27 junio, 2023

“Lo que sucedió esta semana es un hecho muy desilusionante”

@ElMercurio

Economista de la UC y uno de los fundadores del Frente Amplio, Noam Titelman (RD) acaba de terminar su doctorado en la London School of Economics and Political Science y se alista para empezar pronto una posición de investigador posdoctoral en Sciences Po, en París. En los últimos meses, en Chile, aprovechó de lanzar su primer libro, “La nueva izquierda chilena: desde las marchas estudiantiles a La Moneda”.

Allí analiza el acelerado ascenso de su generación y del movimiento que ayudó a formar. El mismo que por estos días —y en particular, su partido— está al centro de un escándalo. “Fue una semana terrible para Revolución Democrática”, reconoce Titelman, sobre la crisis desatada en torno a la fundación Democracia Viva, vinculada a su colectividad.

Durante esta conversación, un tema que le genera especial entusiasmo es la urgencia de una verdadera modernización del Estado. Es una de sus “obsesiones”, reconoce, y uno de los sellos que quisiera ver en la nueva izquierda. Con minoría parlamentaria, cree que en materia de gestión el Gobierno podría tener espacio para brillar y enumera una serie de puntos en los que trabajar, como la mejora de los espacios de control de gestión y evaluación del gasto, y la carrera funcionaria. A su juicio son áreas en que se podría tener “apoyo muy transversal y podrían venir de la mano con la propuesta de aumento de carga tributaria”.

—¿Pero no es difícil que la gente perciba al Estado como eficiente cuando ha tenido problemas de gestión importantes?

—Uno puede hacer una historia de los grandes avances en modernización del Estado en Chile y normalmente han surgido a partir de escándalos. Algunas de las reformas más importantes fueron las que se hicieron después del escándalo MOP Gate o sobresueldos.

“Lo que ocurrió esta semana con este convenio de trato directo entre un seremi y una fundación ligada a RD debería producir una enorme pena. Más allá del análisis sesudo, de las implicancias políticas, electorales o ideológicas, lo primero es decir que me produce una pena enorme. Me acuerdo cuando éramos algo más jóvenes y quizás ingenuos y estábamos en las calles juntando firmas para RD. Me acuerdo de las enormes expectativas que había… y más pena me produce”.

“Ojalá este sacudón a RD y al Gobierno sea un llamado para tomarse en serio la agenda de modernización del Estado”.

—¿Qué le ocurrió cuando supo del caso?

—Quizás es un exceso de honestidad y sinceridad o debería estar pensando en decir algo más, pero realmente me da mucha pena. Me preocupa profundamente cómo se procesa. Es de extrema gravedad, no quiero restarle ni una onza de la gravedad que implica. Requiere de una revisión bien profunda sobre cómo funciona el partido, cómo entiende sus espacios de gestión y cuando se ingresa al Estado, el tipo de responsabilidades que eso acarrea.

“Y, como te decía antes, no puedo dejar de pensar en los orígenes del partido, en su constitución y las enormes expectativas y esperanzas que había puestas en él y cómo esto choca con esa esperanza”.

—¿Hay algo de desilusión?

—Creo que es un hecho muy desilusionante. Lo que queda claro, digamos —no es que fuera necesario esto, era bastante claro antes—, es que el mero cambio de elencos no basta para cambiar la forma de funcionamiento de las prácticas políticas. Por lo mismo es tan importante que esto no puede ser una anécdota solamente, tiene que ser un punto de inflexión.

—El ministro Giorgio Jackson dijo en su minuto que como generación tenían un estándar moral distinto, en la campaña se habló de “no más pitutos”. ¿No se creó una expectativa aún más alta en la gente?

—Como muy bien dijo el Presidente cuando era candidato y mandó una carta al consejo general de la DC, la soberbia generacional es muy mala consejera. A los proyectos políticos se los juzga por su capacidad para cambiar la vida de las personas para mejor, no por la edad de los dirigentes. Si el FA quiere ser una fuerza relevante, que trascienda su proyecto generacional, tiene que demostrar que no es solo un cambio de elenco (...). Hay una preocupación por el rigor, la transparencia, la probidad, que tiene que ir más allá de lo legal. Y al mismo tiempo, reconocer que no hay nada intrínsecamente superior en ser más joven.

Si el tema continúa creciendo, ¿puede ser como el caso Caval del FA?

—La verdad es que siempre estas comparaciones tienen algo terrible. Cada hecho puede ser grave y creo que las comparaciones no suman nada, honestamente.

—El debate por tener un solo partido como FA, ¿se dificulta con esto?

—Se viene dando hace un buen rato, pero además tiene hoy un motivo de aceleración. Dado cómo se presenta el anteproyecto (constitucional), parece inviable mantener la configuración de tres partidos. Por otro lado, me costaría un mundo explicar sus diferencias.

“Entiendo que son procesos difíciles, hay muy pocos ejemplos de fusiones de partidos que se hayan logrado sin un nivel importante de trauma. Para el militante de base que tiene 20 chapitas y que ha hecho vida en las sedes de partido, la militancia no solo es un instrumento electoral, es parte de su identidad y nunca va a ver con buenos ojos diluirla en otra”.

“Hay otro elemento menos noble, digamos. Los liderazgos locales perciben que en una situación como esa se les empieza a desordenar la casa. Y por último, siempre hay uno que está mejor que otro y dice, ¿para qué me voy a fusionar con el que está peor, si estoy mejor? Por lo mismo es tan importante que estas discusiones se hagan con tiempo y con contenido. Que más allá de lo que vaya ocurriendo semana a semana —porque efectivamente esta fue una semana terrible para RD—, seamos capaces de dar esta discusión de fondo sobre cuál es el proyecto de cada partido”.

Identidades tradicionales

—Un estudio tras el 7 de mayo mostraba que estaban teniendo mayor éxito en sectores socioeconómicos más acomodados que populares. ¿Se le ha tomado el peso a esto?

—Todavía no tenemos todos los datos para hacer un análisis acabado, pero hay luces que van apuntando al menos a dos elementos. El primero es un sector del electorado, podríamos verlo en el 50% que venía votando los últimos cinco o 10 años, motivado principalmente por lo que Juan Pablo Luna llama un voto destituyente, que siempre va a apoyar la posición que se perciba como más castigadora de la élite política.

“Otro elemento importante, y tengo la impresión de que hay sectores que no le han tomado el peso al verdadero terremoto que ha significado, es la incorporación de entre 4 y 5 millones de nuevos votantes. Un estudio del COES muestra que tienden a ser más tradicionalistas, tener posiciones más conservadoras en temas como inmigración, delincuencia, aborto, diversidad sexual. Según el estudio de la UDD, además tienen mayores niveles de religiosidad, identidad cristiana sobre todo”.

“Hay un punto relevante sobre la importancia de encontrar una manera de, sin renunciar a las demandas del feminismo y la diversidad sexual —que creo que sería un error garrafal—, pensar el combate a la delincuencia y el control fronterizo desde el progresismo, encontrar una manera de hacerlo respetando estas identidades tradicionales. Un ejemplo que grafica muy bien esto fue cuando se aprobó el proyecto de 40 horas, que quizás sea el proyecto estrella en lo que va de gestión de gobierno. La ministra Jara decía que era profundamente profamilia. No hay nada más profamilia que darles a las personas más tiempo para pasar con sus seres queridos”.

—¿Falta más reflexión intelectual en la nueva izquierda?

—Se da la paradoja de que en mi generación, en la izquierda, hubo muchos políticos muy destacados y exitosos, pero la mayoría de la reflexión y en particular, reflexión de cómo gobernar, sobre el poder, más bien existió por la derecha. El vacío de espacio de debate intelectual en esta nueva izquierda es muy patente.

“Las elecciones no se ganan por ideología, se ganan por propuestas programáticas, pero una vez cada tanto aparecen momentos donde a los partidos se les exige tomar grandes decisiones. Por ejemplo, cuando hay que discutir una nueva Constitución. Por Dios que importa en esos momentos tener una sustancia suficientemente potente para definirse y no ser solo un velero que se mueve con el viento”.

—¿Les falta reflexionar más también en torno a la figura de Allende? Daniel Mansuy dice que la izquierda está atrapada en el mito.

—Me parece muy sintomático que a 50 años del Golpe, el principal libro de reflexión sobre la UP fue escrito por un intelectual ligado al mundo de la derecha y no la izquierda. Es muy sintomático de la ausencia de debate en la actualidad sobre esta temática, pese a que había una larga tradición en la izquierda, que de hecho Mansuy recoge en su libro.

“Mansuy habla mucho del peligro de sobreenfatizar la parte del fracaso, las condiciones previas al Golpe, las actuaciones irresponsables que se dieron en la UP que pueden haber explicado los factores que trajeron finalmente el desenlace. El gran peligro que veo es más bien que sea subenfatizada la parte de derrota de la UP, la parte de responsabilidad de quienes tomaron la decisión de finalmente quebrar la democracia (...). El peligro está en que si es que el golpe de Estado fue responsabilidad de todos, no fue responsabilidad de nadie”.

—Conoce al Presidente hace muchos años. ¿Cómo lo ha visto en el Gobierno, su transformación más personal?

—Es un gran valor haber sido fiel a esa máxima que el Presidente repetía de Camus, de que la duda tiene que seguir a la convicción como una sombra. Me parece muy valioso mantenerse firme con algunas convicciones. Tan firme que en ocasiones se ha visto como una voz solitaria en el concierto de izquierda de A. Latina, defendiendo los derechos humanos y la democracia incluso cuando el que esté violando esos derechos sea de izquierda.

“De a poco, pero cada vez más, se ha notado el rol del Presidente en ordenar la alianza de gobierno. (...). Ahí creo que el Presidente tiene que seguir jugando un rol cada vez más importante en ordenar esa casa”.

Un sector polarizado: Una comisión para revisar el sistema educacional

“Una de las cosas que uno aprende cuando hace un doctorado es que cuesta mucho saber de muy poco y es imposible saber mucho de todo”, advierte Titelman antes de bosquejar un par de ideas sobre educación, área que, recalca, no es la suya. La pregunta política sobre el estado complejo del sector, en todo caso, resulta inevitable: buena parte del FA nació en las marchas estudiantiles.

En el debate educacional, Titelman apunta que “se observa muy nítidamente la polarización que hemos visto en toda la política”. “Ser ministro de Educación es casi equivalente a ser acusado constitucionalmente. Fue lo que ocurrió en casi todos los gobiernos desde Yasna Provoste”, dice. La acusación contra el ministro Ávila, añade, “no me parece que tenga ningún sustento serio”.

Pese al aumento sustantivo de recursos invertidos en educación, observa el economista, “los resultados no han mejorado en la misma velocidad, algo no está funcionando. Me encantaría que se armara, tal como armamos para muchas otras cosas, una comisión que se tomara en serio cuál sería una reforma estructural de nuestro sistema educacional”. Allí esperaría ver una actitud constructiva y que ponga por delante de las diferencias la voluntad de avanzar, sobre todo por el terremoto que dejó la pandemia. Esta última crisis requeriría un apoyo muy transversal y en esa línea afirma que “no puedo enfatizar suficiente lo valiosos que son los esfuerzos que ha hecho Ignacio Briones, por ejemplo, de participar en los debates de reactivación educacional junto con el ministerio (...). Hay un tema que se tiene que poner por sobre esta discusión. Me recuerda mucho al momento en que el expresidente Piñera hizo una mesa para la niñez y el Presidente Boric fue uno de los pocos que se fueron a sentar a esa mesa, a pesar de que tuvo muchas críticas desde su propio sector”.


Zzzzzzzzzz…

Todos los académicos se manda pajas de fin de semana para intentar explicar algo que no pueden, por construcción y experiencia cero en interacción real con seres humanos reales y no con la élite ahora progre y pontificadora con la que se relacionan y se engrupen con sus propias huevadas universitarias.

Pontificaron sobre tantas cosas, basureando a todos los que lo hacían antes de ellos, que es difícil saber en realidad que es lo que podrían hacer correctamente, y donde tendría el mayor impacto electoral que es finalmente donde les importa.

Como todos estos pendejos, no tiene experiencia real en absolutamente nada. Y es supuestamente el intelectual del FA.

Se explica el porqué estén hundidos en la mierda. Son unos pajeros mentales con cero aproximación práctica a las cosas.

La mejor pregunta en entrevistas de trabajo al DUEÑO de la empresa o a altos directivos es…

Qué considerarían un desempeño excelente o sobresaliente de mi parte en un año más y por ende una incorporación exitosa…?

Eso demuestra que tienes orientación a objetivos y que estás realmente preocupado por las temáticas de las empresas a las que estás postulando.

Estos pendejos se pasan pajeándose con lo que ellos creen son sus objetivos y deberían cumplir con sus propias ideologías. Sería el equivalente a que en esa misma entrevista con los dueños o directivos comenzaras a preguntarles cuáles son los beneficios que te ofrecen, cuáles son las políticas y valores de la empresa y como éstas se van a adaptar a tus necesidades y valores.

No llames…te llamamos…

Eso solo funciona cuando tu eres la súper estrella y ellos te quieren contratar.

Que es la situación de estos narcisos hoy en el gobierno.

Se engrupieron a todo el mundo incluidos ellos mismos parece y pensábamos que eran unas estrellas en potencia con mucho talento y potencial.

Resultaron ser unos bodrios mediocres podridos de pencas.

Que haces en esa situación? Como directivo?…como el bodrio?…

Como directivo probablemente pasen muchos años antes de sacar al bodrio. Hay que justificar el sacar a alguien en la dirección, especialmente cuando ya ha generado nexos políticos internos. Dependiendo del cargo, puede generar MUCHO daño antes de que se tome la decisión de sacarlo.

Como el bodrio…

He visto un par. No hacen nada diferente de lo que hacían incluso cuando ya es evidente para todos que son unos bodrios. Para llegar a un cargo alto engrupiendo a todo el mundo, tienes que ser alguien con el talento de cuentear a alguna parte de los directivos, y sacarlos es un culo.

Estos giles son el bodrio. Nosotros los directivos. Y algunos directivos están engrupidos con ellos firmemente. No van a hacer nada hasta que los saquemos por la fuerza de los votos.

Porque la actitud que tienen en el gobierno desde el principio es de bodrios cuenteros dando puras excusas, no de alfas orientados a objetivos dispuestos a sacrificar todo su bienestar en orden a aprender primero y aplicar con excelencia después dado su estatus de novatos.

Da lo mismo todas las pajas mentales que se peguen, o que nos hagan pegar a todos.

Se levantan a la hora del culo, llegan tarde a todos lados, son sensibles de piel a las críticas, no cumplen absolutamente ninguna de sus palabras o compromisos, son reactivos y solo en narrativa, no en acciones reales.

Típicamente se confunden a narcisistas con alfas por esto mismo en el camino a las cúspides. Tienen las mismas características egocéntricas de personalidad. Solo que uno está orientado a resultados reales y objetivos para alimentar su ego y el otro no, le da lo mismo si obtiene resultados reales en la medida en que lo alaben sin fundamentos pero con ello alimenten igualmente su ego.

Estos giles están orientados a sus egos vía alabanzas y el bloqueo de las críticas, no a la obtención de resultados reales.

Ergo…

No van a hacer nada. No les nace la excelencia de obtener resultados reales. Solo cuentear el que los obtienen. Eso ya se les terminó.

Ahora solo queda la cuenta regresiva.

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