15 mayo, 2023

Columna de Daniel Matamala: Guzmán ya ganó

@latercera

En 2016, José Antonio Kast renunció a la UDI, acusándola de “alejarse del proyecto fundador” de Jaime Guzmán. El partido había “transado sus ideas a cambio de popularidad”, advirtió.

Esa autopercepción, como el apóstol del mensaje verdadero, la reiteró en 2022, cuando aseguró que Guzmán no habría firmado el acuerdo constitucional, ya que él “fue muy claro en lo que era la persona sobre el Estado. Muy claro en lo que era el principio de la subsidiariedad”.

Como nadie sabe para quién trabaja, fue ese mismo acuerdo el que terminó dando al Partido Republicano el mayor éxito de su historia. Y a los guardianes del legado de Guzmán, la responsabilidad de liderar el reemplazo de la Constitución de Guzmán.

No sabemos si la lógica del Consejo será de colaboración o de confrontación, y si el nuevo proyecto será o no consensuado entre oposición y oficialismo. Tampoco sabemos cuál será el resultado del plebiscito del 17 de diciembre.

Lo que sí sabemos es que Jaime Guzmán ya ganó.

Si vence el Apruebo, regirá una Constitución en que sus herederos habrán tenido un rol preponderante.

Si, en cambio, se impone el Rechazo, seguirá vigente su Constitución.

Win-win.

La profunda imbricación con los ideales de Guzmán es la marca de origen del Partido Republicano. Y recordarla es indispensable para entender a esta nueva-vieja derecha que se ha convertido en la primera fuerza política del país.

Es nueva, porque rompe con los partidos tradicionales y bebe de las formas impetuosas de la derecha radical que avanza en el mundo.

Copia su modus operandi: uso agresivo de las redes sociales, difusión sistemática de fake news, deslegitimación de la ciencia, la academia y los medios de comunicación, además de acusaciones de fraude electoral (estas últimas, por cierto, no se repitieron tras los arrolladores triunfos del Rechazo en septiembre y del Partido Republicano en mayo).

Pero a la vez es vieja, porque bebe de los principios del gremialismo: el matrimonio improbable, con Jaime Guzmán como casamentero, del ultraconservadurismo cultural con el neoliberalismo económico.

Es una ideología que cree en un Estado mínimo a la hora de intervenir en la economía y garantizar prestaciones sociales, pero máximo en cuanto a imponer modelos de vida, restringiendo las decisiones individuales. Kast votó contra el Acuerdo de Unión Civil, considera que se debe “promover desde el Estado la familia que está constituida por una madre, un padre y los hijos”, se opone al matrimonio igualitario y al aborto en tres causales. Continúa así el legado de Guzmán quien, en la comisión redactora de la Constitución de 1980, declaró que “la madre debe tener el hijo aunque este salga anormal, aunque no lo haya deseado, aunque sea producto de una violación o aunque de tenerlo derive su muerte”.

Los dos primeros “principios rectores” que proclama el partido son “defender la vida desde la concepción hasta la muerte natural” y que “en el Partido Republicano creemos en Dios”.

Ninguno de esos temas, por cierto, estuvo en la campaña de consejeros. Tampoco su oposición a la jornada de 40 horas y al aumento del sueldo mínimo, materias en que la derecha tradicional sí estuvo dispuesta a llegar a acuerdos con el gobierno.

En la franja televisiva podía verse una foto de Guzmán en el despacho de Kast. Aparte de ese guiño, el discurso de campaña fue uno solo, uniforme, repetido y eficaz: mano dura contra la delincuencia.

Ahora son mayoría electoral y política en el Consejo, pero no en muchos temas que ese Consejo debe tratar. Sus principios ultramontanos van a contrapelo de un país cada vez más laico, liberal y respetuoso de los proyectos de vida individuales.

Kast lo aprendió en la elección presidencial, donde su programa de gobierno (fin al aborto en tres causales, discriminación a mujeres solteras, eliminación del Ministerio de la Mujer...) suscitó una oleada opositora.

Como digno heredero de Guzmán, el exdiputado es un estratega que combina principios rígidos con tácticas flexibles. Por eso ahora su apuesta es evitar enredarse de nuevo en esos temas. La nueva estrella republicana, el numerario del Opus Dei Luis Silva, adelantó que el aborto “es un punto que no se va a tocar en la discusión”. Y el presidente del partido, Arturo Squella, dice que no quieren “entramparse en la discusión del catálogo de derechos fundamentales”.

Está por verse si Kast podrá disciplinar a un partido tentado a pasar la aplanadora. La exconvencional y ahora asesora de los consejeros, Marcela Cubillos, ya acuñó su propia “doctrina Stingo”. “Los grandes acuerdos los vamos a poner nosotros”, dijo él en 2020. “Ya hicieron un texto a gusto de ellos y fue rechazado. Por lo tanto, de poco sirve su beneplácito para el texto que se redacte”, retruca ella en 2023.

El diputado Johannes Káiser abrió la caja de Pandora al decir que los doce principios del proceso, que incluyen la consagración de un Estado social y democrático de derechos “no son intocables”.

“Nosotros no firmamos nada. Cuando usted me dice ‘¿usted va a respetar?’, eso significaría que nosotros estamos comprometidos a eso, y no lo estamos porque no nos comprometimos nosotros”, dijo Káiser, pese a que es la Constitución, en su artículo 154, la que establece esas bases. Otros dirigentes del partido aclararon que sí respetarán la Constitución.

“La obra, el pensamiento y el legado de Jaime Guzmán siguen más vigentes que nunca”, recordó Kast en abril. Ahora tiene en sus manos el poder para demostrarlo. Aunque, paradojalmente, hasta ahora la clave de su éxito recae en relegar ese pensamiento del centro del debate.

Porque los herederos de Guzmán hicieron campaña para una elección de sheriff, y ahora tienen que escribir una Constitución.


Son ciclos.

Eso incluye el conservadurismo religioso. Decir que el país va hacia un estado mental más laico como si fuese una tendencia lineal es ridículo. O simplista.

Como casi todo el análisis occidental de las tendencias sociales, económicas y políticas. Aún recuerdo vagamente un artículo al respecto que comentaba que los orientales creían en ciclos y los occidentales en tendencias.

So…

Es un problema en el análisis de la cultura.

Por cierto.

Lo mismo decían en la época de la iluminación, con Nietzsche y demás.

La religión se acabó…

Ahora, comienza la era de la ciencia.

Yeah…right…

Estamos pensando que ingenieros civiles destacadísimos, como Fernando Chomalí, doctores en teología, son creyentes y cristianos. Y eso después probablemente de haber cuestionado severamente las respuestas que pueden venir de la ciencia y buscar la espiritualidad.

A propósito de que los republicanos o adherentes a este tipo de opciones reniegan de la ciencia…

Cuál ciencia?… Matemáticas?…Biología?…Astronomía?…ah…

La ciencia mula del bicho alien?. Esa que decía que los encierros y las vacunas iban a evitar la propagación y que eran mejor que la inmunidad natural?…

O la del cambio climático (por acción humana) con proyecciones lineales con data de 150 años para un fenómeno con proyección de data hacia el pasado de billones de años?

Ciencia…

Right…

En lo de cuestionar al periodismo…supongo que a esta altura es bastante obvio que nadie le cree a los medos masivos que son casi todos progres y de izquierda. No es un tema de las derechas. Tampoco es un tema cuestionable en su amplitud. Los ratings y las quiebras a dos manos de medios progres así lo indican.

Si profesionales de ciencias duras son católicos y cristianos duros, entonces la religión será siempre cíclica, porque finalmente es la búsqueda de respuestas que claramente el establishment no puede entregar si no muy limitadamente. La biblia en esencia es un libro de historia, NO LITERAL, FOR KRAIST SEIK, pero también de problemas y soluciones escritas con lo mejor que el conocimiento de las épocas podía lograr, y obviamente sin un método científico que planteara las cosas en la forma de hipótesis, experimentación y resultados. Lo hace en términos de construcciones de historias míticas que es lo que se podía hacer en esa época.

No me puedo imaginar a los pelmazos que tenemos en el gobierno ni remotamente teniendo esas discusiones filosóficas.

Se imaginan a Boric hablando de trascendencia del ser humano?…

O a Jackson?  …

Tal vez después de una ayahuasca o peyote.

LOL…

En fin. Progres siendo progres. Y malos perdedores. Y peores analistas.

Esta gente no entiende que la sociedad no funciona en tendencias lineales sino en ciclos.

El ciclo progre de izquierda ya fue.

Ahora viene el ciclo conservador, no necesariamente de derecha though.

GET OVER IT…

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3 comentarios:

  1. los comunistas son muy conservadores

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  2. La biblia es mucho más que un libro de historia solamente, es un libro sagrado atemporal donde para católicos y cristianos está la Palabra, Vida y enseñanzas de Dios que se autoreveló en Jesucristo el Verbo encarnado. Tiene un sentido teológico, espiritual y también profético.

    https://www.vatican.va/archive/catechism_sp/p1s1c2a3_sp.html

    https://es.catholic.net/op/articulos/5812/cat/349/la-biblia-es-un-libro-de-dios.html#modal

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    1. Concuerdo estimado Josemaria, inclusive no recuerdo bien el nombre del médico que los años 1850 o por ahí en Reino Unido, descubrió la "higiene" de los artefactos que usaban los médicos gracias que leyendo el libro de levítico reflexionó y se dio cuenta que cuando amputaban a una persona con un utensilio luego lo usaban para amputar a otro sin desinfectar ni nada casi siempre se terminaba muriendo el 90% de la gente que amputaban, al desinfectar los utensilios, ya solo moría un 40 o 45% de las personas si mal no recuerdo, hay muchas cosas que la biblia esconde implícitamente, pero que están ahí medias ocultas. https://medicina.uc.cl/wp-content/uploads/2021/06/paradigmas-epidemiologicos.pdf

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