¿Tiene algún significado digno de análisis la escena del Presidente electo haciendo gestos de barra futbolera, en short y camiseta, mientras compra comida rápida, o aquella otra incursión en Twitter discutiendo música pop?
Desde Roland Barthes (basta hojear “Mitologías”) se sabe que este tipo de cosas no son inocentes. Así entonces no cabe sino analizarlas.
Lo más fácil es atribuir a esa escena el significado de la sencillez y la llaneza: el Presidente electo como un hombre de la calle, alguien de a pie, despreocupado de sí mismo al extremo de ponerse short, botines y camiseta rockera, y salir de compras a una sanguchería, alabando de paso la mayonesa casera. Él sería, a pesar de sus treinta y cinco años, todavía un joven algo descuidado de sí mismo, pero preocupado de todos los demás, enfocado en aprender de sus errores y cuidadoso para no alejarse de lo común.
Pero todos (salvo los entusiastas) saben que eso no es así. Y no lo es porque para que ese significado fuera el correcto la escena debería haber sido espontánea. Y objetivamente no lo parece. Nadie sale acompañado de guardaespaldas a una compra espontánea. Salvo, claro, que de manera inconsciente sienta necesario aparecer espontáneo. Pero una espontaneidad necesaria —o de algún modo decidida— no es, en modo alguno, espontaneidad. Esa escena del Presidente Gabriel Boric es a la sencillez como la pobreza consentida de un asceta lo es a la pobreza de un proletario; como la temporada de un alumno del San Ignacio viviendo en una población es a la realidad de un joven poblador; como una broma del presidente Piñera es al sentido del humor.
Si se le preguntara al Presidente electo por esa escena, es probable que dijera, con total sinceridad, que para él la ropa y el aspecto carecen de toda importancia, que son cosas nimias a las que la élite confiere una relevancia que no tienen. Pero es obvio que al vestirse de esa forma y ejecutar la escena de la sanguchería, a sabiendas de lo que provocaría en las audiencias, Gabriel Boric confiesa de manera flagrante cuánto le importa la ropa no como signo de lo que es, sino de cómo quiere que lo vean. Y el problema es que, al simular lo que no es, en realidad subraya inconscientemente su origen.
En un ensayo que Ricardo Piglia dedicó al Che Guevara, hace una observación magnífica que se aplica precisamente a este tipo de actuación. Observa allí Piglia que el Che hablaba de manera descuidada, deliberadamente descuidada. Y ese tipo de comportamiento, anota Piglia con agudeza, se observa en todas las personas que están tan seguras de su posición social que pueden simular abandonarla. Y al abandonarla, la subrayan. Es la vieja historia del joven burgués abajista que, de esa forma, subraya su origen real o simulado; es también la historia del asceta voluntario que de esa forma subraya, mejor sería decir simula, ese acto suyo de abandonar las comodidades. La vieja y a estas alturas tonta historia del “rebelde de la burguesía” o de la “bala loca de la burguesía” que tanto ha abundado en la izquierda.
Así entonces, la escena de la sanguchería no tiene ninguna importancia desde el punto de vista de los ritos o los deberes republicanos. Es evidente que al rol de presidente no le pasa nada ni le hace mella un presidente en camiseta. La verdadera importancia de esa escena es que es un signo de la subjetividad del presidente.
Asoma en el Presidente electo una cierta inseguridad que lo hace insistir demasiado en gestos estereotipados para la galería, en desenvolver un papel. El gesto tipo Dalái Lama, innumerables veces repetido que sería mejor abandonara porque, al ejecutarlo, se ve insincero (un político budista es un oxímoron, porque, como se sabe, el político tiene deseos que el budismo aconseja abandonar); la justificación de los propios errores como un camino de aprendizaje (como si la función pública se construyera mediante ensayo y error), y ahora este gesto deliberadamente espontáneo (con el que, en vez de mostrar sencillez, revela la voluntad inconsciente de aparentarla) de ir a la sanguchería con short, botines, camiseta rockera y gesto de barrista.
Tal vez habría que sugerirle al Presidente electo que, en vez de participar en escenas como esa (escenas que, como ya se dijo, en vez de mostrar sencillez objetivamente la desmienten) y expresar rebeldía poniéndose short, camisetas y botines, que son los medios expresivos de un adolescente, se disponga a guardar sus preferencias musicales y a cultivar en privado su gusto por la mayonesa (y los otros que habrá de tener), y en vez de eso aparte la mirada de la galería y se decida a ser simplemente fiel a sí mismo, que es lo que los clásicos llamaban sobriedad.
Lo comentado en la moda al día del LIVE de united colors o boric y que nadie en realidad había visto le diera la real importancia hasta este artículo de Peña.
El protocolo (o la falta de el) tiene relevancia en la definición del carácter y de lo que se quiere expresar.
Pero eso solo funciona cuando te representas a ti mismo haciendo una declaración de principios. No cuando representas a otros.
Ahí tienes que ser protocolar. O sobrio. El no hacerlo denota falta de respeto hacia tu jerarquía y hacia las del resto.
Cuáles son las lecturas de esto?…
Me parece que apunta medio a medio Peña con una palabra.
Inseguridad.
No por las razones que el plantea though.
Si no por la personalidad.
Boric es un nice guy o pleaser.
Trata de darle en el gusto a todos porque no tolera las críticas. lo descontrola el que le digan que no es tan cool, inteligente, atractivo o carismático como el cree que es. Se nota a millones de años luz de distancia. Al menos a los que se quejan o lo critican. Se notó en el cambio de look de primera a segunda vuelta. Y se nota en este cambio de look de vuelta para tranquilizar a los que lo critican por aburguesarse.
Dice mucho el como te vistes en situaciones específicas. Denota nivel de sofisticación, experiencia, buen o mal gusto, detallista. Y eso es a la primera. En el primer debate PÚBLICO FORMAL con camisa abierta y pelo en pecho quedó claro.
Y después cambiar de look para parecer más atractivo o moderado a una parte de la población que le debe haber pateado la guata eso denota igualmente tratar de encajar. No porque quieras, porque te obligan.
Los pleasers o nice guys no se rodean del mejor talento que puedan y que por lo tanto lo puedan opacar.
Se rodean de los que más lamen culos.
Por eso se que va a ser un desastre este gobierno. Lo he visto en empresas. Es casi un estándar con los nice guys y pleasers.
Ojalá me equivoque. Pero no creo. Lo he visto tantas veces, además que los progres más rancios, y Boric lo es, tienen esa especial característica de descontrolarse con las críticas y eso es inseguridad y por ende cero competencia para un cargo donde lo van a hacer mierda desde todos lados.
La inseguridad lleva al aislamiento primero y la tiranía después. Tanto que todos empiezan a temer por sus cargos y finalmente entregan en bandeja al supremo líder los mismos lameculos. No me extrañaría para nada que volaran rápido proyectos de ley para detener las críticas en la forma de “fake news” o discurso del odio. Y que igualmente comiencen a volar de los ministerios los más críticos, o los menos lameculos. Hasta que llegue el punto en el que no se pueda ni encubrir ni sostener la incompetencia.
Y todos se van a apartar como de la plaga de él.
Exactamente lo mismo que está ocurriendo en USA con Brandon.
Acá una guía rápida para identificar a un nice guy o un pleaser…faltan cosas, pero es una aproximación bastante decente. NO SON MATERIAL DE CITAS o en realidad de relaciones sentimentales, como tip para las lectoras femeninas. Suelen ser unos psychos pasivo-agresivos controladores y como son inseguros, MUY CELOSOS.
Y es muy fácil molestarlos. Pamela Jiles, que es casi con toda probabilidad una narcisista y por ende una sociópata en potencia reconoce perfecto la debilidad de los nice guys y como herirlos. En realidad, los narcisistas e intligentes tienen una habilidad natural para reconocer las debilidades de todos y explotarlas. Le dijo que el que iba a mandar iba a ser Marcel. Eso debe haber sido un ají en el trasero enorme, y cuando todos reconozcan esa debilidad, le van a dar como bombo en fiesta. Es equivalente a decirles que los están engañando sus parejas, aunque eso es MUY peligroso. Hay ambientes familiares o de amigos muy tóxicos donde se hacen ese tipo de bromas y cuando se descontrolan o molestan, más les dan por ahí. Si identifican a uno de ellos, no se les hace ese tipo de bromas ni se intensifica el ataque a este tipo de personas. Y por supuesto dejas de relacionarte en ese ambiente tóxico. Nunca sabes en realidad cual es el punto de ebullición con esta gente a cosas que el resto de los mortales simplemente no pescamos.
Por contraste…STEVE MCQUEEN…
Vivo por mi mismo y no le respondo a nadie…
PUTO ALFA…
Hay solo un nivel sobre un Alfa; Es el nivel DUFFY.
ResponderEliminarhttps://www.youtube.com/watch?v=_K4iew0vC1o
Que tengas buena semana Adyaner
actualmente el "puto alfa" es tachado como masculinidad toxica, pero al alfa le importa una mierda esas etiquetas
ResponderEliminarInteresante columna, aunque diga algo que ya muchos sabemos, que el presidente electo es solo la pantalla para la implementación de planes que vienen tramando hace largo rato y la CC ya a dado señales claras de la implementación de esos planes
Saludos y buena semana
Eso de ser un nice guy o pleaser creo que tiene que ver con el hecho de tener un ego grande que no soporta críticas definitivamente hace mucho tiempo tenia un caracter de así jajajaja(si concuerdo plenamente que cuando uno es así tiene rasgos psychos), cuando uno cree en sus ideales, independiente de cuales sean le da hacia delante nomas(a pesar de las críticas), yo antes era así no soportaba ninguna crítica o broma media pesada y era entero picota, luego de un trabajo interno reflexivo que Dios me hizo entender, modifique eso, y es sano reirse de uno mismo denota creo un ego no exacerbado. Para el que no sepa por que a Biden le dicen Brandon les dejo el Link de esta noticia que lo explica https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-59163605
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