“Es más fácil que Croacia gane el Mundial a llegar a un acuerdo”. Así graficaba el estado de las negociaciones para habilitar un nuevo proceso constituyente uno de los participantes de la mesa de diálogo, la cual, a 95 días de iniciadas las conversaciones, continúa sin llegar a consenso. Según lo admiten los propios protagonistas, conseguir el pacto político se vuelve cada vez más difícil a medida que pasan los días, lo que se suma al desgaste que producen extensas reuniones —han durado más de ocho horas diarias esta semana— que no llegan a puerto. Y así lo demostraron las declaraciones una vez terminada la jornada.
El presidente del Partido Liberal, Patricio Morales, indicó que han “tratado de enmendar los errores que tuvo el proceso anterior, pero hemos visto ciertas fuerzas políticas, específicamente el sector denominado Amarillos, que desde ayer (jueves) y hoy (viernes) ha venido bloqueando la posibilidad de que se genere un acuerdo político”.
Puntualmente, el oficialismo acusa al partido en formación de “no querer democracia” al buscar que los expertos sean designados por el Congreso. Según la presidenta del PS, Paulina Vodanovic, “las posiciones se han ido endureciendo, pese a que desde la alianza de gobierno hemos hecho todos los esfuerzos por ir flexibilizando (...) ahora se nos ha señalado que tenemos ‘demasiada creatividad'; creo que todo tiene un límite”, expresó.
Y es que la jornada de ayer no fue fácil. El feriado del jueves hizo que los participantes de la mesa negociadora tuvieran más tiempo para buscar fórmulas para un acuerdo que el miércoles, según algunos, estuvo a punto de ser firmado —con un órgano electo 100% con 50 escaños—, mientras otros señalan que Amarillos y sectores de Chile Vamos nunca estuvieron convencidos de ese mecanismo.
Consultado sobre si su colectividad es la que ha estado trabando un eventual entendimiento, el presidente de Amarillos, Cristián Warnken, señaló “no soy experto en negociaciones, pero estas declaraciones intempestivas que hacen algunos al salir de acá echan a perder el espíritu colaborativo. Mi impresión es que cada día se avanza algo. Pondremos toda la energía y voluntad, sabiendo que somos un grupo pequeño, para que haya un acuerdo”. Mientras que el presidente de la UDI, Javier Macaya, dijo que Chile Vamos tomó la decisión de estar en la mesa hasta que sea necesario.
El hecho de que los expertos tuviesen voz y voto en el órgano, o que pudiesen escribir un proyecto vinculante, fue rechazado por el oficialismo. El bloque fija como una de sus líneas rojas el que personas designadas tengan injerencia directa en la redacción del texto constitucional.
Asimismo, la idea de un órgano mixto fue desechada por la FRVS y Comunes, quienes plantean que sus parlamentarios no concurrirían con su voto favorable si la reforma constitucional tiene esas características.
La propia Vodanovic se preocupó de decirlo en la mañana cuando señaló “no tenemos los votos en el Congreso para apoyar aquello. La comisión mixta está fuera de nuestras posibilidades, y por eso hemos acogido el número aceptando la primera propuesta de ellos (50 convencionales electos). Si no se acepta, hay tozudez y falta de voluntad democrática por parte de la derecha”.
El problema, a esas alturas, era que desde RN también plantearon que no contarían con los votos de sus bancadas en caso de definirse un órgano 100% elegido. “Este presidente de partido no va a firmar ningún acuerdo que no sea una comisión mixta; por tanto, yo espero que acá haya la suficiente racionalidad y sentido común por parte del resto de los partidos”, decía el presidente de RN, Francisco Chahuán.
De hecho, pasado el mediodía, Chile Vamos se reunió en privado para realizar una contrapropuesta al oficialismo. En dicho encuentro también participaron representantes de Amarillos y se zanjó proponer una convención mixta de 50 integrantes electos por la ciudadanía, de la misma forma que se eligen los senadores, y 20 expertos designados (10 por la Cámara de Diputados y 10 por el Senado).
Pero la propuesta de la oposición no convenció a las tiendas de gobierno y a las 18:00 horas, como una manera de avanzar más rápido, se definió acotar a los participantes de la cita para negociar de forma más expedita.
En esa “mesa chica” participó el propio Chahuán, Gloria Hutt (presidenta de Evópoli), el senador Javier Macaya (presidente de la UDI) y Zarko Luksic, como representante de Amarillos.
Por parte del oficialismo estuvieron Vodanovic, el diputado Diego Ibáñez (presidente de Convergencia Social), la presidenta del PPD, Natalia Piergentili; y el diputado Alberto Undurraga (presidente de la DC).
En ese encuentro, Chile Vamos volvió a instar por una fórmula mixta, pero esta vez compuesta por 70 personas elegidas por la ciudadanía y 30 designadas, idea muy similar a lo que buscaron el martes, cuando propusieron una fórmula 70/36, idea que no contó con el apoyo de Ibáñez y que provocó diversas críticas al diputado que dirige la casa de militancia del Presidente Gabriel Boric.
Reflota la opción de consultar a la ciudadanía
Como ha sido costumbre por estos más de tres meses, según varios participantes de los encuentros, las reuniones han estado marcadas por un buen clima, pero no ha habido consenso.
El miércoles, cuando en Chile Vamos pensaban que se cerraría un acuerdo con un órgano mixto, luego de que el día anterior el oficialismo se abriera a esa idea y de que el mismo miércoles en la mañana el Presidente Boric señalara que “es preferible un acuerdo imperfecto que no tener acuerdo”, las colectividades de gobierno, bajo presión de sus parlamentarios, decidieron retroceder en las conversaciones y proponer un órgano 100% elegido.
¿El motivo? Desde La Moneda, señalan los involucrados, habrían instado a sus negociadores a que realizaran el último intento con una fórmula de esas características, pero que redujeran el número de escaños (de 99 a 50), algo que tampoco dejaría del todo contento al oficialismo.
Pero no ha sido la única intervención que se le atribuye a La Moneda. Ibáñez se comunica directamente con Boric para entregarle detalles de las conversaciones y el Presidente, además, por estos días también habría conversado con el timonel de la UDI, Javier Macaya.
Junto con eso, el jefe de Estado instó a los presidentes de partidos a llegar a un acuerdo durante esta semana. Por ello, Vodanovic les transmitió durante las conversaciones del viernes a los negociadores y al resto de los timoneles que no estaban en el ex-Congreso que ella “no se pararía de la mesa de diálogo” sin tener un acuerdo, pero que si aquello no era posible, la única opción sería realizar un plebiscito para definir el mecanismo de redacción de la propuesta constitucional.
“Si la derecha no accede a alguna de las fórmulas conversadas, tendremos que ir a un plebiscito de entrada para definir el mecanismo”, señaló la presidenta del PS en la mañana. A esas declaraciones se sumaron las de la ministra de la Segpres, Ana Lya Uriarte, quien, consultada sobre si un plebiscito de entrada deslegitimaría un nuevo proceso, señaló: “Creo que lo que puede deslegitimar este proceso es que alguien se pare de la mesa y deje de intentar tener una nueva Constitución, eso deslegitima este proceso, porque el mandato que se les ha entregado a las personas que están sentadas en esa mesa es encontrar una fórmula para que el país tenga una Constitución que establezca que Chile es un Estado social y democrático de derecho”.
La secretaria de Estado agregó: “En consecuencia, si ha de haber un plebiscito de entrada, si lo vamos a hacer con las dos fórmulas que se manejan, eso es parte del acuerdo que tomarán, no se deslegitima un acuerdo político que contempla la redacción de una nueva Constitución que desde luego será sometida a la ratificación del pueblo chileno”.
La posibilidad de hacer un plebiscito de entrada tampoco genera un consenso en toda la dirigencia política, sobre todo porque para algunos, como la senadora Ximena Rincón (Demócratas), si es que se opta por ese mecanismo, debiese preguntársele a la ciudadanía si desea, o no, una nueva Carta Fundamental.
Aquello fue rebatido por el presidente de RD, Juan Ignacio Latorre, quien indicó que “acá hubo compromisos de campaña antes del plebiscito del 4 de septiembre, donde todas las fuerzas políticas, desde la UDI a Apruebo Dignidad y el mismo Presidente Boric, hemos dicho que el proceso constituyente continúa, que hay un mandato popular para que Chile tenga una nueva y buena Constitución. Esa pregunta es redundante”.
Frente a la posibilidad de que la mesa de negociación fracase, algunas voces indicaban que el camino a seguir debiese ser presentar reformas constitucionales, las cuales debiesen tener un quorum de cuatro séptimos en ambas cámaras para ser aprobadas, escenario que ya ha sido planteado desde la UDI —por su secretaria general, María José Hoffmann— y desde el PS, por el diputado Leonardo Soto.
Al respecto, Latorre señaló que “si no llegamos a un acuerdo, que sería un fracaso de esta mesa política, ya esto terminará derivando en distintos proyectos de reforma constitucional que se presenten en el Congreso y ahí veremos cuál o cuáles logran los cuatro séptimos para habilitar un nuevo proceso. Esa alternativa no se descarta”.
La opción, sin embargo, es desechada desde Chile Vamos, bloque que aseguró que no romperá la mesa. Al respecto, el presidente del Senado, Álvaro Elizalde (PS), dijo sentir una “enorme decepción” por el estado de las conversaciones, acotando, eso sí, que “insistirán con este diálogo para arribar a un buen acuerdo para Chile” y que se evaluará la metodología para continuar con las negociaciones.
Mmmm…no sé si es un gran ejemplo…
Lo comentado desde el inicio de esta farsa.
La derecha estaba cagada de miedo de que el país se hubiese ido a la izquierda y quedaran fuera del espectro de elección si no se iban igualmente más a la izquierda, entre ellos prometer huevadas de izquierda, como un estado social de derechos.
Después del 4S y de las encuestas que siguen mostrando que el respaldo al octubrismo se desploma y a las instituciones tradicionales como carabineros se dispara, se les volvieron a llenar lentamente los testículos al parecer. Espero que con testosterona y no con caca.
Nadie quiere una nueva constitución salvo los narcisos en el gobierno. O en realidad, nadie está ni ahí. Debe ser la prioridad 20 casi en el mismo lugar de las agendas LGBTQI+ y la desigualdad.
NOBODY GIVES A SHIT…
El problema entonces ahora es que los testículos microscópicos de la derecha han crecido bastante, y el ego de los narcisos no ha bajado nada.
So…
La única duda que tengo es si el PC sabe por un lado que corren el enorme riesgo cierto de ser masacrados en una elección popular y por ende, lo mínimo que les queda de argumentos políticos ahora desaparezca definitivamente por décadas y por otro lado que la derecha ahora no puede aprobar eso, aunque también tengan la intuición de que sería una enorme victoria.
O realmente creen que ganarían una convención electa 100%, se entiende que quieran paridad y cupos reservados, son democráticos solo cuando les conviene…
Raro.
Prefiero suponer que son inteligentes y que saben perfectamente que serían obliterados, so…
Proponen algo que saben que no puede ser aceptado, se va a comenzar a modificar la constitución actual y tendrán relato político, al menos algo, para las próximas elecciones.
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a los partidos de chile vamos no les conviene ir a elecciones tampoco, porque saben que a los republicanos y PDG les va a ir mejor que a ellos.
ResponderEliminarAl final para lo único que el g0b va a querer plebiscito de entrada, muy posiblemente con v0.t0 voluntario sea para im.p0ner una C0n.stituci0n mar.x.ista posiblemente con v0.t0s tru.ch0s apr0.ve.chán.dos.e del v0.t0 voluntario, ya que es más fácil de m0.lde.ar.
ResponderEliminarPor lo tanto si fuere posible se debe exigir v0.t0 0bligatori0.