El empeoramiento de la situación sanitaria generó un retroceso de la confianza de los consumidores.
De acuerdo con el Índice de Percepción del Consumidor (Ipeco) desarrollado por el Centro de Estudios de la Universidad del Desarrollo (UDD), en diciembre la confianza de los consumidores disminuyó 12 puntos, pasando del nivel muy pesimista a extraordinariamente pesimista, al llegar a 67 puntos, su menor nivel desde julio.
Lo que más influyó sobre este resultado fue la confianza en el futuro (índice de expectativas), pues el informe indica que registró un marcado retroceso de 15,2 puntos, pasando del nivel pesimista a extraordinariamente pesimista. Por su parte, la confianza en la actualidad (índice coyuntural) cayó marginalmente en 3,3 puntos, manteniéndose muy pesimista.
Cristián Echeverría, director del Centro de Estudios en Economía y Negocios de la UDD, comenta que “la caída se debió principalmente una menor confianza en el futuro, especialmente en lo relativo a la situación económica futura, que alcanzó un nivel incluso inferior al de junio y julio del año pasado. Posiblemente la evidencia de la segunda ola de contagios, e incluso las perspectivas de una tercera durante 2021 estén afectando adversamente esas expectativas”.
En todo caso, Echeverría detalla que “en comparación con diciembre de 2019, que estuvo marcado por los efectos del estallido social, la confianza de los consumidores en todas sus visiones, tanto de la actualidad (situación económica y desempleo), como del futuro (situación económica, desempleo e ingresos) muestra un menor grado de pesimismo. Aún con los altos y bajos propios de una gradual recuperación económica, el Ipeco muestra una tendencia a mejorar gradualmente desde sus peores niveles en abril y mayo del año pasado”.
Sin ir más lejos, en doce meses la confianza de los consumidores aumentó 19 puntos, ya que en diciembre de 2019 estaba en 48 puntos.
En tanto, para el economista de la Universidad Católica, Juan Bravo, “la disminución de la confianza de los consumidores obedece a una mayor incertidumbre producto del empeoramiento de la situación sanitaria, lo que conlleva restricciones a la movilidad y a las posibilidades de desarrollar actividades. Esto significa que muchas actividades no se pueden ejercer o solo pueden ser realizadas a capacidad parcial, lo que tiene como consecuencia menores oportunidades de empleo formal, aumentando el pesimismo entre los consumidores, puesto que los ingresos laborales son la fuente principal de ingresos para la mayoría de los hogares del país”.
En detalle
El informe desarrollado por la UDD detalla que la confianza en el futuro bajó debido a “caídas marcadas en las percepciones de la situación económica futura y de los ingresos futuros, sumado a una disminución gradual de la percepción del desempleo futuro”.
Lo anterior, considerando que la percepción de la situación económica futura disminuyó 18,3 puntos, pasando del nivel pesimista a extraordinariamente pesimista. En tanto, la percepción del desempleo futuro retrocedió 12,1 puntos, desde el nivel moderadamente pesimista a pesimista. Asimismo, la percepción de los ingresos futuros bajó 14,2 puntos, pasando de muy pesimista a extraordinariamente pesimista.
En todo caso, en los últimos doce meses, la confianza en el futuro aumentó 22,9 puntos, principalmente por la mejora en la percepción del desempleo futuro, advierte el documento.
Esto es precisamente lo que define la deflación. La falta de confianza en el futuro. La hiperinflación llega cuando no confías en el futuro ni tampoco en tu gobierno. Por eso las teorías económicas en curso apestan. Solo consideran cantidad de dinero. No la confianza y lo que detona la falta de ella que es acumulación de dinero. Y como los brillantes de los economistas PhD´s progres vieron que en Europa y Japón pueden imprimir a discreción sin provocar inflación salieron con la maravillosa teoría moderna monetaria de imprimir dinero para darle a todos porque eso no va a provocar nada y vamos a poder ir a la realidad star trekiana que siempre han soñado…
No se cual es la relevancia estadística de este estudio, pero si la tiene, lo que está anunciando es que la gente comenzará a guardar dinero y recoger caña a marcha acelerada a medida que nos acerquemos a nuevos encierros generales.
Veremos lo que hace el gobierno en esta año que le queda. Pero ninguna alternativa es buena. Si no coloca cuarentenas, los progres alaracos se le van a ir encima. Si deposita la confianza en las vacunas, puede haber un tremendo golpe si se demuestran que no son lo suficientemente seguras. Y si coloca cuarentenas generales del estilo del año pasado derrumba lo que queda.
No me gustaría estar en los zapatos del gobierno ahora.
Vamos a ver como sigue esta trayectoria deflacionaria en potencia que ha sido atenuada por los rush de azúcar de los retiros y las inyecciones de ayudas estatales más la ayuda a los créditos del BC.
La destrucción económica en el mundo está en curso por los psychos en control. Y eso es en esencia deflacionario. Hasta que el ganado se de cuenta de la agenda real. En ese momento será inflacionario e hiperinflacionario. Por supuesto si no colocaron aún monedas digitales todos los gobiernos de manera de evitar pánicos y que compres cosas que los supremos líderes no quieren que compres. En ese caso, full marxismo y stalinismo y en realidad el valor del dinero da lo mismo porque nadie tendría capital que intercambiar o prestar.
Lo que viene…
En el rubro de alimentos
ResponderEliminarRespito de alimentos, algunos ya sabemos que la economia real ya fue...
Es el plan.
Solo queda digitalizar todo los canales al maximo.
Cero venta a credito.
Y buscar autosuficiencia para la gran ola.
La jugada que aun sirve en el mercado real a mediano y largo plazo es la venta de agua al detalle y al por mayor.