Las primeras escaramuzas de la delicada operación tributaria de La Moneda

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@ElMercurioInversiones

Con calma, tomándose un tiempo antes de mover cada pieza, y sin comprometer al rey. Así, como en un tablero de ajedrez, ha estado moviendo sus piezas el ministro de Hacienda, Mario Marcel, de cara a la negociación de la reforma tributaria, ahora llamada “pacto fiscal”.

Es en esa línea que, esta semana, movió a sus peones e hizo su primera jugada. Tanto él como el Presidente Boric se reunieron con los gremios empresariales de la CPC y la Sofofa.

El mensaje comunicado ahí fue claro. El Gobierno quiere escuchar, mostrar flexibilidad y dar una señal de que “ya no existen líneas rojas”, como se le ha escuchado decir al titular de Teatinos 120.

Pero, por sobre todo, quieren tener camino avanzado —y pavimentado— a la hora de hablar con la oposición en el Congreso. Saben que los senadores de derecha y centroderecha escucharán, antes de decidir, a los empresarios, y quieren presentar propuestas ya avaladas por estos.

Sin embargo, por conservadora que sea la jugada, no resulta sencilla. Esto, porque los tiempos son cortos —la reforma se debe presentar a fines de julio— y, principalmente, porque la estrategia no cayó muy bien en los sectores que saben que hoy tienen el sartén por el mango, como la oposición y parte del empresariado.

La división empresarial

“Reconocemos que ha habido sesgos por ambos lados”, dijo el jueves la presidenta de la Sofofa, Rosario Navarro, en una muestra de la satisfacción que las reuniones generaron en la mesa del gremio que ella encabeza.

Sin embargo, la mención de una autocrítica no cayó bien en todos lados. En particular, porque, dicen, el Gobierno no ha mostrado aún todas sus cartas específicas.

“En materia tributaria propiamente tal, lo que conocemos hasta ahora es solo lo que todos conocimos en la propuesta de reforma tributaria que fue rechazada y que claramente afectaba el ahorro, la inversión, y, con ello, el crecimiento y el empleo. Ese tipo de medidas tendrían que cambiar radicalmente en una nueva propuesta, porque lo que Chile necesita hoy es salir del estancamiento económico y de la baja inversión, y crear urgentemente empleos de calidad”, dice el presidente de la CPC, Ricardo Mewes, quien agrega que su gremio solo se comprometió a dar “una opinión técnica” y que “donde se negocia es en el Parlamento”.

Para el presidente de la SNA, Antonio Walker, se valora “que haya voluntad del Gobierno de lograr acuerdos importantes, de enfocarse en medidas procrecimiento, en modernización del Estado. Que se busquen medidas integrales. Pero hay que pasar de las declaraciones a los hechos. Y aún falta ese paso”.

Según entendidos, de cara al sector privado, el Gobierno estaría poniendo sus fichas en el estilo presuntamente más “flexible” de la nueva timonel de la Sofofa. Algo que aún está por verse.

Mientras, en la centroderecha el tema también generó polémica. “Los empresarios no están en la lógica del largo plazo”, dice un parlamentario UDI, quien agrega que el Gobierno quiere que la gente “identifique a la derecha con los grandes empresarios, cosa que a nosotros no nos beneficia”.

En el sector, de hecho, creen que lo del Gobierno es solo “un cambio de tono”, y acusan que el Ejecutivo, hasta ahora, se ha reunido únicamente con los presidentes de la UDI y RN, Javier Macaya y Francisco Chahuan, sin tratar temas específicos.

“Los votos de Renovación Nacional no van a estar para una reforma que por falta de construcción del Gobierno no se aprobó en la Cámara de Diputados. Aquí estamos frente a una maniobra del Gobierno para poner el cumplimiento del programa en elementos que no dependen de sí”, explica este último.

Con todo, pese a que no los han llamado, en Chile Vamos se están preparando para la discusión que viene. Por ello, para principios de julio, están preparando un seminario en que varios economistas expondrán sobre los aspectos clave que debe tener el pacto.

“No estamos para gustitos”

Mientras Marcel se ha reunido con empresarios, desde el Gobierno dicen que el titular de la Segpres, Álvaro Elizalde, se ha estado moviendo silenciosamente para asegurar los votos en el Senado. E incluso, avanzar en la Cámara.

En concreto, cuentan que, como parte de la estrategia, ha estado acercándose a los credos y religiones —también es parte de su rol como ministro— con el objetivo de tender puentes con partidos como RN y el PDG.

Pero no será fácil.

Según fuentes del oficialismo, a la hora de la negociación, las prioridades deberán estar 100% claras. En otras palabras, solo pueden poner sobre la mesa cosas que saben que tienen opciones de aprobarse. “No estamos para gustitos”.

En ese sentido, lo que se ha conversado en la interna del Congreso es que los temas clave que podrían tener una inyección de recursos son: la Pensión Garantizada Universal, las políticas de seguridad, el sistema nacional de cuidados y las listas de espera.

“Un compromiso del Gobierno de mejorar la gestión de los recursos públicos y eventualmente evaluar reducir y/o cerrar programas no bien evaluados creo que ayudaría a llegar a ese entendimiento”, dice el senador y presidente de la Comisión de Hacienda, Ricardo Lagos Weber (PPD).

¿Y qué sucede con otros temas como la condonación del CAE, la deuda histórica de los profesores y el impuesto al patrimonio? Desde el Socialismo Democrático consideran que no tienen ninguna posibilidad. “Si se plantean, la negociación entera se va a caer”. Y además, recuerdan, es la oposición la que tiene el poder en esta pasada.

La derecha, sin embargo, no es el único obstáculo para el Gobierno, pues se teme que sectores de Apruebo Dignidad no estén dispuestos a transar. “Si logramos ponernos de acuerdo en el financiamiento de objetivos sociales, que son demandas acumuladas por años en la ciudadanía, será más fácil ponerse de acuerdo en los mecanismos de financiamiento”, asevera el senador RD Juan Ignacio Latorre.

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No entiendo lo de pacto fiscal.

Si cambian las estructuras de impuestos, es reforma.

Un pacto fiscal sería un pacto sobre la gestión de ejecución presupuestaria del gobierno.

En fin.

Si le aprueban este intento al gobierno de colar más alzas de impuestos redistributivos que es todo lo que quieren hacer después del 7M, será la agachada de moño de la oposición más inexplicable en la historia moderna de la política chilena.

Como siempre, veremos. Con los flaites que hay ahora en el congreso, todo puede pasar.

Uno esperaría que Marcel y Boric & Co. pudieran demostrar fehacientemente y sin ningún lugar a dudas que alzas de impuestos generan una mayor recaudación en relación al PIB para tener la osadía de pedir aún más impuestos de los asesinos que ya tenemos.

Obviamente no pueden.

Han aumentado los impuestos desde 15% a 27% en los corporativos, que son los más altos de la OCDE, y se han mantenido los personales en 40% en el top bracket por 40 años, que es asesino. Y se ha mantenido parejo en 20% la recolección en relación al PIB por esos mismos 40 años.

Y es porque en realidad no están ni ahí con aumentar la recolección. Les interesa la redistribución. Cualquier excusa es válida.

Cualquier persona con un CI normal después de ver esas cifras recordaría la frase de Einstein sobre hacer lo mismo y esperar resultados diferentes.

BUT…

En realidad, la reforma de Bachelet 2 no fue un fracaso para los comunistas. Fue un enorme éxito. Destruyó a muchos empresarios pequeños, que son los odiados pequeños burgueses que osan ganar más que ellos.

Eso es lo que quieren. Destruir la economía privada y tomarla a cargo. La herramienta de elección moderna son los impuestos asesinos.

Supongo que debería ser obvio a esta altura, hasta para la derecha…

Pero uno nunca sabe. Especialmente cuando la derecha es en realidad izquierda media progre.

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