El presidente francés, Emmanuel Macron, afronta la madre de todas sus reformas: las pensiones. Este sábado anunció un gran debate nacional hasta fin de año, que impida que las resistencias que ya se manifiestan desde una parte del frente sindical terminen en una protesta que le condene al estancamiento. Dos días después de que el comisario que él mismo eligió para la reforma, Jean-Paul Delevoye, presentara públicamente sus propuestas, Macron se esforzó en señalar esta jornada que no son la última palabra y que a la vuelta de las vacaciones de verano habrá una fase de varios meses de debate. Durante ese periodo de discusión, uno de sus principales retos es decantar a favor al primer sindicato del país, la Confederación Francesa de Trabajadores (CFDT), que se ha mostrado dispuesto, siempre y cuando se acepten algunas de sus modificaciones, en particular sobre la llamada "edad de jubilación de equilibrio". EL OBJETIVO DE LA REFORMA El presidente insiste en que se trata de mantener "un sistema de reparto en el que los que trabajan financian las pensiones de los que están jubilados, pero que sea más justo, en particular para las mujeres y para los que han tenido carreras entrecortadas". En la práctica eso significa en primer lugar un sistema universal de cotización que sustituya los 42 que existen en la actualidad en el sector público y privado, y por tanto la desaparición de la decena de regímenes especiales con condiciones muy favorables. En esos regímenes hay cerca de 765.000 personas como enfermeras o policías, pero sobre todo de empresas de capital público como la ferroviaria SNCF, la eléctrica EDF o la del transporte metropolitano de París RATP, que pueden jubilarse a una edad más temprana que el resto. Más de la mitad deberían perder ese privilegio y ahí está el mayor foco potencial de protestas en forma de huelgas, manifestaciones y perturbación de la actividad. La creación de un régimen universal se hará mediante un sistema de puntos que se irán acumulando durante toda la carrera profesional, y Macron ha hecho hincapié en el carácter progresivo del nuevo dispositivo. No afectará a los actuales jubilados ni a los trabajadores nacidos antes de 1963. LOS PRINCIPALES PUNTOS QUE CAMBIARÁN La modificación que más atención ha suscitado en el informe de Delevoye es la "edad de jubilación de equilibrio" que permitirá cobrar una pensión completa y que inicialmente se fijará en 64 años en 2025, cuando se prevé que empiece a aplicarse la reforma. Es la edad con la que se garantizaría el equilibrio financiero del sistema, y que tendrá tendencia a aumentar si sigue subiendo la esperanza de vida como hasta ahora. Como era una promesa de Macron desde que fue elegido en 2017, se mantiene la posibilidad de jubilarse a los 62 años, pero con una rebaja del 5 % respecto a la pensión completa por cada año que falte para llegar a la edad de equilibrio. Los que sigan trabajando más allá de los 64 años tendrán una bonificación equivalente. El criterio para tener derecho a una pensión completa dejará de ser tras haber cotizado durante 43 años (la regla para los nacidos en 1973) que lleva a muchos a continuar en el mercado de trabajo luego de superar los 62 años de la jubilación voluntaria. Los puntos acumulados son los que determinarán la pensión que se cobrará. Por cada 100 euros cotizados durante la vida activa -con un tipo único del 28,12 % que se repartirán al 60 % la empresa y al 40 % el asalariado- se recibirán 5,5 euros cada año de jubilación. LOS MECANISMOS DE SOLIDARIDAD Para las personas con periodos de cotización entrecortados, como mujeres que han dedicado años a cuidar a hijos o personas dependientes o quienes han sufrido periodos de paro o de inactividad, su pensión se completará hasta un mínimo equivalente al 85 % del salario mínimo (1.000 euros al nivel actual), frente al 81 % hasta ahora (75 % para los agricultores). Por cada hijo que se haya tenido, a los derechos de pensión se añadirá una bonificación del 5 %, que se podrá repartir entre los dos padres, pero que por defecto se atribuirá a las madres. Cuando uno de los dos miembros de una pareja se quede viudo, la pensión del superviviente será el 70% de lo que recibían juntos los dos en vida.
Se garantizará el equilibrio financiero del sistema…
Oh boy…
Estamos llegando al punto en el que los gobierno dicen puras idioteces a ver si convencen a algunos más y postergan lo inevitable al menos hasta que no puedan responsabilizarlos a ellos.
Un sistema de reparto no es sostenible por definición. Mucho menos si es “progresivo”. De hecho es un esquema piramidal, especialmente si tiene que sostener pensiones estatales.
Por lo demás, que les hace suponer a los brillantes de los gobiernos que lo que antes no funcionó, ahora si lo va a hacer solo porque cambian algunos parámetros sin importancia??.
Esto es sencillo. Necesitas 12 veces la mano de obra trabajando para sostener a los jubilados en base a un impuesto al trabajo de 10%. 6 veces en base a 20%. 4 Veces en base a 30% y hasta ahí llega porque ningún sistema sería implementable con mayores impuestos. Y esos trabajadores deben tener una estructura de sueldo similar a las de los retirados. Pensando en que el traspaso de esos fondos debe ser completamente eficiente entre los impuestos a los trabajadores y los jubilados. Cosa que sabemos que no sucede con los gobiernos. Nunca.
Por supuesto eso es imposible de garantizar o sostener.
Eso lo sabía Otto Von Bismarck cuando preguntó cual era la edad promedio de la expectativa de vida y le dijeron 60, entonces fijó la edad de jubilación en 60. Y dio inicio a la era de las pensiones estatales. Eran bastante más inteligentes por esa época al parecer, o pragmáticos, y reconocían los problemas como eran.
Francia debe ser de los países que están más al límite del abismo con las pensiones. Y todas las finanzas públicas asistencialistas en general. Han financiado con deuda barata durante los últimos diez años todas las promesas idiotas incumplibles que han hecho. Y están a punto de conocer el verdadero significado de la palabra quebrados. Y de la palabra revolución. Los franceses quieren sus cosas gratis y no van a permitir que no se las den sin una revolución. No por nada el marxismo nació en París y desde ahí se ramificó al mundo. No debe existir ningún país más socialista-marxista de corazón que Francia, y sería casi poético que el socialismo comenzara su derrumbe en el país que lo creo originalmente con la revolución francesa.
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Leyendo el articulo se ve que los franceses tienen el mismo problema que diagnostico Jose Piñera hace 40 años en chile: miles de sistemas de reparto para un solo pais (42). Realmente un genio el Jose Piñera en diseñar un sistema que ha dinamizado la economia y alivianado el estado.
ResponderEliminarLeyendo el articulo se ve que los franceses tienen el mismo problema que diagnostico Jose Piñera hace 40 años en chile: miles de sistemas de reparto para un solo pais (42). Realmente un genio el Jose Piñera en diseñar un sistema que ha dinamizado la economia y alivianado el estado.
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