueños de las empresas que dejaran de pagar sueldos a sus trabajadores, terminaron votando a favor de esa norma. Lo que en las sombras era imposible e inconstitucional, a la luz del escándalo Cencosud se volvió súbitamente posible y legal.
El directorio del holding -con la flamante inclusión del ex ministro de Hacienda Felipe Larraín- echó pie atrás y anunció que pagará los sueldos a los trabajadores suspendidos. Así ratificó lo que era obvio desde el principio: que sí podía pagar los salarios, y que había intentado aprovechar una ley de emergencia para ahorrar costos con cargo al Fisco y al bolsillo de sus trabajadores.
Fue un breve revival de tiempos más felices de la opinión pública chilena, en 2015 y 2016, cuando la presión de una ciudadanía indignada empujó normas contra los carteles, el financiamiento empresarial de la política y los conflictos de interés.
Duró poco, por cierto. Muy pronto los políticos descubrieron el truco para manejar a esa ciudadanía encabritada de las redes sociales: había que darle un enemigo. Un ejército de bots, trols y políticos duchos en pulsar las teclas del odio hacen el trabajo sucio. Cada vez que la presión ciudadana amenaza algún privilegio, basta convertirlo en una disputa entre izquierda y derecha, entre zurdos y fachos, para sepultar el debate.
Un caso de libro lo tuvimos esta semana con las dietas parlamentarias. Los sueldos de diputados y senadores en Chile son por lejos los mayores de la OCDE (33 veces el sueldo mínimo, contra 5 veces en Francia, Alemania y España, o 3 veces en Suecia, Nueva Zelandia y Noruega). Durante seis años, los parlamentarios se hicieron los lesos para no votar un proyecto que reducía esas dietas a la mitad, tratándolo de “populista” o inconstitucional.
Cuando el estallido social los obligó a actuar, aplicaron armas de distracción masiva. Tras una inentendible seguidilla de comisiones mixtas, indicaciones e informes, esta semana terminó con una guerrilla entre políticos adictos al Twitter sobre pantallazos falsos de la votación en la Cámara y donaciones que no son donaciones.
La verdad es que no se bajaron el sueldo. En cambio, dejaron la decisión en manos del consejo de la Alta Dirección Pública, un nombre que suena muy convincente hasta que sabemos que es elegido por el mismo Senado mediante cuoteo político, e incluye a una ex vicepresidenta de la DC y un ex vicepresidente de RN. Como confesó uno de los mismos consejeros, “tenemos un alto conflicto de interés para regular las dietas” de quienes los nombraron en el cargo.
Los parlamentarios se felicitan a sí mismos por haberse bajado el sueldo. Pero no lo hicieron.
También esta semana se supo que las ganancias de las isapres subieron un 87,6% en el primer trimestre del año, totalizando $ 18.198 millones. Saludables cifras para una industria que recién había anunciado estar en la penosa obligación de aplicar un alza de 4,5% de sus planes, la que luego, en un gesto magnánimo, aceptó postergar por 90 días. Esta se sumaba al alza de la prima GES, de 50,5%. “Es un alza que no se justifica. Estoy muy molesto”, había dicho entonces el ministro de Salud, Jaime Mañalich.
Su molestia no les importó a las isapres. Tampoco las decenas de miles de fallos judiciales que declaran ilegales estas alzas. Sólo este jueves, según el conteo del abogado Luis Cordero, la Corte Suprema vio 1.234 casos. 1.173 de ellos (el 95%) eran recursos contra las isapres.
Desde hace al menos una década, isapres, gobiernos y parlamentarios coinciden en que esto es insostenible; todos están de acuerdo en que hay que reformar el sistema; todos prometen que pondrán fin a los abusos en algún momento. Mientras, las isapres siguen ganando miles de millones y subiendo precios, ganando miles de millones y subiendo precios, ganando miles de millones y subiendo precios.
Este infinito día de la marmota permite recuperar inversiones: como hemos contado en esta misma columna antes, las isapres han financiado generosamente a políticos y han hecho funcionar la puerta giratoria para convertir a sus gerentes en fiscalizadores, y viceversa. El sistema político y económico nos dice que tengamos paciencia. Se oculta de la luz, agazapado en las sombras de las complejidades técnicas y legislativas mientras promete pronta redención. Como San Agustín, cuando era un joven vividor que quería alargar la juerga y rezaba: “Señor, dame castidad y templanza... pero no todavía”.
Le contaron a Matamala que gracias a esa aprobación, que les dice a todos los empresarios que si se acogen al programa de ayuda al EMPLEO ya no son dueños de sus empresas porque no pueden hacer con su dinero lo que les de la gana, nadie se va a acoger a la ley y simplemente van a despedir a todos los que tengan que despedir para mantener sus negocios?.
Claro que no.
Porque en su mundo pontificador de virtuosismo moral beta, todos tienen que auto inmolarse por otros. Y lo peor es que hacen creer a la gente que eso es lo correcto y esperable y fijan sus expectativas y demandas en base a eso. Tal como los sindicatos de San Antonio y Maersk.
Me recuerda mucho el concepto de Nice Guy o White Knight. Son los que pontifican con la moral y las acciones, no porque sean realmente buenas personas, sino que lo usan como moneda de cambio por favores, en el caso de los nice guys, sexuales, y en el caso de Matamala y progres varios, se me ocurre que por búsqueda de la aprobación del grupo a quien quieren agradar, que serían al parecer las feministas y el pueblo virtuoso.
Todos los que tienen integridad hacen lo que tiene que hacer para su beneficio y proteger sus intereses, y son abiertos y honestos con ello. No se auto inmolan por otros. Los ayudan cuando están bien, sin hacer ostentación de ello.
Todos los que no, pontifican y se jactan de sus buenas acciones y alta moralidad, como los del FA. No hicieron nada malo, ni siquiera éticamente cuestionable. De hecho es muy razonable y lógico. Lo que molesta, igual que Matamala, es que pontifiquen virtuosismo del que más probable que no carezcan.
Recuerdo la gran película el plan perfecto, en el que un banquero era el pontificador máximo de buenas acciones y filantropía durante toda su vida, con la salvedad de que su fortuna la había construido quedándose con la de los que los Nazis habían masacrado ayudándolos.
Por eso estos paladines justicieres hacen tintinear todas las alarmas de los sentidos arácnidos.
Algo tenemos que entender como sociedad, especialmente los progres. La moralidad y ética la fijan las reglas del juego a la que estamos sujetos. En Italia o Argentina, evadir impuestos es casi un deber nacional, en Noruega, un pecado capital. Y eso es porque todos entienden en Italia y Argentina que los gobiernos son corruptos y hacen mal uso de los dinero, y en Noruega lo opuesto.
Hace 50 años el homosexualismo era condenado como depravación y hoy aceptado como diversidad normal en occidente, pero bajo el islamismo es pena de muerte.
La única herramienta que tenemos para que no exista corrupción en el formato de república que tenemos, o sea mínima, es que los políticos no tengan re elección. Y contar con fiscalización o regulación que NUNCA pueda pasar a ser parte de los regulados. O al menos un plazo tan largo que no exista posibilidad de conflicto de interés.
Y eliminar el sistema actual de elección. No es posible que tengamos giles como Winter, Motuda o similares con un 1% de representatividad y hayan sido arrastrados por otros.
Idealmente, democracia directa con un ente fiscalizador técnico del mayor peso posible de que los proyectos que ingresen a votación sean completamente constitucionales.
Las Isapres ganan dinero porque EL ESTADO les permitió ser juez y parte en lo que a salud se refiere. Deberían haber separado específicamente a las Isapres de la propiedad de las clínicas. Y EL ESTADO no entrega una alternativa competitiva de salud al gestionar como lo hacen los estados. Del asco.
EL ESTADO le entregó en bandeja de plata a los bancos y universidades chantas a los niños con el CAE.
EL ESTADO negoció como el ajo con las concesionarias.
EL ESTADO tiene que ser regulado para que esté limitado en sus alcances, pero es el garante de que las regulaciones sobre la economía y la interacción en la sociedad sean las adecuadas para que no existan abusos. Las regulaciones y controles (y sanciones) dan el marco de movimiento. No puedes depender o pedir moralidad o ética individual, menos exigirla. Eso es fascista. Que es lo que son los progres.
Fascistas que tratan de suprimir todas las opiniones disidentes y construir una sociedad a su imagen y semejanza (declarada, no revelada como lo acabamos de ver con el FA) con las alianzas de grandes corporaciones progres que quieren colocar el control sobre todo y rentar con ello. En vez de dar un marco legal de libertad y colaboración (no subvención) y ser los protectores de eso.
Van a fracasar.
Miserablemente. Imprimir artículo
Que así sea sensei. Que fracasen miserablemente.
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