Si la fuerza pública pudiera deliberar y obrar de propia autoridad (…) la Constitución sería un fantasma, el orden público una farsa y las garantías individuales que ella nos asegura, una mera sombra”.
La frase es de Manuel Carrasco Albano, hablando en el siglo 19 de la Constitución de 1833, pero es de plena actualidad para referirse a Chile hoy.
El orden portaliano, que tanto nos distinguió de la espiral de golpes y dictadorcillos que asoló a las nuevas repúblicas latinoamericanas, se basó en la sujeción de las Fuerzas Armadas al poder civil. Esa Constitución establecía que “la fuerza pública es esencialmente obediente” y “ningún cuerpo puede deliberar”. La fórmula se repitió en la carta de 1925. E incluso en la de 1980, aunque por cierto, otras normas de esa Constitución antidemocrática volvían esa declaración letra muerta.
Es la regla de todas las democracias dignas de tal nombre. La condición básica para que exista la República es que las Fuerzas Armadas y de Orden, a quienes entregamos el monopolio del uso legítimo de la fuerza, no usen ese poder para intervenir en el debate político.
No hay democracia posible cuando se debate con una pistola sobre la mesa.
Por eso las declaraciones realizadas por el general director de Carabineros son una amenaza a la base misma de nuestra República.
“¡Ya basta, ya basta!”, repitió el general Yáñez, emplazando a “aquellos que tienen que legislar” a aprobar determinadas leyes sobre la función policial. “Yo creo que ya basta de conversaciones”, aseveró. Y exigió que el carabinero “pueda tener la certeza que lo que va a hacer no será cuestionado ni por el Ministerio Público ni por las autoridades ni por nadie”.
Revisemos lo que escribió respecto a la no deliberación el célebre jurista Alejandro Silva Bascuñán. “La más leve oposición o expresión de disentimiento que emane de los institutos armados de defensa o policía, manifiéstese de modo expreso o implícito, ha de considerarse como gravísima ofensa a la democracia y constituye una inminente amenaza potencial a su subsistencia”.
En 2021, un dictamen de la Contraloría reafirmó que deben “abstenerse de manifestar injerencia o favoritismo sobre posiciones políticas o contingentes que puedan esgrimirse por determinados sectores en la deliberación pública”.
A esa luz, es evidente que esas declaraciones constituyen deliberación política. El general emplaza al poder Ejecutivo y al Legislativo a que legislen de una determinada manera, y a la Fiscalía a que “no cuestionen” lo que haga un carabinero. Es más: exige que “nadie” pueda cuestionarlo. ¿La justicia no debió haber cuestionado la versión policial en el caso Catrillanca, en la Operación Huracán o en el Pacogate? Es una pretensión de impunidad para un grupo de la sociedad que acabaría con el Estado de derecho.
Tan grave como las palabras del general fue que políticos lo apoyaran. “Tiene todo nuestro respaldo. La oposición no se siente interpelada por el general, sino motivada”, dijo el diputado UDI Jorge Alessandri. “Tiene razón el general Yáñez”, coincidió el exDC Matías Walker.
La ministra del Interior citó al general director a una reunión, una respuesta mínima ante tan flagrante violación de las normas. Pero las reacciones políticas escalaron. La alcaldesa Evelyn Matthei llegó a La Moneda para decir que “lo que requiere Carabineros en este momento es respaldo y no llamados a dar explicaciones”. “No se entiende esta suerte de llamado de atención al general”, dijo el presidente de la UDI, Javier Macaya. El diputado de ese partido Henry Leal, a nombre de su bancada, agregó que “a la institución de Carabineros se le cuida y se le respalda. No se le cita a dar explicaciones”.
El secretario general de RN, Diego Schalper, expresó que “cuando el general Yáñez necesitaba más apoyo, recibió del gobierno un reproche”. El jefe de bancada de ese partido, Frank Sauerbaum, habló de “un desatino más del gobierno”.
“Al general le corre sangre por las venas y hay que ser empático con la institución”, dijo el diputado Jaime Araya (independiente PPD), en un punto de prensa junto a varios colegas de ese partido.
Sí, el partido de Tohá y Lagos. El Presidente que, cuando los comandantes en jefe insinuaron deliberar en el “servilletazo”, los reprendió públicamente, en un hito crucial de la subordinación del poder militar al político.
Impacta la frivolidad de nuestra clase política que, con tal de colgarse de una causa popular y gatillar likes, es capaz de cortar la rama sobre la que está sentada. Una que costó tanto restaurar tras la dictadura cuando, paso a paso, los presidentes Aylwin, Frei y Lagos recuperaron la calidad de no deliberantes de las fuerzas militares y policiales.
Carabineros cuenta con canales institucionales para entregar su opinión técnica sobre este y todos los temas que le competen. Y por cierto, se puede estar de acuerdo con la necesidad de dar rango legal a las normas de uso de fuerza, y con las críticas a la actitud pasada del Presidente y su sector político sobre Carabineros.
Pero ese no es el punto. Si aplaudes que un cuerpo armado presione a los poderes públicos porque te conviene, los estás legitimando como actor político partidista. Hoy será este tema, mañana las pensiones militares, sus sueldos, la reforma tributaria o cualquier otro.
¿Ya se nos olvidó cuando, hace un siglo, militares presionaron al Congreso a legislar con su “ruido de sables”? La acción fue torpemente fomentada y aplaudida por los políticos a los que beneficiaba. En cosa de días, la República se había derrumbado y Chile entraba en una espiral de ocho años de golpes militares y gobiernos de facto.
Aceptar que las Fuerzas Armadas y de Orden entren al debate político es jugar al aprendiz de brujo. Respaldar que sus acciones “no sean cuestionadas”, “por nadie” es volver nuestras garantías individuales “una mera sombra”. Precisamente lo que, en su infinita frivolidad, nuestra clase política aplaudió con entusiasmo de porristas esta semana.
Que bueno que siempre se defiende al poder político civil de las intervenciones de las FFAA´s y sus deliberaciones políticas y evidente descalificación del Presidente…
Como saltaron todos los progres a defender a Piñera, recuerdan?…
LOL…
Las FFAA´s son deliberantes. Están destinadas a defender a WE THE PEOPLE es decir la nación, de enemigos externos e internos. Y la deliberación de quien es un enemigo interno depende del gobierno y las ramas del estado, hasta que no depende del gobierno y las ramas del estado. Igualmente quien es un enemigo externo.
O si el gobierno de turno pide represión con armas a protestantes beligerantes contra el gobierno, las FFAA´s deben obedecer al poder político? Si el gobierno pide eso, el congreso lo niega y justicia decide que el gobierno está siendo inconstitucional, a quien le hacen caso entonces las FFAA´s?… O peor aún, declarar una guerra internacional y las FFAA´s deben cerrar el pico y acatar?…
Es tan inocente esta visión que es ridículo. Las FFAA´s siempre han sido parte de la política de Chile. José Joaquín Prieto fue el presidente durante el asesinato de Portales, Bulnes, el ganador de la batalla de Yungay sobre Santa Cruz que se asume envió a asesinar a Portales. Blanco Encalada presidente. Ibañez del Campo. Baquedano. Pinochet…
Por lo mismo. Tienen las armas. Hay que ser el rey de los huevones para pensar que la no deliberación de las FFAA´s significa sumisión a todo evento, que es lo que parece que piensan los progres.
FUCKING RETARDS…
Esto es un equilibrio de poderes. Y las FFAA´s SON UN PUTO PODER NUCLEAR. Si los políticos hacen bien su trabajo, todo funciona fluidamente. Si los políticos hacen mal su trabajo, todo comienza a trancarse. Y si la gente comienza a pedir a las FFAA´s que cumplan su deber de protegerlos de los políticos…
Y con el 78% de apoyo a carabineros, y 88% de apoyo a las palabras de Yañez…
Pero no…para los progres es sumisión, no NO deliberación política, que es MUUUUUUUUUUUUUUUUY diferente.
Y esto no es deliberación política. Es decirle a los políticos que les permitan defenderse ante ataques, y por extensión defender a otros con las armas provistas. Eso era obvio y entendido como tal antes. Con los progres narcisos al mando ahora, no.
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Estoy de acuerdo contigo, solo a estos imbéciles, estúpidos, Matamalas, se les podría ocurrir.
ResponderEliminarLos ciudadanos delegan la protección de su seguridad e integridad a una institución que obtiene el monopolio de la fuerza, bajo el mando del poder civil. Perfecto.
ResponderEliminarSi dicha protección no puede ser asegurada cabalmente, es responsabilidad del poder civil, sin embargo, esa responsabilidad no puede ser meramente política porque han vidas humanas en juego y se contraviene el derecho humano a la vida y a la seguridad. Se da, por ende, que la protesta de las fuerzas armadas y de orden obedece a un bien mayor en representación de sus mandantes en peligro, como bien dices "We, the People". Esos progres tienen trastornos graves, de verdad.