-¿Te llamó el Presidente Boric?
-No, me llamó hoy día (lunes 3) el ministro Elizalde por mandato del Presidente para hacernos la invitación. Luego de conversarlo con la presidenta de Chile Transparente, decidimos que era bastante lo que podíamos aportar y que creíamos que era un desafío interesante y relevante. Siempre en el marco de lo que nos invitó el Presidente, que tiene que ver con recomendaciones de políticas públicas, porque hubo un poco de confusión hoy con otras declaraciones de la vocera Camila Vallejo.
-¿En qué sentido
-Nosotros no vamos a recibir solicitudes de información de los parlamentarios ni vamos a investigar los casos. Eso corre por otros carriles e instituciones. La vocera parece que en la tarde cuando explicó sobre la comisión, habló de que se iba a revisar hacia atrás por cinco años. Y eso no tiene nada que ver con nosotros.
Varios en la comisión tenemos diagnósticos, propuestas, pero queremos entender cómo está funcionando la institucionalidad, cuáles son los déficit que hay hoy en día y cómo se puede perfeccionar la transparencia, la rendición de cuentas. Y la eficacia también, porque es muy importante que el Estado sea eficaz.
-¿Evitar sumarle grasa al Estado?
-No podemos sobre burocratizar sino que hay que buscar un equilibrio. Tengo el mayor respeto profesional por todas las personas que integran la Comisión. Esperamos hacer un aporte en esto y que las entidades públicas tomen las recomendaciones y ojalá hagan los cambios que sean necesarios.
-Siendo bien realistas ¿crees que va a servir para algo? Porque se han hecho muchas comisiones. El abogado Jorge Bofill decía que una nueva agenda de probidad no era necesaria.
-El mandato que se nos dio, es muy acotado. Hoy día tuvimos la primera reunión con el Presidente Boric, no hemos sesionado aún, por lo tanto tenemos que juntarnos para ver la metodología, cómo vamos a trabajar, etcétera. Para muchos de esos temas, como tú señalas, ya se han hecho propuestas previamente, hay estándares comparados, uno puede mirar ejemplos de otros países.
-¿Buscan cambios potentes?
-Yo creo que no necesariamente hay que inventar la rueda. Pero sí hacer un trabajo de actualización y volver a sentarse y recopilar en esta materia lo que falta por avanzar. Pensemos que la Ley de transparencia y de colaboradores del Estado fue del año 2003. ¡Han pasado 20 años! Y por lo tanto los estándares de transparencia, incluso las tecnologías de la información, hoy son muy distintas.
Efectivamente es bueno cada cierto tiempo hacer una revisión y ver qué está funcionando, qué no está funcionando, escuchar a las organizaciones de la sociedad civil, etcétera. Nosotros no tenemos el poder para hacer esos cambios. El Presidente nos dijo que nuestra misión es asesorar y dar recomendaciones concretas. Pero el poder lo tiene el Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo.
-¿Muchas de estas propuestas luego duermen en algún cajón?
-El Presidente nos dijo que la idea es que no sea una comisión más y que le entreguemos un lindo informe, que quede en un cajón. No. Dijo que va a hacer todo lo que esté en su poder para que esto efectivamente se concrete.
-¿Cómo viste al Presidente, muy preocupado por este tema, aquilatando la gravedad del asunto?
-Al Presidente lo vi consciente de la crisis, pero que había que tomarla también como una oportunidad y no quedarse solo en las sanciones e investigaciones que tienen que haber, pero que corren por un carril distinto, por las entidades públicas, la Contraloría, el Ministerio Público. Nos dio su compromiso de que efectivamente la idea era que esto generara los cambios necesarios para que en el futuro estos casos no volvieran a ocurrir o se dificultaran al menos y que se pudiera perfeccionar el sistema.
-¿Pero percibes algo sistémico o un caso aislado?
-Eso lo van a decir las investigaciones, es muy pronto. O sea, hay sospechas de que puede haber alguna otra fundación, algún otro caso aparte de Democracia Viva y por eso los medios están investigando; y el mismo gobierno lanza esta comisión.
-El Presidente Boric dijo que no había que meter a todos en el mismo saco. ¿Eso es una expresión que puede ser considerada un poco ambigua?
-Efectivamente no sabemos si todas las organizaciones están metidas en la misma situación. No toda transferencia que se haya hecho directa a una organización de la sociedad civil es per se corrupción, ni irregular, para nada. Obviamente hay personas que pueden haber aprovechado esa circunstancia para cometer irregularidades o para un tráfico de influencias y adjudicarse fondos que de otro modo no los hubieran obtenido. Pero no se puede decir que así es toda la institucionalidad. ¿Es perfecta? No. ¿Se puede mejorar? Sí.
-Una frase llamativa que se ha escuchado estos días es la de Gonzalo Winter (RD), que dijo que todos los partidos en algún momento al crecer tienen algún grado de corrupción. ¿Es así?
-Yo creo que no hay país, no hay institución, no hay nadie que esté libre 100% de la corrupción. La corrupción siempre va a ser un riesgo. Y eso va a depender también un poco de la fortaleza institucional, de las oportunidades que haya, de la ética personal, de un sinnúmero de factores que son los que producen más o menos corrupción en determinadas instituciones y países. Pero lo importante también es cómo se reacciona ante ella.
Podemos reaccionar de un modo complaciente, podemos reaccionar con una defensa corporativa o podemos reaccionar alejándonos de ella y sancionando adecuadamente a los responsables. Y generar los cambios necesarios para que no vuelva a producirse.
-¿Dónde crees que falló el sistema?
-Se dieron varios factores que permiten que estos casos ocurran. Cuando hay discrecionalidad en la toma de decisiones, cuando hay altos montos que se pueden entregar de forma directa, la corrupción ocurre. Pero yo creo que también acá ha funcionado el botón de alarma, porque si pensamos que esto ocurrió en octubre o noviembre, se destapó bastante rápido. Hay cierta madurez de nuestros sistemas de control que han funcionado.
El hecho que se pueda saber quiénes son las organizaciones, que todas las transferencias que se realizan tengan que publicarse por transparencia activa, permite que esos casos se conozcan con mayor facilidad. Por lo demás aquí hay temas que son de manual.
-¿Como cuáles?
-Mira, hay un profesor norteamericano, Robert Klitgaard, que siempre ha dicho que la fórmula de la corrupción, por así decirlo, es el monopolio de la decisión. Es decir, cuando pocas personas tienen mucho poder para tomar una decisión. Si a eso agregas discrecionalidad, poca transparencia, escasa rendición de cuentas; esos son los factores que permitirían que se diera de manera más fácil la corrupción. Yo creo que aquí efectivamente es mucho lo que se puede mejorar, es mucho lo que se puede avanzar. Hay muchos estándares que se pueden perfeccionar.
-También sorprende que esta crisis haya ocurrido en RD, que presumía de un estándar moral más alto.
-Yo creo que hay que ser más humildes. Es mejor pensar que estas cosas pueden ocurrir y de esa manera puedes ejercer mayor control. Lo importante es enfrentar los casos con decisión.
Los controles internos no funcionaron. Lo destapó un diario regional.
Parece que se les olvida eso.
En lo del diagnóstico.
Efectivamente. La discrecionalidad en el gasto puede ser un problema, y para que lo sea menos, debe aumentar a medida que el nivel jerárquico lo hace.
El problema no es que se concentre mucho poder discrecional en algunas manos. Tiene que ser así. Las decisiones ejecutivas en emergencias o del estilo requieren de esa discrecionalidad. El problema es que esas discrecionalidades muy altas estén muy abajo en la cadena de mando.
No puedes tener un doble chequeo en todo. Típicamente tienes un presupuesto y un límite discrecional sobre él si eres directivo. Esto es, tienes un límite de X miles de USD a sola firma. Para inversiones tienes reglas de firmas de apoderados típicamente. Tu y un dueño.Si te pasas de tu cupo presupuestario del mes, trimestre o año, tienes que pedir autorización al CEO o a contraloría, o a ambos para cada nuevo gasto. Y probablemente te los autoricen sin más. Pero en esos casos, el CEO y contraloría toman razón de esos excesos y de seguro se va a caer una auditoría.
De nuevo. El problema es que piojos resucitados tengan demasiada discrecionalidad en el manejo de dinero muy abajo en la línea de mando. Los Seremis serían equivalentes a jefes de Área. Por definición no debería tener casi ningún grado de discrecionalidad. Se sujetan a presupuestos con límites rigurosos y a proveedores y productos y servicios autorizados por otra instancia para compras. Si quieren más montos, u otros proveedores o servicios o productos, se sujeta a aprobación de esas otras instancias superiores. Que deben ser las subsecretarías.
Como es tan abajo la aprobación del gasto alto, arriba llega absolutamente agregado, sin detalle y como un cúmulo de cuentas contables generales. No hay como fiscalizar eso.
Deberían mejorar eso. La ejecución del presupuesto tiene límites por mes de ejecución, y por proveedores y servicios que deben tener la recepción del cliente interno para que sea autorizado como gasto efectivo ejecutoriado.
Pero no es el problema que tienen ahora precisamente.
El problema que tienen ahora es político. No técnico. Dejaron que corriera lo suficiente para que llegara a ese estatus.
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