29 noviembre, 2022

Camila Vallejo y la ANP

1984 de George Orwell: resumen y análisis de la novela - Cultura Genial

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La ministra Vallejo ha instado a luchar contra la desinformación. Para ese efecto, ha organizado mesas de trabajo con algunas universidades, a fin de dilucidar cómo hacerlo protegiendo, a la vez, ha dicho, la libertad de expresión. La Asociación Nacional de la Prensa (ANP), a su vez, ha decidido organizar otras mesas de trabajo sobre el mismo tema, con el fin, es de suponer, de contrarrestar, o morigerar, o atenuar, y si es necesario contradecir, lo que digan las anteriores.
Descontado el raro afán de organizar mesas de trabajo (como si estos temas fueran cosa de ponerse de acuerdo en vez de debatir con franqueza), se trata de una reflexión valiosa porque, como se ha dicho infinidad de veces, la libertad de expresión y la democracia van de la mano y cuando caen, caen juntas. Hay que cuidar, pues, con esmero a la primera.
¿Cuál es el principal peligro que enfrenta ella hoy día?
Aunque suene sorprendente, el principal peligro de la libertad de expresión es el deseo de poseer la verdad, o mejor dicho: la idea de que la tarea de la prensa es decir la verdad. De ahí suele seguirse que hay que detectar y reprimir las noticias falsas, o sea, aquellas que no son verdaderas.
Pero, bien mirado, el asunto no es tan sencillo.
Incluso si se pone al margen todo tecnicismo (que va de Aristóteles a Habermas, pasando por Peirce), es fácil comprender que la verdad no es una cosa baladí. Parece fácil alcanzarla en enunciados empíricos y simples (como la afirmación de que “hay un vaso sobre esta mesa” e incluso ahí hay dificultades como si el emisor llamara mesa a una caja, o a una tabla y usted a una de un elegante comedor); pero es obvio que en enunciados más complejos el asunto se complica (como por ejemplo, al decir “la violencia del 19 de octubre fue producto de la desigualdad”); y, para no seguir, casi imposible cuando se trata de aseveraciones políticas o morales (como si usted dice que el aborto es incorrecto). Si a todo eso se suma que en general la comunicación periodística supone hacer narraciones (“...la multitud se manifestaba pacíficamente —dice el periodista— y solo fue un pequeño grupo el que comenzó los incidentes”…, pero ¿cuántos son multitud?, ¿impedir el tránsito es algo pacífico?, ¿es pequeño un grupo de cientos?), se comprenderá ya del todo que esto de controlar la verdad de lo que se dice en los medios puede llevar a absurdos.
Por eso lo correcto es decir que el deber de la prensa es buscar con diligencia y esmero la información contrastando las fuentes de la misma. Ella habrá cumplido su deber cuando ha actuado de esa manera, aunque lo que diga no se corresponda, finalmente, con los hechos. En ese enunciado —buscar con diligencia la información— se resumen bien los deberes de los medios: debe existir pluralidad de voces a la hora de examinar los hechos (lo que la jurisprudencia norteamericana llama el privilegio del reportaje neutral); los periodistas no deben sumarse sin más al coro de la mayoría (algo que los periodistas a veces no cumplen, ansiosos por ganarse el favor de las audiencias); el relato exige sobriedad (reprimir el entusiasmo o el rechazo que los hechos pueden despertar en quien los relata).
Así que en vez del deber de buscar la verdad, es mejor decir que los medios tienen el deber de informar con diligencia y esmero (aunque lo que digan resulte falso).
Una cosa distinta —que no se relaciona exactamente con la libertad de expresión— es el tema del mercado de medios. Respecto de ese tema sobra observar que hoy los medios son más plurales y de más fácil acceso que nunca, al extremo que los puntos de vista, los relatos y las observaciones más descabelladas y tontas siempre encuentran un lugar donde ser amplificados. El problema —para decirlo exageradamente— no sería que hay pocas voces, sino que demasiadas. Y aquí tienen un papel los medios más prestigiosos, los que con información imparcial pueden contribuir a evaluar esa multitud de puntos de vista.
Así se llega a un ulterior problema. Para que algunos medios realicen esa evaluación, debe haber jerarquía de medios. Algunos deben ser más confiables que otros. Ello es resultado del prestigio. Hay muchos medios; pero algunos son más influyentes que otros. Se dirá entonces que, para asegurar el pluralismo, hay que lograr que todos alcancen la misma influencia; pero ¿será posible hacer eso cuando la influencia o el prestigio de un medio depende de factores hasta cierto punto incontrolables, como la antigüedad, el talento de quienes trabajan en él, la coincidencia entre la línea editorial y lo que desde antiguo se llama opinión pública?
Ahí hay tres temas sobre los que vale la pena meditar en serio, sea que lo hagan las universidades con la ministra Vallejo o la Asociación Nacional de la Prensa: la prensa y la verdad; el mercado de medios; la distribución de la influencia. Lo más importante que hay que cuidar al llevar a cabo esa reflexión es evitar dos extremos que suelen rondarle. Uno es el simplismo según el cual hay continuidad total entre el contenido de los medios y los intereses de los propietarios; el otro es el buenismo (un sinónimo de la tontera) que simplemente moraliza este asunto esgrimiendo el valor de la verdad, sin comprenderlo del todo.

No vaya a ocurrir que esos extremos, esas ideas recibidas, acaben dominando este debate porque entonces nada útil saldrá de él.


 

No sé si no lo entiende Peña o no lo quiere ver. O es parte de.

La izquierda cree que tienen la verdad y que está en lo correcto, siempre. Y eso significa que para lograr sus objetivos deben acallar la opinión de todo el resto.

Así de simple.

No se porqué le dan tantas vueltas con pajas y pendejadas.

Lo hicieron en las RRSS brutalmente. Acallaron por casi 5 años las opiniones divergentes. Lo hicieron en los medios masivos por casi el mismo tiempo, en algunos casos más descarados que otros.

Y es lo que quieren hacer ahora, aunque tarde. Ya no controlan ni medios ni RRSS como para ello.

Y es la lección que tienen que aprender los periodistas activistas que alcahuetearon el estallido flaite.

No se me ocurre una profesión más odiada o despreciada hoy que el periodismo. De ninguna manera permitiría que un hijo estudiara la carrera.

No solo acá, en todo el mundo. Al menos occidental.

Se supone que están del  lado de la gente y son el chequeo y balance de los poderes del estado y los económicos.

Naaa…

Permitieron que unos pelmazos flaites y vándalos destruyeran todo y basurearon a todos los que criticaban eso o intentaban detenerlo, como carabineros.

Como se sentirán ahora que carabineros tiene un 73% de aprobación?…

O que el octubrismo está siendo cada vez más despreciado?

Y que el gobierno de narcisos que apoyaron ahora los quieren callar…?

En algún momento los periodistas van a tener que tomar un bando.

Por la gente o por el gobierno.

Las revoluciones que vienen en camino son contra el gobierno, so….

DEAR JOURNALISTS

CHOOSE WISELY…

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2 comentarios:

  1. El aumento de interaciones y interseciones de manera cada vez más rapido y complejo con nuevas técnologias, menor latencia, no solamente brinda desafíos para la economía, pero para los trés pilares de la democrácia y sus interaciones, la velocidad entre ellos mismos, coordinación y aplicación, pero también para el “cuarto pilar” de la comunicación. Cuando aplicamos el estado cuántico (teoría cuántica) (ejemplo computadores cuánticas) con la conclusión de distintos estados a la vez, la interpretación se hace más difícil, no solamente en la absorbción del indivíduo, pero a la vez en la interpretación pública a través de la prensa. Por ende la “verdad” se puede aplicar para todo y nada a la vez.
    Pienso que lo estamos veendo.
    Y es solamente el comienzo. Por el bién de todos, por favor paren de hablar de la “verdad”.
    Pero temo que a los políticos representativos no les conviene.
    Entiendo que al crear un/a resultado/opinión binario/a, se conduce todo más fácil. Pero traerá mejores resultados de interpretar los resultados de manera bipolar? La educacción bipolar? La cúltura bipolar? Etc.
    Si alguién trata la sociedad de manerá bipolar sin nada abstracto, cómo se supone que los más humildes y las nuevas generaciónes lo aprenderán?
    Y autocrítica de forma constructiva juega un ról importante en mi humilde opinión….
    by amoachile

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  2. Van a empezar a censurar todo lo que huela a "extrema derecha" o a "teoría de la conspiración" desconozco cuando estará lista la C2PA que será un bot checker con IA que calificará todos los contenidos como falso, verdadero o impreciso, y así seguramente podrán ocultar todo lo que según las elites del mundo sea falso, e imponer su visión/relato/narrativa única..., eso viene de aquí al 2030 seguro.

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