Terremoto, hecatombe, la mayor crisis, un punto de inflexión. Cada uno le da distintas denominaciones, pero quienes mejor conocen el sistema educacional en Chile, llegan a una misma conclusión: la situación que enfrenta la educación es gravísima y cada minuto, en este momento, cuenta para contener el daño que muchos no dudan en proyectar por décadas al futuro.
No es que antes la situación fuera ideal tampoco —los resultados estaban estancados hace años y la inequidad seguía latente— pero la prolongada suspensión de las clases presenciales, que transformó el retorno a clases en un debate que mucho tuvo de político y no tanto de técnico, está mostrando su huella en aprendizajes, convivencia y deserción, en un sistema que ya estaba altamente desafiado por una serie de factores.
El desafío es gigantesco y llevó incluso al Presidente a decir, hace algunos días, que la reactivación debía convertirse en prioridad. La pregunta, ahora, es cómo.
“Salir de esta crisis, como de cualquier otra, no es algo automático, pero lo importante es que ya iniciamos el camino, con políticas para reactivar la educación y con una importante inyección de recursos para 2023”, dice el ministro de Educación, Marco Antonio Ávila, sobre el panorama que enfrenta el país en esta materia.
“Seguiremos trabajando y poniendo todos los esfuerzos en la reactivación, al tiempo que estamos conformando un amplio acuerdo con organizaciones de la sociedad civil y del mundo privado para enfrentar este desafío país que nos ocupará por varios años”, agrega.
Un llamado transversal
Pese a que el ministerio ha desplegado algunas acciones como su plan de reactivación “Seamos Comunidad” y planea una escalada de los esfuerzos para el próximo año, no son pocos los que dudan de la urgencia que hasta ahora se ha dado a la atención de esta crisis y a los temas de fondo que hoy requieren medidas.
“No hay discusión legislativa sobre los temas más relevantes. No hay gestión en el ministerio sobre lo que el sistema necesita, y esa combinación unida a los evidentes efectos que la pandemia nos deja, es grave”, evalúa el director del Instituto de Políticas Públicas de la U. Andrés Bello y exministro de Educación Raúl Figueroa.
Para varios, el punto de partida pasa por ir más allá de planes específicos y avanzar ahora mismo a oficializar públicamente un gran acuerdo nacional, que incorpore al mundo público y privado, la academia, la sociedad civil y distintas carteras, más allá de Educación. “Si le preguntas a cada uno por separado todos están de acuerdo, pero nunca ninguno de nosotros en conjunto ha firmado algo”, dice Liliana Cortés, directora de la Fundación Súmate, que trabaja precisamente en uno de los temas que hoy son críticos, la deserción.
Figueroa, eso sí, hace un alcance. Debe haber acuerdo nacional, pero “es fundamental que vaya acompañado de medidas concretas y recursos específicos”. “El solo hecho de decir que a todos nos preocupa la educación creo que hoy día es insuficiente y de alguna manera, el tiempo ha demostrado que para muchos la calidad de la educación era simplemente un eslogan”, cuestiona.
¿Una prueba de qué tan transversal es el llamado? El líder del Colegio de Profesores en la Región Metropolitana, Mario Aguilar, y el exministro de Hacienda y presidente de Horizontal, Ignacio Briones, son algunos de los que coinciden en la necesidad de hacer un pacto a mayor escala.
Briones, de hecho, se reunió con el ministro Ávila para plantearle el tema. “Al ministro lo vi preocupado, pero también vi que tiene otras preocupaciones. No veo que esta sea la prioridad nacional ni que esté trabajando en un plan amplio, ambicioso, a la altura del desafío ni tampoco que disponga de los recursos que este verdadero terremoto requiere”, revela.
Convivencia escolar deteriorada: Comunidades que viven entre agresiones y violencia
Las molotov y los overoles blancos son quizás la cara más visible, pero no la única que tiene la crisis que también cruza la convivencia escolar hace ya años.
Al 30 de septiembre, la Superintendencia de Educación ya contabilizaba un total de 10.980 denuncias y, de ellas, 8.038 eran por motivos relacionados a este ámbito. Hasta junio, en tanto, los reclamos por maltrato físico o psicológico entre estudiantes habían crecido 56% en comparación a 2018 y 2019. El primer semestre, cuando este panorama se hizo visible, el Ministerio de Educación consideró que esto tenía relación, al menos en parte, con el regreso a la presencialidad, por lo que una de las medidas que se tomaron fue flexibilizar la jornada escolar.
“Efectivamente, hay situaciones que aumentaron por la socialización y estudiantes que han tenido mayores dificultades para volver a tratar con otros, con la diferencia, tratar con el grupo. En ese contexto, la violencia aumentó. Pero eso no tiene nada que ver con otro tipo de violencia, y es la distinción que hay que hacer, que tiene que ver con casos como los overoles blancos”, recalca Daniel Rodríguez, director de Acción Educar.
Contexto país
Distintos expertos consideran que hay una raíz mucho más profunda, vinculada a aspectos como la salud mental y el modo en que los propios adultos, por su parte, se relacionan. “No podemos pensar que las escuelas son como impermeables al resto de la sociedad. Cuando uno ve que en el mismo Congreso, de repente hay honorables que se atacan entre ellos, la otra vez uno le pegaba a otro..., ese es el tono de la conversación. Pedirle a la escuela que se abstraiga de todo eso es realmente una ilusión”, dice Alejandra Arratia, de Educación 2020. Junto con avanzar en educación socioemocional, dice, sería necesario aumentar las instancias de participación de niños y adolescentes en sus escuelas.
Para Sebastián Izquierdo, del CEP, lo que hay es una “crisis de autoridad” conectada, a su vez, al clima social. Y en esto no ayudó que “vimos a muchos actores políticos en ese entonces, y con mucha fuerza, avalando o legitimando que el uso de la violencia podía resolver estos problemas sociales”.
Con más de 200 días sin presencialidad: El efecto de la pandemia, una huella que duraría décadas
Según la OCDE, fuimos el país miembro que más tiempo tuvo sus escuelas cerradas por la pandemia. Un total de 259 días lectivos, entre 2020 y 2021. Y aunque muchos coinciden en que el Simce permitirá conocer el detalle del impacto, ya hay algunas señales sobre la mesa y los alcances son gravísimos. Un estudio de la U. de los Andes hecho este año en escuelas públicas, por ejemplo, mostró que 96% de los niños de 1° básico no conoce las letras del alfabeto.
Susana Claro, profesora de la Escuela de Gobierno de la UC y experta en educación, advierte que los daños son más graves que lo estimado hasta ahora, ya que “no todas las aperturas de escuelas fueron iguales. Una vez que abrieron las escuelas algunas lo hicieron recibiendo a todos los estudiantes todos los días de la semana por 8 horas y otras solo podían recibir a estudiantes día por medio y abrían por dos horas al día”.
“Las secuelas las veremos por muchísimos años más. Los estudios que estimaron el impacto de cierres temporales de escuelas, por ejemplo en Argentina por paros de docentes, mostraron que incluso a los 30 años estos estudiantes mostraron tener menores niveles de ingreso y empleabilidad”, añade.
Para el exministro Raúl Figueroa, si las medidas no tienen la urgencia y la magnitud necesarias, el sistema incluso podría “retroceder parte importante de lo que ha logrado avanzar en los últimos diez años”.
Hace pocos días, el Presidente aseguró que “la recuperación educativa pasa a ser una de las prioridades”. Mientras que a algunos les revivió el optimismo, otros quedaron más bien perplejos. ¿Hasta ahora, qué era si no una urgencia?
Esto, dice el ministro Ávila, se refleja el presupuesto de la cartera, “el cual estará dedicado a la política de reactivación educativa y a mejorar las condiciones basales del sistema y asegurar su funcionamiento”. Las estrategias de reactivación educativa tendrán $250 mil millones de financiamiento exclusivo, según el jefe del Mineduc, para fortalecerse y sumar nuevos planes. Esto incluye áreas como la salud mental, el fortalecimiento de aprendizajes y la recuperación de trayectorias educativas. Entre otras acciones específicas para la reactivación educativa, el ministro menciona capacitaciones de convivencia en 100 comunas, apoyo técnico directo para mil colegios y planes de infraestructura (por $134 mil millones).
Para Figueroa, sin embargo, los planes del ministerio aún carecen “de las escalas suficientes para abordar el desafío”. Coincide el presidente de Horizontal, Ignacio Briones: “Seguimos careciendo de un plan público, conocido, a la altura del desafío”. “Estados Unidos ha hecho un incremento del 17% de su presupuesto de educación para crear un fondo de emergencia, llevado a métricas chilenas esto significaría 1.600 millones de dólares para estos efectos, lo que coincidentemente calza con el 2% constitucional”, agrega Briones.
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El uso de las mascarillas en los colegios fue obligatorio hasta octubre de este año. Juan Carlos Romo
El duro panorama educacional, en cifras
259 días estuvieron cerradas las escuelas en Chile, según contabilizó la OCDE. La cifra solo considera jornadas lectivas y deja a la nación en el primer lugar del ranking de los países miembros del grupo, según el tiempo en que suspendieron la presencialidad a causa de la pandemia.
88% de los aprendizajes de un año podían perderse, según estimó el Mineduc, en un estudio realizado junto al BID en 2020, por la interrupción de las clases presenciales. La proyección consideraba que este escenario se prolongara por 10 meses.
96%de los alumnos de 1° básico no conoce las letras del alfabeto, según un estudio que aplicó este año la U. de los Andes en colegios públicos. La cifra encendió alarmas y muchos esperan los resultados del sistema aplicado hace algunos días, pues será la principal medición del escenario que enfrentamos.
Debate pendiente: ¿Y la calidad?
La catástrofe que trajo la crisis sanitaria tiene un grado de urgencia, y en esto coinciden los especialistas, que obliga a centrar todos los esfuerzos allí. Sin embargo, muchos apuntan a que no todo el daño lo trajo la pandemia y que, antes, las cosas tampoco marchaban bien. “Llevamos muchos años, más de 10, con resultados estancados. Y reformas o apoyos sustantivos que mejoren la calidad han habido pocos”, afirma Sebastián Izquierdo, coordinador académico del Centro de Estudios Públicos (CEP) y exsuperintendente de Educación. La cantidad de cambios, añade, no ayudaría: “El sector estuvo inmerso en un ciclo de reformas en el cual no alcanza ni a implementarse una cuando ya estamos en la segunda y así. Cuando uno conversa con los establecimientos, al final lo que te dicen es ‘déjenme hacer mi trabajo' y ese trabajo está en el aula”.
Por el momento, los cambios podrían continuar: el Mineduc ya ha señalado que buscará impulsar una “reformulación” del Sistema de Aseguramiento de la Calidad, que ve muy centrado en la rendición de cuentas. Otra señal es la postura hacia el Simce, que también tendría modificaciones.
“Volver a lo esencial”
Susana Claro, experta en educación y profesora de la UC, cree que en este minuto la urgencia es tal que “no sirve de nada estar en una discusión de muy a largo plazo para un sistema que no sabemos si va a tener estudiantes”. “En prepandemia teníamos un sistema que no estaba siendo capaz de enseñar a leer a todas las y los estudiantes. Si no logramos ese pequeño primer paso, es muy difícil creer que el sistema va a ser capaz de hacer algo más complejo como enseñar pensamiento crítico, creatividad y asegurar el bienestar emocional de los estudiantes. Tenemos que volver a lo esencial”.
Una de las mayores reformas de los últimos años: El complejo avance de la desmunicipalización
“Se han reconocido importantes problemas (…) lo que le ha llevado a dejar en segundo plano las necesidades pedagógicas y socioemocionales”.
Gustavo Alessandri, alcalde de Zapallar y presidente de la Asociación de Municipalidades de Chile
El terremoto que trajo la pandemia pilló a Chile, además, en medio de una reforma estructural: la desmunicipalización, o proceso de traspaso de los establecimientos municipales (más de cinco mil) a manos de los nuevos Servicios Locales de Educación, de carácter estatal. “Creo que solamente es comparable a la reforma procesal penal, en cuanto a que afecta no solamente a una institución, sino que al sistema completo”, grafica Alejandra Grebe, exdirectora nacional de Educación Pública.
La puesta en marcha de la titánica reforma ha debido convivir con el estallido social, la crisis sanitaria y otros factores. Pero también ha tenido sus propios problemas, y no han sido pocos. Según Grebe, el traspaso de información es complejo, así como la posibilidad de conformar equipos con el perfil que exige la nueva institucionalidad (sobre todo en las zonas más alejadas), informar y resolver la sobredotación de personal que se produjo en varios lugares.
La magnitud de la situación llevó al gobierno actual a modificar el calendario de traspasos, para tener una mayor gradualidad. “Pero si este aplazamiento no viene acompañado de recursos de instalación de capacidades y de crear las condiciones necesarias para que el traspaso se haga como se tiene que hacer, no vale mucho”, advierte Grebe.
¿Qué más cambiaría? El ministro Ávila explica que también se amplió en 12 meses el período entre la entrada en funcionamiento de un servicio local y el traspaso de las escuelas correspondientes. “Esto se hizo para la cohorte 2022 en el proyecto de ley miscelánea y se propone lo mismo para las cohortes restantes en el proyecto de ley de educación pública que presentaremos prontamente. Dicho proyecto, además, busca resolver problemas de la primera etapa de implementación, tanto en gobernanza del sistema, el proceso de traspaso y financiamiento”, adelanta.
A la exministra de Educación Adriana Delpiano, que tramitó la reforma que dio origen a la desmunicipalización, no le convence la opción de haber modificado el calendario: “Trataría de haber mantenido los ritmos que se venían haciendo y más bien aclararlo, porque lo que estamos viviendo ahora, en parte, es porque los sostenedores tampoco tienen claro si van a seguir siéndolo, cuánto tiempo”.
Entre los alcaldes hay opiniones diversas. Mientras algunos pidieron aplazar los tiempos, otros, agobiados por deudas y déficits financieros en sus áreas de educación municipal, preferirían que el traspaso fuera cuanto antes.
Los seres humanos nos comportamos en todo orden de cosas de la misma manera.
Si ves que hacer algo no ofrece ninguna ventaja comparativa en relación a no hacer nada, prefieres no hacer nada.
Ley del mínimo esfuerzo. Toda la naturaleza se comporta de la misma manera.
Muy eficientemente.
Podría suponer que para los padres de los niños que desertan, que vayan al colegio hoy en día no ofrece ninguna ventaja comparativa en relación a que no vayan.
Ni siquiera como guardería que es una visión bastante común de lo que representan.
Si los niños ni siquiera pueden estar seguros, para que diablos los voy a mandar?… Eso sería la protección de tu capital…
Y probablemente es lo que pensaría si unos vándalos con molotov y apoderados ultra ideologizados tienen tomados los establecimientos sin que hayan clases y simplemente están siendo adoctrinados en tener miedo y en pendejadas progres que no me interesa les sean enseñadas.
Los dejo en la casa o con los abuelos si puedo.
Primera tarea, o volver a lo básico, sería hacer que las escuelas sean un espacio que provea la seguridad a los padres al menos de que los niños van a volver en una sola pieza tal como se fueron.
Así de básico.
Después vendría el que aprendieran a leer y escribir y los programas curriculares.
Para qué vamos a hablar del tema de la proyección sobre la línea académica vista como un predictor de éxito. Eso ya no existe más en el agregado general de la población. Seguir la línea de academia hasta la universidad y más allá es visto cada vez más simplemente como una perdida de tiempo y de dinero. MUCHO dinero.
No por nada son las protestas por la gratuidad universitaria. Si tu disposición a pagar por la universidad es cero, ya sabes lo que vale realmente un título en tu visión.
Si crees que vas a poder tener una carrera en la que ejerzas lo que estudiaste y puedes pagar sin problemas la deuda con el aumento de ingresos y adicionalmente queda un margen sustancial que no tendrías si no hubieses estudiado, nadie tendría problemas con el CAE. Se llama inversión. Hoy la educación no lo es. Simplemente es un gasto con altísimo interés que pagar. Para que diablos voy a hacer nada más que lo mínimo que sería el cuarto medio con suerte.
En fin.
Como casi todo lo que está pasando en el país con los narcisos flaites a cargo desde hace 3 años virtualmente y 1 de hecho, no inviertes tu capital en un lugar en el que no tienes la seguridad de que será protegido. Puede la inversión resultar o no, pero que te roben o dañen tu capital por manejos internos es inaceptable.
Misma lógica en todo, considerando en este caso que tus hijos son tu capital. Dejas a tu hijo en el bróker para que gane en capitalización. Antes existía la confianza de que tu capital estaba protegido y que iba a capitalizar, más o menos dependería de la calidad de la inversión y la calidad del capital.
Ahora no existe ni siquiera la certeza de que tu capital está resguardado.
La educación pública más casi toda la universitaria chilena hoy es un FTX…básicamente.
Una estafa en los activos de inversión, les enseñan puras huevadas progres a los niños, y un riesgo en tu capital, pueden llegar con un par de cuchillazos perfectamente.
Que desastre…
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Saturación de futuro... Nadie se esfuerza por algo que no le dará nada a cambio...
ResponderEliminarsaludos
Y agrégale que la mayoría de los profesores son como las huevas...
ResponderEliminarTuve que tener un buen plan de educación para mi hijo pq para el no hay educación superior gratis ni subvencionado. Fue educado en un liceo publico emblemático en los últimos años antes de destruir la educación de calidad. Ahora está estudiando en una renombrada Uni estatal. Me preocupe que las universidades privadas serán un blanco para este gobierno. Espero, si no puede terminar sus estudios acá en Chile, lograra suficientes años para poder terminarlos en el extranjero.
ResponderEliminarSi su hijo es un genio recomiendo que rinda 2 en 1 exámenes libres para menores de 18 años, y si tiene un CI de 200 o más y es muy metódico y disciplinado podría rendir el tercer nivel de educación básica 2 en 1 (7º y 8º básico) a los 12 años, y todo el ciclo de enseñanza media (4 en 1) a los 13 y aprobar todo eso sí es que de verdad su hijo es un genio, si no lo es, en ese caso es mejor ir más despacio y a lo mucho que sean exámenes libres 2 en 1 para los menores de edad, así los padres pueden tener mayor control sobre lo que hacen sus hijos, pero no se saca nada si a los hijos se les deja solos o con la empleada en la casa, siempre tiene que estar al menos uno de los padres presentes todo el día, toda la noche, por todos los días para evitar el brainwash de personas ajenas a la familia hacia los hijos, pero lamentablemente muchos padres trabajan ambos porque son divorciados, separados, padres solteros y/o pese a estar unidos en pareja deben trabajar ambos porque no les alcanza si es que trabaja uno, en los más pudientes el que muchas veces la madre trabaje, en este caso como profesional y como mujer casada sería por c0dicia.
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