01 mayo, 2021

Columna de Daniel Matamala: El Antiguo Régimen

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@latercera

Algo se derrumbó esta semana. Lo que llega a su fin es el Antiguo Régimen, ese que estructuró a Chile por dos décadas, y languideció una década más, en lento derrumbe, entre 2011 y 2021.

El Antiguo Régimen fue un sistema de cortafuegos para dificultar o impedir que la voluntad popular provocara cambios. Para que, en palabras de Jaime Guzmán, “si llegan a gobernar los adversarios, se vean constreñidos a seguir una acción no tan distinta a la que uno mismo anhelaría”. Para lograrlo, Guzmán diseñó el Consejo de Seguridad Nacional, los senadores designados, el sistema binominal, los quórums calificados y el Tribunal Constitucional. A ellos se sumaron el poder de veto de la Iglesia Católica y la captura de la política por los grandes poderes económicos. El resultado fue una democracia lenta o incapaz de hacer su trabajo: convertir las demandas populares en políticas públicas.

Veamos algunos ejemplos.

Al comenzar el Antiguo Régimen, en 1990, el 56% de los chilenos estaba a favor de una ley de divorcio (encuesta CEP). En 1995, el 97% apoyaba el divorcio de común acuerdo entre los cónyuges, y el 83%, cuando estaban separados de hecho. Pese a ese acuerdo casi unánime de la población, los cortafuegos bloquearon la voluntad popular por 14 años, hasta la ley de 2004.

Según la misma encuesta, en 1991 ya había una mayoría (53%) a favor del aborto en ciertas circunstancias. Esta creció hasta convertirse en 67% en 2009 (Encuesta UDP). Sin embargo, el sistema político se negó siquiera a debatir el tema, dando por hecho que el veto de la Iglesia, un Congreso dominado por minorías y el Tribunal Constitucional lo impedirían. En 2006, el presidente de la Cámara de Diputados, el PPD Antonio Leal, decretó que discutir el tema en el Congreso era “inadmisible”. Los cortafuegos bloquearon la voluntad popular por más de un cuarto de siglo, hasta la ley de 2017.

Historias parecidas podemos contar sobre el sistema previsional, las leyes laborales, la defensa de los consumidores o los derechos de aguas.

Desde 2011, el ciclo de protestas masivas por la educación, las pensiones, el centralismo y los abusos, volvió evidente el desacople entre lo que los ciudadanos pedían al sistema político y lo que este les entregaba. Pero el Antiguo Régimen se empecinó en ocultar lo obvio. En pretender, en palabras del candidato presidencial de RN Mario Desbordes, “que está todo bien, que la protesta era falsa, que no se justificaba, que era todo un invento”.

Algunos cortafuegos, como los senadores designados, el binominal y el poder de la Iglesia Católica, fueron cayendo. Parte de la dirigencia política intentó conducir los cambios mediante un proceso constituyente y una reforma tributaria. Entre la indecisión de la Nueva Mayoría, el bloqueo de la derecha, la influencia del poder económico y la corrupción del sistema político, esa válvula de escape fracasó: el proceso constituyente fue boicoteado y la reforma tributaria fue cocinada hasta volverla insípida.

En sus estertores finales, tras el estallido social, el Antiguo Régimen se refugió en su último cortafuego: el Tribunal Constitucional. Frente a cualquier amenaza al status quo (impuestos a los más ricos, royalty minero, anulación de la ley de pesca) la respuesta del gobierno era la misma: el TC lo impediría. Los retiros de fondos de pensiones contaban con un inmenso apoyo ciudadano y fueron aprobados por abrumadora mayoría en el Congreso. Pero en vez de enfrentar el problema conversando, negociando y ofreciendo alternativas (o sea, haciendo política), el gobierno repitió el libreto: no importa lo que opine la gente, no importa lo que diga el Congreso. Que el cortafuegos opere.

Pero entonces el TC se rebela. Le dice que no al gobierno. El cortafuegos cae. La voluntad popular se convierte en ley. Y en ese acto, el Antiguo Régimen termina de derrumbarse.

Indignados, los porristas de la “democracia protegida” reclaman que el TC tomó una decisión política. Con tres décadas de retraso, se dan cuenta de que (¡oh, sorpresa!) un tribunal designado por cuoteo político no es un incólume foro de juristas fallando solo de acuerdo a derecho.

¿Hay salida? Sí, y afortunadamente está al alcance de la mano. A rey muerto, rey puesto. En dos semanas, elegiremos una Convención Constitucional para acordar un Nuevo Régimen. Y la historia reciente nos muestra que, en momentos de grandes crisis, los ciudadanos han votado con sabiduría.

En 1988, mientras la élite económica se refugiaba en el Sí a Pinochet, los chilenos votaron No a la dictadura. El 6 de octubre de 1988, el IPSA de la Bolsa de Santiago sufrió la peor caída de su historia. A ese pánico le siguió una década dorada para la economía chilena. ¿Quién tenía razón, la gente que votó No, o los mercados que votaron Sí?

En 2020, los chilenos votaron Apruebo a una nueva Constitución. Las comunas de la élite y el poder económico, en cambio, estuvieron por el Rechazo. ¿Quién tenía razón? Imagine en la situación en que estaría Chile hoy si no hubiese un proceso constituyente en curso. Si no hubiera una forma institucional, democrática y reglamentada para reemplazar al hoy derrumbado Antiguo Régimen.

Los mismos que intentaron bloquear esos cambios ahora se asombran al ver el liderazgo de la diputada Pamela Jiles en la encuesta CEP. ¿Cuál es la sorpresa? Como recuerda el doctor en ciencia política Javier Sajuria, el populismo es “una respuesta a élites que excluyen a la población de las decisiones políticas”. Cuando se niega a los ciudadanos el ejercicio de una democracia eficaz, entonces el pan y el circo resultan tentadores sucedáneos.

La respuesta a la demagogia no es aferrarse a un régimen caído, ni levantar nuevos cortafuegos.

La solución es más democracia, no menos.


Que cara de raja este pastel. Después de promover la demagogia y el populismo alcahueteando todas las iniciativas que los avalaban durante los últimos dos años sale con esto??

En fin…la consistencia no abunda en el mundo progre, van de lado a lado buscando aprobación de sus histéricas y hormonales amas feminazis…

En lo referente al artículo…

Nop, se derrumba el estado de derecho. O la percepción de que existe uno funcional en el país, el que sea que esté en funcionamiento. Y eso afecta en primerísimo lugar la percepción de riesgo de los capitales de inversión. Mucho después la percepción general del público.

Pero estoy de acuerdo en algo con el cada vez menos favorito progre, JCR y Sepúlveda de verdad están haciendo méritos.

La respuesta a esto es más democracia, no menos.

Y eso es democracia directa para que todos votemos todo y dejemos de estar en manos de monos con navaja que no representan los intereses de nadie salvo los de ellos mismos.

También democracia directa en las cortes de justicia, que los abogados elijan a los integrantes de las cortes, y van a tender a elegir a los mejores porque eso elimina la competencia…

Esa maldita mano invisible, cómo funciona, SIEMPRE, a pesar de que a los progres no les guste…

No hay forma de recuperar lo que se quebró la semana pasada, salvo que vayamos a un estado de cosas en que nos deshacemos de la república, que siempre termina consumiéndose a si misma con esta clase de representantes, que finalizan a la sociedad prometiendo huevadas para salir electos, no importa si con ello hipotecan todo el futuro, liquidando la actividad económica con cada vez más impuestos para financiar sus promesas huevonas.

Más democracia.

Y eso es democracia DIRECTA.

Sin representantes ni atajos. No los necesitamos. Si las mierdas que tenemos en el parlamento ahora nos van a representar, mejor que la señora Juanita vote ella misma. Al menos sabremos que las señoras Juanitas estarán votando realmente por sus intereses personales que en el agregado nos pueden dar información valiosa de la sociedad, a diferencia de los votos de los representantes, que igualmente votan a su conveniencia, pero que no es la de la señora Juanita a la cual dicen representar.

Y que los gobiernos queden amarrados de pies y cabeza por los siglos de los siglos para aprobar nada que no sea bajo la votación directa mayoritaria de la gente.

Es la única forma de enmendar lo que se fracturó la semana pasada. La confianza, o el nivel de el, que tenían los capitales hasta hace dos semanas, que son los que generan trabajo y la formación de actividad económica, no va a volver salvo que este sea el caso. Imprimir artículo

5 comentarios:

  1. Me gusta caleta eso de la democracia directa...pero se ve tan inalcanzable...la maquinaria política está tan enraizada en todos los niveles ...hasta de nuestra cultura...😩

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    1. Alkyaner. La risa remedio infallible
      Marta Lagos
      @mmlagoscc
      ·
      12h
      Proponer salirse de Naciones Unidas y tener una opinión diferente?Por qué no propone que nos vayamos todos a vivir a Marte

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  2. La democracia directa, sería la garantía de mantener a los gobiernos, políticos y empresas a control. Más democracia en oportunidades para innovadores, Pymes y medianas empresas, podría sacarnos de sistema de economía de pulpería salitrera en la que estamos todos.

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  3. Alguien va a decir que se acabaron los créditos hipotecarios?
    Sin AFPs ni fondos no habrá bonos bancarios para hipotecarios! La soñada casa propia será imposible como en Argentina!

    Slds a todos y como dice un anónimo, espero comprensión.

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    Respuestas
    1. espero comprension jaja, todos lo queremos compa~nere!!

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