El tenor de los reclamos varía, pero la preocupación de los gobiernos en Europa es la misma. Tras casi tres meses de cuarentenas y restricciones, las medidas están alimentando la convocatoria a protestas masivas.
“¡Conoce tus derechos!”, “¡Ejerce tus derechos!”, se leía en las pancartas de algunos de los miles de manifestantes que marcharon a inicios de mes por las calles de Berlín, Múnich y Stuttgart, copiando lo ocurrido en varias ciudades de Estados Unidos. Más de 60 manifestaciones estaban convocadas para este fin de semana pasado en Reino Unido.
Independientemente de los factores particulares en cada país, estas protestas revelan cómo la pandemia también ha generado un debate en torno a las libertades individuales y el poder del Estado. “Es un conflicto que está en el corazón del tema constitucional, la libertad individual versus el bienestar colectivo”, apunta Eduardo Aldunate Lizana, profesor de derecho constitucional de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso.
El conflicto parece, sin embargo, radicado en una equivocada idea de la libertad y los derechos. Quienes se oponen a las medidas de cuarentena reclaman que el Estado no tiene potestad para restringir su tránsito, derecho a reunión o al trabajo. Como argumento apuntan que estos son parte de los derechos humanos.
Pero incluso la Convención Interamericana de los DDHH, suscrita por Chile, establece limitaciones sujetas a las constituciones y leyes de los países firmantes. En el caso de Chile, esas limitaciones se configuran en los estados de excepción constitucional, un instrumento común en las constituciones.
“Excepción” chilena
Una excepción chilena es los cuatro diferentes estados (asamblea, sitio, emergencia y catástrofe) que contempla la Constitución en su Artículo 39 (ver recuadro), versus los uno o dos estados que se incluyen en la mayoría de los textos fundamentales. Aldunate atribuye esto a los traumas o prejuicios sobre los que se construyeron la Constitución del 80 y la reforma de 2005.
En otros textos las limitaciones son más bien generales. Por ejemplo, la Constitución alemana (artículos 17-19) define las causales por las que se pueden restringir algunas libertades y derechos fundamentales; la Constitución sueca (artículos 21-24) establece condiciones similares y agrega la condición de que estas limitaciones sean decretadas a través de una ley temporal.
Verónica Undurraga, profesora de Derecho de la Universidad Adolfo Ibáñez, enfatiza que, si bien las libertades tienen limitaciones, las democracias modernas se han esforzado por establecer una serie de contrapesos para asegurarse de que los gobiernos no abusen de esos poderes, que deberían ser limitados en su alcance y tiempo de vigencia.
“Las libertades tienen un límite, sí, pero cuando se restringen tiene que hacerse bajo una situación que lo justifique (como una crisis sanitaria) y deben afectar lo menos posible los derechos fundamentales”, explica Undurraga.
En su justa proporción
La figura jurídica que se usa es el principio de proporcionalidad. En la guía que entregó a los gobiernos de la región, el Consejo Europeo reconoció que la emergencia generada por la epidemia podría justificar la suspensión temporal de ciertas libertades y derechos humanos, pero citando este principio planteó: “Las medidas deben ser capaces de lograr su propósito con una mínima alteración de las normas y procedimientos normales de toma de decisiones democráticas… el poder del gobierno para emitir decretos de emergencia no debe resultar en una carta blanca dada por el legislador al ejecutivo”.
La mayoría de los gobiernos europeos ha sido más bien reticente a acogerse al estado de excepción. Además, siendo la mayoría regímenes parlamentarios, han optado por la aprobación de leyes especiales restringidas a la respuesta a la pandemia.
Undurraga y Aldunate coinciden que, en caso de una reforma constitucional, sería apropiado hacer una revisión de los estados de excepción en Chile. No sólo hay diferencias con otras leyes (como el Código Sanitario), sino que hay situaciones, como la actual pandemia, en que se requieren acciones más rápidas y eficaces que las permitidas por el marco jurídico actual.
Más allá de los grupos extremistas que alimentan teorías conspirativas y llaman a protestar, hay una preocupación real sobre las limitaciones a las libertades en el combate a la pandemia. Un temor a que algunas de las medidas que se adopten hoy corran el cerco de lo permitido respecto a restringir libertades y derechos (por ejemplo, la privacidad con las aplicaciones de rastreo) de forma permanente.
En el caso de la pandemia, Aldunate considera que la discusión es más bien política, pero que debido a lo que está en juego nadie lo quiere abordar en profundidad. “¿Hasta qué punto queremos asumir un número de víctimas para mantener un nivel de funcionamiento de la vida en general?”, pregunta.
Pero dado que el surgimiento del terrorismo, epidemias y desastres naturales aparecen como amenazas reales y no poco frecuentes, Undurraga cree necesario pensar en sistemas normativos que se hagan cargo de esas posibles amenazas a la supervivencia del Estado, “que nos permitan tomar medidas eficientes y que compatibilicen eso con los derechos fundamentales”.
Esa no es la pregunta correcta. La pregunta real es si esas restricciones a las libertades individuales son efectivas comprobadamente en combatir, en este caso, el bicho.
La respuesta es no.
Encerramos a todos, restringiendo no solo las libertades de movimiento y asociación, sino también las de ganarse la vida. Y lo hicimos sin ninguna certeza ni mínima de que eso resulta.
Y encuentro de lo más retardada esta discusión cuando acabamos de salir de una revolución pendeja en la cual se les dio a un grupo de giles completa libertad de hacer lo que se les diera la gana destruyendo todo a su paso y mandando a la edad media a la economía chilena y el estilo de vida de muchos millones de chilenos, pero en el caso de un virus de escasa mortalidad se encierre a todos.
La inconsistencia de esto es estratosférica y por ende vale champiñón esta discusión de restricción de las libertades por el bien común.
Ha sido de uso político simple y puro. En todo el mundo.
Salvo en Suecia. Ahí se hicieron las preguntas correctas. Las medidas sugeridas (que ahora están comenzando a decir que no las hicieron) por la OMS y el Imperial College tienen una base científica e historia de resultados eficaces en el control de enfermedades virales de este tipo??. Es en números un virus que sea más peligroso que otros de temporada o cíclicos??. Ambas tenían que ser un categórico SI para restringir las libertades garantizadas. Y fueron un rotundo NO.
Todo el resto del mundo incluidos nosotros dimos el salto al vacío sin hacer esas preguntas.
Derrumbamos la economía del país y la salud mental y futuro del 99% de los chilenos por tomar medidas que JAMÁS han sido demostradas ser eficaces en controlar un virus que no ha demostrado ser más mortal que otras enfermedades que no detonaron estas medidas ni remotamente. Ni siquiera un poco.
Eso es lo que está comenzando a protestar la gente en todo el mundo. No por teorías conspirativas. Simples preguntas lógicas.
Era tan terrible el bicho como para destruir la economía por años??. Las medidas que se tomaron y libertades que se suspendieron fueron realmente efectivas??
Y todo el mundo está comenzando a darse cuenta que las preguntas a ambas es un no. Y están comenzando a sentirse muy, muy, muy enojados.
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El confinamiento sirve para bajar el numero de muertes. España, Italia y New York lo demostraron. Tu crees que si hubiera seguido todo normal los muertos hubieran bajado?
ResponderEliminarPor lo que recuerdo se pone en cuarentena al enfermo no al sano
Eliminarseguna la OMS
Curioso que con este bicho sea al reves
Why The COVID-19 Model That Inspired UK's Lockdown May Be "The Most Devastating Software Mistake Of All Time"
Eliminarhttps://www.zerohedge.com/geopolitical/why-covid-19-model-inspired-uks-lockdown-may-be-most-devastating-software-mistake-all
No demostraron nada. Japón, Singapur y Suecia no confinaron a nadie y tienen iguales o mejores índices de mortalidad en relación a sus habitantes que es lo que finalmente importa. Mandaste a la pobrez y hambre a millones de personas haciendo algo que no tiene ninguna prueba científica que sirve para absolutamente nada.
EliminarPero sobre los 3 casos que dije ahí ya estaba desatado el virus, no veo de que otra manera podían bajar la cantidad de fallecidos. Tampoco hay que ser ciegos, ahí colapsaron los servicios de médicos y funerarios, me imagino que nadie quiere llegar a eso.
EliminarTu lógica es circular. Estás asumiendo que bajaron la cantidad de fallecidos por las medidas que tomaron. No hay ninguna prueba de que eso sea así.
Eliminarvas a bajar los contagios y muertes que conllevan por arte de magia? El confinamiento tuvo efecto y en los tiempos esperados. Pero si no quieres verlo allá tu
EliminarPruebas científicas cuantificables en relación a no haber hecho nada?? Cuan efectivo??
EliminarSe esta forzando un reset económico a nivel mundial, el virus es la escusa, el miedo es el método y la cuarentena a los sanos es lo absurdo.
ResponderEliminarBajo ningún otro escenario se hubiese permitido que Chile se endeudara con FMI, eso es la condena a una pobreza que traspasara generaciones.
Concuerdo con tu opinión en buena parte, salvo que la cuarentena aplicada a los sanos no tiene nada de absurdo. La piedra en el zapato para la mayoría de las economías del orbe; el pago de las jubilaciones. Curioso que el bicho sea tan selectivo y afecte mayoritariamente a un grupo etario solo de edad avanzada. Las Guerras Mundiales también generaron un reset económico post crisis económica con la diferencia que el método fue mal calibrado. Igual se necesita fuerza laboral vigorosa para activar la economía e iniciar, junto a ello, un nuevo ciclo financiero prácticamente desde cero.
Eliminar¿Y quién dijo que se provoca un bien común?
ResponderEliminarFatal Arrogancia
Grupo de giles llamas a la gente que salió a manifestarse en la crisis social?
ResponderEliminarNo, a los que salieron a destruir, saquear y quemar.
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