28 noviembre, 2022

“Si no son capaces de sacar las carpas del frente de La Moneda, cuesta pensar que sean capaces de generar una nueva estrategia de desarrollo para superar el neoliberalismo”

Booktrailer: Hacia un nuevo pacto de Óscar Landerretche - YouTube

@ElMercurio

Mi partido político es un partido de gobierno, pero personalmente tengo serias críticas hacia la forma en que se han conducido los liderazgos políticos que nos gobiernan hoy”, afirma de entrada Óscar Landerretche, economista PS y académico de la Facultad de Economía y Negocios de la U. de Chile.

Reconoce que su problema con la izquierda e incluso con su partido fue la validación de la violencia política durante el estallido social, lo que, por principios, dice que él no pudo aceptar. “Esa validación de la violencia política para mí es imperdonable, y si eso me convierte en una voz medio rara que tiene que hablar desde afuera, así no más tendrá que ser”, afirma desde su oficina en la FEN. Y agrega: “No me convencen los giros discursivos que han tenido los líderes actuales de nuestro país, que hace un año eran partidarios de la violencia y de grupos “filoterroristas”, los celebraban abiertamente, y ahora resulta que son muy partidarios de las policías y cercanos a Ricardo Lagos. No me convencen esos giros tan convenientes”.

En esa posición, sostiene que, más allá de la caída coyuntural que tendrá la economía el próximo año, se requiere una estrategia de largo plazo, que hoy no se percibe desde las autoridades. “No está pasando nada”, afirma.

Y en corto plazo, el problema de las reformas que requiere hacer el Gobierno, “algunas de ellas con muchísima justificación desde el punto de vista social y el camino hacia el cual quiere avanzar Chile con un componente progresivo y redistributivo importante, el problema es que al final del día esas reformas involucran subir impuestos y toda alza de impuestos genera un freno en la economía. Ese también es un problema estratégico”.

—¿Qué se puede hacer entonces?

“Tenemos que diferenciar en dos planos los problemas que enfrenta la economía chilena. Uno es el coyuntural en que hay que subir los impuestos y hay que hacer una reforma previsional que se necesita, pero genera un problema en la recuperación económica. Pero por debajo de eso hay un problema estructural, de deterioro del proceso de crecimiento en Chile, que requiere medidas mucho más profundas y no veo ni en la izquierda ni en la derecha una estrategia para sacarnos de esa tendencia.

Es objetivo que el modelo de crecimiento y de desarrollo en Chile se agotó hace mucho tiempo y necesitamos algo diferente. El problema es que veo a la derecha refugiada en la nostalgia de los Chicago Boys y del neoliberalismo que, hay que decirlo, le rindió a Chile un tiempo, pero ya está. Y por otro lado, veo a la izquierda en una nostalgia de las estrategias de proteccionismo y de industrialización por sustitución de importaciones de los años 50, con una fórmula que sabemos que no funciona en la economía moderna”.

—El discurso del Gobierno ha sido precisamente que el modelo se agotó y se debe superar…

“Creo que al nivel del eslogan tienes razón, suena parecido, pero en la práctica no tiene una expresión concreta. ¿Cómo se justifica que un país exportador que tiene hoy un déficit de cuenta corriente de casi 10% del PIB y una balanza comercial acumulada de un año de casi 0%, tenga a las autoridades encargadas del comercio internacional dedicando toda su energía política a salvar la carrera política a un reciente graduado doctoral que está obsesionado con las teorías que estudió en ese trabajo? ¿Qué es más importante? ¿El desarrollo de Chile y su proyección como un país exportador de bienes en un modelo de alta productividad, equidad y sustentabilidad o los eslóganes favoritos del señor subsecretario? Me parece que este caso ilustra cómo las prioridades no están en lo práctico, sino en lo simbólico”.

—El Gobierno propone avanzar hacia un nuevo modelo, con una mayor participación del Estado y una banca de desarrollo que oriente la estrategia.

“Lo que acabas de decir es un conjunto de eslóganes. Eso es muy fácil. Lo que se espera de una persona que está en cargos de poder y en un gabinete es que diga cuál es la estrategia y en qué se manifiestan esos eslóganes, y hasta ahora no lo he visto. Si me quieren convencer de que la estrategia de desarrollo “turquesa” es algo serio, estoy disponible para ser convencido, pero salgan del eslogan. Mientras lo que veo es a las empresas públicas paralizando sus inversiones, y recién hace algunas semanas el Ministerio de Obras Públicas reaccionó a la paralización total de ese sector y, por otra parte, he visto muy enredado al ministro de Vivienda —querido amigo mío y mentor—, también viviendo la crisis de las empresas constructoras. Lo que desarrolla a un país no son los eslóganes sino la inversión, y eso en Chile se está paralizando”.

—Dado ese diagnóstico que plantea, ¿qué se debe hacer para efectivamente construir una estrategia de desarrollo?

“Hay que actuar en los dos planos. En el corto plazo, la agenda central de este gobierno tiene que ser una recuperación urgente de las ciudades y el desarrollo de obras públicas y viviendas. Eso genera empleo, inversión, moviliza el gasto público. Y, al mismo tiempo, hacer más paulatina la reforma tributaria.

Y en el largo plazo, para volver a crecer, acelerar la productividad, la competitividad y, además, hacerlo con mayor equidad y sustentabilidad, se necesitan pactos de desarrollo estratégico tripartitos en que, a nivel regional, territorial, se sienten trabajadores, empresas y Estado para asumir compromisos de inversión, educación, infraestructura y capacitación, que posibiliten la creación de nuevos sectores productivos. Eso lo discuto en profundidad en mi libro “Hacia un nuevo pacto”. Para construir esos pactos de desarrollo un buen modelo a seguir es lo que logró la ministra del Trabajo —de muy buen desempeño— con el empresariado y el mundo del trabajo en el tema 40 horas. Por ahí hay un camino, pero veremos… Una golondrina no hace un verano”.

—¿Vio un cambio en el Gobierno con la incorporación de más personas del socialismo democrático en el gabinete, tras el triunfo del Rechazo en septiembre?

“Sí, por supuesto. Y hay personas muy queridas en el gabinete… Tengo un enorme respeto por el ministro Marcel, el ministro Montes, la ministra Ana Lya Uriarte, la ministra Tohá es amiga, y el subsecretario Monsalve es un tipo muy honesto. Pero los veo todo el tiempo muy aproblemados para implementar una estrategia, con mucha resistencia de la coalición central del Gobierno, los veo muy enredados.

Para mí es muy importante simbólicamente que Carolina Tohá sea ministra del Interior, pero el país no necesita símbolos, necesita resultados. Si no se solucionan, por ejemplo, los problemas de orden público, se recuperan los colegios emblemáticos y se recuperan las calles, donde abunda la suciedad y las carpas, dan lo mismo los simbolismos. Si no son capaces de sacar las carpas del frente de La Moneda, cuesta pensar que sean capaces de generar una nueva estrategia de desarrollo para superar el neoliberalismo”.

—¿Hay un problema de liderazgo?

Parece que hay un problema de liderazgo, porque aquí no está pasando nada”.

—El Gobierno ya está impulsando en el Congreso las reformas tributaria y previsional. ¿Qué le parecieron?

“Creo que los proyectos son puntos iniciales de negociación del Gobierno, que abren una conversación política y que van a cambiar en el proceso parlamentario, veremos cómo evolucionan. Y en el detalle prefiero reservarme la opinión, los he leído, pero prefiero estudiarlos un poco más antes de dar una opinión”.

—Hay quienes cuestionan que la reforma tributaria es antiinversión y ahuyenta a los capitales…

“Primero, los empresarios siempre van a decir eso. Segundo, también es cierto que es muy difícil hacer un aumento significativo de impuestos que no genere distorsiones económicas. No existe una reforma ambiciosa en subir impuestos que no frene la economía y la inversión, eso es de sentido común. Y, por lo tanto, lo que tienen que hacer las autoridades es pensar muy bien la gradualidad de la implementación.

Creo que el alza de la carga tributaria es necesaria, y en mi libro “Hacia un nuevo pacto” el alza tributaria que simulo que Chile debe implementar durante los próximos 20 años es de 10 puntos del PIB, que es bastante más que las ambiciones del Gobierno actual. Hay que aumentar la carga tributaria, pero si no se acompaña de una agenda de reactivación va a generar una detención en la economía más fuerte que la que estamos pensando”.

—Respecto de la reforma previsional, ¿qué le parece la creación de un fondo común, al que se destine el 6% de cotización adicional?

“En el caso de la reforma previsional, también creo que hay señales importantes, como respetar la propiedad de los ahorros en la parte del 10%. Y, por otra parte, soy partidario de incrementar el pilar solidario y redistributivo. Ese aspecto del proyecto lo rescato. Sin embargo, veo en principio dos problemas: primero, creo que decir que el 6% es una cotización que genera una cuenta nocional es equívoco, engañoso y la gente no lo va a creer. En realidad, lo que se propone es un impuesto a la seguridad social. Eso es lo que existe en muchos países y sirve para financiar un seguro que le garantiza a los ciudadanos una pensión mínima digna, independiente de cómo les haya ido en la vida. Creo que es más sano llamarlo impuesto de seguridad social y no tratar de camuflarlo como una cuenta individual que no es. ¿Por qué mejor no les decimos a las personas que si queremos mayores niveles de equidad en Chile necesitamos todos pagar más impuestos y eso incluye a las clases medias?”.

—¿Y qué le parece que al inicio ese 6% vaya a reparto y luego se capitalice?

“Yo preferiría que ese 6% se use para ahorro colectivo solidario y no para hacer reparto. Esto significa constituir un fondo público de seguridad social que se invierta, aumente el ahorro y financie las pensiones garantizadas con su rentabilidad. El problema es que eso no va a alcanzar, sobre todo al principio. Por lo tanto, sugiero complementar aquello con financiamiento de impuestos generales, ojalá centrados en impuestos que graven al capital en la forma más progresiva posible. Pienso que el problema de desigualdad contemporáneo es, centralmente, uno entre capital y trabajo, no entre trabajadores”.

—Pero el Gobierno afirma que el 6% es con cargo a los empleadores, no a los trabajadores…

“Sí. Pero con eso de nuevo están tratando a la gente como si nadie entendiera nada. También soy partidario de explicarles a los chilenos que el hecho de que se cobre mecánicamente ese impuesto al empleador no significa que lo esté pagando él, sino que al final lo van a terminar descontando del salario en la próxima negociación colectiva o negociación individual. Así funciona. De nuevo, eso que lo entiende cualquier persona con sentido común, ¿por qué no decirlo?”.

—¿Cuánto aumentará la incertidumbre el próximo año, con ambas reformas en el Congreso, a lo que sumaría una definición respecto de la continuidad del proceso constitucional?

“Habrá un poquito de incertidumbre. Creo que las reformas son difíciles en sí mismas, pero, además, el ministro Marcel es un tipo bien serio y tiene que ir a negociar a un Congreso que es un circo. Entonces, lo veo muy difícil. Y, por otro lado, creo que el escenario central que tienen algunos empresarios en su cabeza es uno en que no pasa nada, que no habrá un proceso constituyente, ni una reforma tributaria ni una previsional. Algunos piensan que vamos hacia una peruanización de la política, donde se eligen presidentes y parlamentarios muy estridentes, con discursos muy llamativos, pero al final no hacen nada, y los negocios de los empresarios peruanos siguen andando igual”.

—Pero si los empresarios pensaran que no pasará nada seguirían invirtiendo y, en cambio, la inversión está paralizada por la incertidumbre…

“Sí, pero lo que se está viendo ahora son los efectos de las incertidumbres políticas durante los últimos dos o tres años. Se está viendo hoy el efecto del proceso constituyente anterior. No sabemos aún cuál va a ser el efecto sobre las decisiones del empresariado y de los inversionistas internacionales de, por ejemplo, un fracaso de las negociaciones para un nuevo proceso constituyente. Mi opinión es que ellos estarían muy contentos”.

“Tenemos que hacer un plebiscito de entrada para habilitar un nuevo proceso constituyente”

—Hoy están bastante entrampadas las negociaciones para llegar a un acuerdo político para definir cómo sigue el proceso constitucional, ¿a qué lo atribuye?

“Efectivamente está súper entrampado. Creo que la izquierda “apruebista” todavía no tiene una estrategia, y no sabe cómo lidiar con que una parte del votante de centroizquierda votó Rechazo, o votó Apruebo queriendo que ganara el Rechazo, o dice que votó Apruebo, pero en secreto votó Rechazo. No saben cómo ofrecerle a esa gente una estrategia que les haga sentido.

Y, por otro lado, veo que hay dos señales que generan mucho miedo para enfrentar pronto un nuevo proceso electoral: uno es que el resultado claramente mostró un giro de Chile en contra de la agenda del gobierno, y el Presidente que se mostró como el principal vocero del Apruebo perdió terriblemente y, segundo, el voto obligatorio dio una señal de que quizá todas las elecciones hacia adelante van a ser bien difíciles para los sectores, por así decirlo, de la política identitaria, porque predominaría un sentido más moderado”.

—¿Y en la centroderecha?

“En la derecha también están enredados. Muchos dicen ‘sigamos con la Constitución actual', que ‘el momento pasó', o que ‘hay que negar la sal y el agua al gobierno de Boric', pero yo creo que en general hay mucha sobreinterpretación del resultado del plebiscito. Yo voté Rechazo y propongo subir la carga tributaria en 10 puntos del PIB, así que cuidado con sobreinterpretar el resultado.

Además, sí he visto en la derecha más tradicional —la UDI, RN y Evópoli— políticos responsables, con visión estratégica y de Estado, tratando de construir un camino. Pero ese sector tiene dos flancos. El del populismo de derecha emblemático en el PDG y, por otro lado, la derecha identitaria de Republicanos. Y sienten la amenaza”.

—¿Cómo se resuelve esto entonces?

“A mí me parece que para resolver esto tenemos que volver a preguntarle a la ciudadanía, al soberano, tenemos que hacer un plebiscito de entrada para habilitar un nuevo proceso constituyente, donde tiene que estar abierta la posibilidad que esto no siga, y si es así, que diga explícito que nos quedamos con la Constitución actual. Y, por otra parte, para la opción sí —que es la que yo votaría— tiene que haber distintos mecanismos en el mismo plebiscito. Y que en esas distintas opciones estén las que han salido al ruedo. Lo que propuso Amarillos, de un comité de expertos nombrado por el Congreso —que creo es una pésima idea—, que haya una mixta, que haya una completamente electa —que es la que yo quiero—, con listas regionales cerradas y por esa vía se metan los expertos. En fin, las distintas opciones. Mi posición es que no debe haber nadie sentado en esa asamblea que no haya pasado por una elección. Pero que la gente elija”.


El libro que todo chileno debe leer…

No era esa la promoción del libro de Kaiser o muy parecida?…

LOL…

Que un autodeclarado heredero de Allende haga estas declaraciones da cuenta de lo podridamente malo que son los narcisos en el gobierno…

Y lo del 6% es una obviedad desde siempre, aunque es meritorio que alguien de izquierda lo diga con todas sus letras.

Lo más tierno es que dice que el gobierno propone puros eslóganes como estrategias de desarrollo.

Y lo que propone…??

Puros eslóganes…

Acelerar la productividad, la competitividad y, además, hacerlo con mayor equidad y sustentabilidad, se necesitan pactos de desarrollo estratégico tripartitos en que, a nivel regional, territorial, se sienten trabajadores, empresas y Estado para asumir compromisos de inversión, educación, infraestructura y capacitación, que posibiliten la creación de nuevos sectores productivos

ISNT IT IRONIC?…

El problema de la gente de izquierda es que cree en algo que no existe en la vida real.

Y eso es el combate de la desigualdad generando mayor crecimiento.

Eso es un mito. O un cuento para parecer serios…

Por supuesto que queremos crecimiento¡¡ pero sin olvidar que el principal problema es la desigualdah…

O creces, o distribuyes. No puedes hacer ambos de manera sistemática y a largo plazo.

Lo resumo:

Quieres aumentar el crecimiento? bajas los impuestos…

Quieres disminuir la desigualdad? subes los impuestos…

TILT…

ERROR #404…

Han tratado de encontrar la fórmula mágica para que sean compatibles por casi 200 años…

Y siguen buscándola.

Acá la forma en la cual lo intentan, según Oscar:

Hay a lo menos cuatro falacias que han reinado en el discurso de las élites chilenas por demasiadas décadas, particularmente entre las élites empresariales. Esas falacias se resumen en las siguientes proposiciones:

Primero, la libertad es sustituta de la igualdad.

Segundo, la igualdad de oportunidades es separable de la de
resultados.

Tercero, la meritocracia es separable de la solidaridad.
Cuarto, la empresa es posible sin Estado.

Estas falacias tienen sustento ideológico, es decir, reflejan una manera de ver el mundo y un deseo de cómo “debiera” ser; no son, necesariamente, reflejo de cómo “es” el mundo. Una de las estrategias de
los partidarios de esta visión ha sido presentar estas falacias como verdades científicas o fenómenos de la realidad, es decir, evidentes, forzosos e inevitables.

Porqué dice que son falacias??

Donde está la demostración lógica, primero de que existen esas falacias como narrativa en la sociedad chilena que conduzcan las cosas, y segundo, que efectivamente son falsedades y no simplemente una forma de ver la sociedad tal como la tiene él?…

Bastante absolutista. Son falacias las que conducen la sociedad, pero yo tengo las tautologías (lógicas, no retóricas)…

La desigualdad es la bandera de lucha del marxismo y las izquierdas. Era la de Allende. El principal objetivo declarado de Allende era combatir la desigualdad. Imprimiendo y repartiendo para impulsar la oferta. Al menos tenía un plan que no era internamente contradictorio a diferencia de los modernos.

Lo cierto es que el principal factor de desigualdad es el gobierno. A las clases medias les cobra el 50% de los impuestos entre IVA, específico del trabajo y otros y les impide en general ahorrar e invertir, que es la forma en que se crea riqueza.

Y lo peor de todo. Cobrar más impuestos NO MEJORA la desigualdad.

Porque la desigualdad de riqueza se produce en los activos, no en los ingresos.

Si tienes una casa de 100 millones y se aprueban proyectos para malls y metros cerca, probablemente aumente el valor de tu casa a 200 millones o 300 millones.

Eso te hace más rico en ingresos?… lo más probable es que te haga más pobre dado los nuevos y mayores impuestos que vas a tener que pagar.

En fin. Marxistas enseñando economía en la escuela líder del país no parece un gran plan. Al menos podrían tener la visión opuesta que no creo que exista en la FEN.

No he visto a nadie de la FEN que sea de derecha. No es eso curioso?…

Lo más cerca que recuerdo es Parisi.

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2 comentarios:

  1. En todo caso le achunto al diagnóstico macro. No hay estrategia económica y contra eso no se puede hacer nada. Ya con genios como boric de presidente podemos ver el destino económico de Chile.

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  2. en tu ejemplo el error seria 503 o un 50x, no 404.
    Como van los merluzos tratando de forzar su plan, de alguna forma van a tirar el impuesto digno/anti desigualdad donde querran confiscar 50-60% de todas las cc, dp, ahorro, inversiones, para repartirlo. Creo que despues de este round por la reforma previsional y de impuestos.
    nn

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