No cabe duda de que Novak Djokovic es un animal tenístico. Por momentos parece dormido, casi inofensivo. Sin embargo, siempre está ahí, al acecho. Y eso fue lo que pasó ante Casper Ruud (4º), su adversario en la final de Roland Garros, quien llegaba al partido decisivo después de arrasar con varios de sus rivales: Nole simplemente atacó en el momento preciso para llegar a la gloria, recuperando el número uno del mundo y transformándose en el jugador con más títulos de Grand Slam en la historia (23). Luego de tres horas y 13 minutos, el 7-6 (1), 6-3 y 7-5 lo consagró por tercera vez en el major parisino.
Un escenario significativo para el tenista de 36 años, quien en otras oportunidades vio alzar la corona ante él a Rafael Nadal, con quien compartía el récord de títulos de Grand Slam. También porque ahí mismo, dos días antes, había sentenciado la batalla por el número uno ante Carlos Alcaraz, el heredero natural de mallorquín.
Las cosas comenzaron complicadas para el serbio. El noruego salió a hacer su juego, variando las alturas y las velocidades, incomodando bastante. De hecho, después de un eterno segundo juego, logró romperle el servicio y la sorpresa se instaló en la Philippe Chatrier. Pero cuando el escandinavo parecía más seguro, falló. Su porcentaje de primeros servicios fue bajo, cometió errores no forzados y el balcánico empezó a soltar sus tiros. Así, la leyenda recuperó la ruptura en el séptimo game y de ahí en adelante el partido cambió su curso.
Con las cosas igualadas, el primer set se definió en un tie break que Djokovic jugó como los dioses. No falló. Rápidamente marcó diferencias con puntos espectaculares y también ayudado por la frustración de Ruud, finalista también en la edición pasada, quien veía cómo trabajaba los puntos pero perdía todos los rallies. Una derecha abierta bastó para cerrar el desempate con un categórico 7-1, después 90 minutos de reñida acción.
El desequilibrio
Después de tamaño desgaste físico y mental, el tenis de resistencia del noruego mermó. Intentó luchar, pero ya a esas alturas el pupilo de Goran Ivanisevic tenía cazada a su presa. En parte, por tener mayor recursos de juego que un rival muy aguerrido, pero que todavía le falta ese pequeño escalón para consagrarse entre los más grandes de este deporte.
Un quiebre en el segundo juego empezó a sentenciar el partido. Las sensaciones ya eran inversamente proporcionales. Nole desbordaba poderío, mientras Ruud no tenía ese golpe diferenciador ni sus cifras de primer servicio lo acompañaban. Pero además ni siquiera se generó una posibilidad de quiebre en toda la manga. Así, el nacido en Belgrado cerró sin inconvenientes la manga para acercarse aun más al ansiado título.
El espíritu luchador del noruego que lo llevó a ser finalista en tres de los últimos cinco grand slams se mantuvo, incluso haciendo recordar al Nicolás Massú de sus mejores tiempos. Pero Djokovic olía la victoria, con mucha jerarquía y más argumentos tenísticos. Por eso salió a poner toda su presión encima. Mandando con su derecha y devolviendo con fineza, el multicampeón no iba a dejar pasar la oportunidad.
Los últimos momentos del partido estuvieron llenos de emoción. Todo el público, incluidas las figuras mundiales del deporte en las tribunas, como Zlatan Ibrahimovic, Kylian Mbappé, Pierre Gasly Tom Brady, vibraron con las muestras de lucha de ambos tenistas. Finalmente, Nole venció la resistencia de su rival en el décimo primer juego. Ahí quebró el servicio del escandinavo y, con el suyo, terminó su faena como un maestro, completando otro capítulo más de una leyenda que marca época en el tenis mundial.
Lo vi hasta que ganó el primer set. Casi siempre es imposible que pierda un partido con el primer set adentro, menos una final de Grand Slam, menos contra alguien que no sea Nadal o Federer.
Mi tenista favorito es Federer. Pero creo que es mejor Djokovic. Es como la combinación de sus otros dos rivales. Nadal sería el menos favorito de los tres, como tenista. Alcaraz me parece que es la combinación de los tres, no en calidad, aún, pero en estilo. Combina elegancia, potencia y garra.
Un enorme privilegio haber disfrutado la rivalidad de estos tres monstruos en vivo y en directo.
Que se puede decir.
No se como se comparan con otras rivalidades de la historia. Agassi vs Sampras y tal vez Lendl llegando en la cola en la misma época. Considerando que masacró Djokovic a veinteañeros durante toda su carrera, igual que Nadal y Federer, sin ningún problema en la mayoría de los casos, tendería a pensar que los tres son los mejores de la historia al haber barrido el piso con su generación y dos más. Dominaron 3 décadas. Impensable en el tenis que es un deporte individual. Son unos monstruos deportivos, físicos y mentales.
Un honor haberlos visto jugar todos estos años. Y especialmente un honor y privilegio haberlo visto en vivo y en directo en Roland Garros contra Fernando González cuando recién estaba comenzando a ser del triunvirato. De los mejores 60 oiros gastados en mi vida.
Imprimir artículo
Se ve fácil desde la TV pero en la cancha es un desafío hacer que la pelota pegue dentro del cuadrante. Alcancé a ver jugar a Nadal en vivo y en directo mientras era top ten y será un lindo recuerdo para muchos años más, ojalá Alcaraz siga mejorando ya que son entretenidas sus jugadas.
ResponderEliminarEs que hay una diferencia, tiene ventaja comparativa, el es un pura sangre que está compitiendo contra sistemas inmunes deprimidos, es decir está compitiendo con gente con sida después de las inoculación masiva.
ResponderEliminarPero Novak ya era multicampeon y numero uno antes del bicho mula y hay que tomar en cuenta que lo censuraron y vetaron de varios torneos sino quizas sería mas indiscutido su ficha del mejor de todos los tiempos.
EliminarSúmale al merito de haber soportado la mala prensa por años, además de la plandemia que lo veto de jugar en los principales torneos.
ResponderEliminarDjokovic es claramente el GOAT.
Y lo mejor, e saque tuvo los pantalones de comerse no competir para no ponerse la vacuna, un compadre despierto y al final les ganó a Nadal y Federer en el total. Un crack
ResponderEliminar