Como una “derrota catastrófica”. Así define el secretario general del Partido Socialista, Camilo Escalona, el resultado de las elecciones del 7 de mayo. Es más, cree que “no hay ninguna posibilidad de matizar o ponerle cosmética a esta derrota”.
En cuanto a las razones, cree que hay factores externos —el auge de la derecha a nivel mundial, dice—, pero también nacionales, como el cuestionamiento del régimen democrático, la delincuencia y la violencia en la macrozona sur. “No todo es atribuible al Gobierno, pero es el Gobierno el que está gobernando”, reconoce.
Sin embargo, aclara que la estabilidad democrática no está en juego “porque el Estado de Chile es fuerte, y las Fuerzas Armadas no se han dejado empujar a la deliberación, y eso se debe reconocer. Se han mantenido en el rol profesional que les corresponde. Pero hay aspectos que afectan, tal vez no la estabilidad del sistema como tal, pero sí la gobernabilidad. Por ejemplo, se alteró completamente la vida en la macrozona sur, o en las regiones de Arica, Tarapacá y Antofagasta, se trastocó completamente la normalidad. Hay fenómenos de gobernabilidad democrática de los que hay que hacerse cargo”.
—Respecto a la situación de la macrozona sur, recién se aprobó una nueva prórroga del estado de emergencia, pero hay parlamentarios de oposición solicitando decretar estado de sitio.
—La acción de las policías tiene que ser más eficaz. No le pondría nombre al estado de excepción porque eso parece una discusión casi de títulos, semántica, pero no puede seguir la situación como está.
—¿Considera que el Gobierno le ha tomado el peso al revés electoral?
—De a poco, estos procesos se demoran mucho tiempo, y es una de las cosas que pensaba cuando se tomó este acuerdo en noviembre pasado, que había pasado poco tiempo desde el plebiscito de septiembre. Viví dramáticamente el 73, y los procesos de derrota demoran mucho tiempo en sacarse conclusiones, es mucho el tiempo que se necesita para aprender lo que ocurrió. El Presidente está reflexionando para sacar conclusiones, pero no creo que pueda ir demasiado rápido, porque si se apresura se puede equivocar.
—¿Cómo evalúa el anteproyecto que está redactando la Comisión Experta? Ya hay un texto bastante armado...
—Es un equilibrio frágil, y por lo tanto, hay que valorar. Si a este camión tres cuartos se le pone la carga de uno de alto tonelaje, se va a quebrar. Hay que tener cuidado con eso. Estamos en una situación delicada, y cuando nos proponemos tareas que van más allá de las cosas que tenemos, fracasamos.
—¿Qué espera del Consejo Constitucional?
—Me he formado una buena impresión a lo menos de nuestros seis consejeros, es una buena combinación de experiencia y juventud, y el sentido común que tienen es que no pueden fracasar, y ese sentido común debe estar también en los otros colectivos. Aun cuando el resultado del 7 de mayo fue desfavorable, pienso que la tarea de una nueva Constitución es viable, que no nos vamos a farrear esta posibilidad.
—¿Y ahí cuál debería ser el rol de ustedes como oficialismo?
—Tenemos que luchar por el sentido común más importante: hay que lograr una nueva Constitución. Si el 17 de diciembre en la noche se cuentan los votos y el rechazo es más, eso sería un fracaso tremendo, y ahí se podría generar incluso un riesgo de la estabilidad democrática. Hay que llegar a una nueva Constitución, eso es lo que nos debe orientar.
—¿Cree que si el oficialismo hubiese competido en una sola lista hubiera obtenido los 2/5 del Consejo?
—Tendríamos mejor resultado. Nunca me he considerado un experto electoral, pero es una cosa de sentido común. Los mea culpa son fenómenos internos, así que no le pido mea culpa a nadie.
Mapa político
—En cuanto a la reconfiguración del mapa político, ¿el Socialismo Democrático se debiera fusionar con Apruebo Dignidad en una sola coalición?
—Esa es una figura equivocada porque nosotros hicimos un acuerdo con los partidos —en relación al acuerdo Unidad para Chile—, donde no se diferenciaba por Socialismo Democrático o Apruebo Dignidad, lo que genera un diálogo mucho más flexible, más abierto. No creo que tengamos que llegar a acuerdos con Apruebo Dignidad, sino lo que tenemos que hacer es fortalecer el entendimiento en la alianza de gobierno como tal.
—¿Pero para usted el Socialismo Democrático existe?
—Sí, es una denominación que viene de la gestión de Álvaro Elizalde, ni siquiera la inventó esta mesa. Pero el esfuerzo principal es que el Gobierno tenga una alianza que hoy día no tiene, esa es una desventaja muy grande.
—¿Y por qué considera que no la tiene?
—Porque hay muchos desencuentros. Las diferencias no son estratégicas, pero no son bien tratadas, entonces no se proyecta como una coalición. Esta semana hubo momentos de cohesión, como frente a la interpelación de la ministra del Interior, Carolina Tohá, y en el royalty minero. Ahí hubo dos momentos interesantes. Hay circunstancias en que la coalición de partidos logra afiatarse, pero dura poco, y pronto se desarma de nuevo, y cada cual tiende a seguir por su propia inspiración. El gran objetivo debiese ser una alianza que sí pueda sostener al Presidente Boric. En Europa, para superar el fascismo de posguerra significó un acuerdo de las grandes corrientes de pensamiento, más allá de los partidos. Eso es lo que expliqué el 7 en la noche en la sede de la DC, que las grandes corrientes debemos tener una perspectiva que nos agrupe, más allá de la organización de los partidos por separado.
—Pero el PPD, el PR y el PL, sus socios del Socialismo Democrático, están a la espera de qué línea definirá seguir el PS.
—Iniciamos una conversación en la comisión política, y nos convocamos para el 3 de junio, ahí tenemos pleno del comité central. Este es un momento importante sobre la decisión institucional, porque es muy difícil sacar una conclusión de inmediato, y por eso nos dimos un tiempo. Pero todos coinciden en que tiene que existir un entendimiento del conjunto, de lo contrario el Presidente Boric no tiene un piso sólido donde instalarse.
—Usted es partidario de que la DC ingrese al Gobierno.
—Soy partidario de que se amplíe la base de sustentación del Gobierno. Explícitamente lo dije que se ingresara a la DC al Gobierno, pero no quiero parecer hostigoso, porque me llamó al día siguiente el presidente del partido, el diputado Alberto Undurraga, para decirme que ellos querían buscar un camino distinto, una solución que no fuera sumarse formalmente, y yo le agradecí su llamada y me parece que está bien que nos digan con mucha franqueza que formalmente no podrían entrar ahora al Gobierno, pero que no descartan alguna alternativa. Se tiene que ensanchar la base de apoyo, incluso de algunas personas que estuvieron con el nulo. Hay un patrimonio humano que es muy importante para gobernar, y ojalá se pudiera recoger.
—¿Se debe cambiar el programa de gobierno a raíz de los resultados de la elección de consejeros?
—Esa es una discusión casi sin sentido, porque el programa ya es otro. Invité al ministro Marcel a que viniera al partido a hablar de las reformas, y se refirió a tres grandes reformas: tributaria, previsional y regionalización y descentralización. Se mete además salud y educación a la fuerza, pero esos son los grandes temas. Si lograse el Gobierno tener respuesta en esos grandes temas, lógicamente que el prestigio y la autoridad del Ejecutivo van a subir enormemente, nadie nos va a preguntar si eso estaba escrito en el programa o no.
Polémico mensaje
—Usted escribió “hace 40 años el pueblo chileno mediante las protestas nacional supo levantarse unido en contra de la dictadura, hoy nuevamente debe unirse para frenar la regresión ultraconservadora”, ¿qué quiso decir?
—Yo ya estaba en la clandestinidad en Chile, y si no hubiese sido por las protestas, Pinochet tenía el control de la situación completa. Pinochet sin las protestas nacionales del 83 hubiera ganado el plebiscito del 88 y la dictadura se hubiera eternizado. Por eso digo que el pueblo chileno supo levantarse porque pudo cambiar la historia con ese movimiento, el más importante movimiento de desobediencia civil de la historia de Chile. Me resulta inexplicable tanta alharaca.
—Y concretamente donde dice “hoy nuevamente debe unirse para frenar la regresión ultraconservadora”?
—¿Eso lo encuentra malo? Ellos, los republicanos, estaban llamando a votar en contra del aumento del salario mínimo, del royalty. Había varios parlamentarios de ellos que estaban en contra del tema de la paridad. No voy a decir que tiene que ser exactamente 50/50, si la solución de la paridad es como acordó ahora la Comisión Experta 40/60, ya es un gran avance, pero eso no se puede borrar a cero, no podemos volver al país de los años 80.
—Pero para frenar esta ola que usted menciona, ¿lo mejor es salir a la calle?
—Soy bien preciso en lo que dije: unirse. Hay que unirse.
—Hay quienes lo vieron como un paralelo entre una elección democrática y lo que pasaba en dictadura...
—La metáfora es válida yo creo, porque fue cuando el pueblo chileno se veía sin salida; golpear una cacerola fue la salida, protestar fue la salida. No sé por qué se sataniza ahora, me llama profundamente la atención, algo que era como parte del patrimonio común de todos…
Puf…
Salir a las calles…
LOL…
Huele a naftalina sesentera ideológica…
Ya no sirve.
Ellos no se ajustan a los tiempos tanto como la derecha.
Entenderá escalona que ahora hay celulares?…
Y que gran parte del triunfo de Boric y el octubrismo se debió a esa nueva forma de socializar y comunicar?…
Y gran parte de la masacre posterior igualmente se debió a la comunicación que permea la conciencia?…
Estamos en democracia, aún. Los votos son los que cuentan, aún, para cambiar los regímenes.
Y las RRSS son el medio de comunicación de contenidos ahora. No marchas ni cacerolazos.
Las marchas son para ir contra un gobierno corrupto o fallido. O una revolución. O revuelta. O insurrección.
Perdieron la guerra cultural del miedo a la cancelación, que era la principal arma de estos 4 o 5 años pasados de la izquierda radical y los progres. La señal de eso fue Cordero vs Campillai.
Ya no tienen esa arma. Todos los mandan a la cresta en el mismo momento.
El principal problema que tienen ahora es que están en una posición de agresividad, no de conciliación. Y dado que perdieron la herramienta coercitiva para que esa estrategia tuviera alguna posibilidad de resultar, tienen que cambiar de foco. O de ángulo. Pero al parece son tan ideologizados que les es imposible ceder hasta en lo más mínimos de sus ideologías huevonas.
No pueden.
Por eso tienen que desaparecer. Ya no están luchando por el bienestar de quienes dicen representan, están luchando por su ego.
Imprimir artículo
Si se rechaza la propuesta constitucional de Republicanos, creo que van a seguir webeando con el cambio de constitución, para modificar la constitución y así alinearla aún más aunque sea sutilmente con los objetivos de la Agenda 2030, necesitan aplastar las soberanías nacionales, como sea, y por alguna extraña razón la Elite esta obsesionada con hacer la constitución del nuevo milenio en nuestro país..., ya veremos si siguen webeando, despues de que se rechace esta propuesta realmente me dará una gran cólera, de lo cara de raja que son los políticos para imponer sus intereses y agendas ideológicas a quienes gobiernan...
ResponderEliminarhttps://www.youtube.com/watch?v=LAcKrTbCsyA Corre el rumor, de que el tercer intento por sacar una Nueva Constitución dicen por ahí que sería hecho sólo por un consejo de expertos (vendidos y entregados a la ONU) , para imponer sus ideas, realmente en una situación así, quedaría en evidencia que la democracia no es tal, sino una pseudo democracia y una tiranía de los políticos...
Eliminar