03 junio, 2013

“Hubo diseños en Chile para incentivar el ahorro de las empresas que no se condicen hoy con una economía moderna”

 

CON UNA férrea disciplina, Alberto Arenas, jefe programático de la candidatura presidencial de Michelle Bachelet, administra el grado de información que entrega sobre las propuestas que a toda marcha se trabajan en su comando, proceso del cual él es la cabeza. Un ejemplo al respecto se vio la semana pasada, en la charla que dio en el CEP ante empresarios y economistas, cuando consultado por uno de ellos acerca de más detalles sobre la reforma tributaria que preparan, le respondió que no le daría esa “exclusiva”.

Pero también sabe que, gradualmente, debe ir haciendo sus planteamientos, considerando que queda sólo poco más de una semana para que se cumpla el plazo en que deben presentar a la ex mandataria los informes que serán la base del programa de gobierno. Han operado en tres frentes: recogiendo las inquietudes de la ciudadanía, con expertos a través de 34 comisiones y escuchando al mundo político. Los primeros días de junio deben tener todo listo para las definiciones que a continuación deberá hacer Bachelet.

Arenas, además, lidera el grupo que estudia el tema de impuestos y que integran Andrea Repetto, Oscar Landerretche, Michael Jorrat y el senador PPD Ricardo Lagos Weber. Ya tienen todos los lineamientos básicos de su propuesta y aquí los expone, defendiendo fuertemente la compatibilidad de un aumento de la carga tributaria con el crecimiento, criticando de paso al ministro de Hacienda, Felipe Larraín, y dejando traslucir que los actuales incentivos a la inversión que contempla el sistema impositivo, incluido el FUT (Fondo de Utilidades Tributables), están en cuestión.

En materia tributaria, ¿cuál es la propuesta que está emergiendo en la comisión?

Hemos venido avanzando en una propuesta que se haga cargo de tres dimensiones: la primera es que hay espacio en Chile para aumentar la carga tributaria decididamente. Cuando comparamos con los países desarrollados de la Ocde, respecto de cuando esos países tenían el mismo ingreso per cápita de Chile hoy, nuestra carga tributaria aparece bastante baja. Lo que se concluye de ello es que se puede elevar la carga tributaria y que es absolutamente consistente con seguir creciendo.

El segundo tema que hemos estado estudiando es la estructura tributaria. En los países desarrollados, después de aplicar los impuestos, la distribución del ingreso mejora. En Chile, algunos estudios presentan una situación distinta. Por tanto, preocuparse de avanzar en un diseño que genere equidad tributaria es también un objetivo. No solamente tiene que ver con un salto en la carga tributaria, sino además, con la estructura y ahí vienen las preguntas respecto de impuestos a las personas, a las empresas, en toda su dimensión, qué base tienen, etc.

¿Y cuál es la tercera dimensión de la reforma que estudian?

Una de las cosas también importantes en la administración tributaria tiene ver con los incentivos que se generan al ahorro e inversión. Todos los que hemos trabajado en macroeconomía sabemos la relación directa entre ahorro, inversión y crecimiento, y ahí el sistema tributario tiene algo que decir en letras mayúsculas. En ese sentido, una de las preguntas que hemos puesto en debate tiene que ver con diseños que se dieron en otra época y en otro Chile, varias décadas atrás. Uno podría haber hecho el diagnóstico de que tuvieron una lógica en su momento, pero que es bien difícil argumentar hoy día que sean necesarias de mantener. Derechamente, creo que materias que fueron diseñadas en la década del ochenta, no se condicen con los incentivos a la inversión que requieren hoy las empresas en Chile. En ese contexto, puedo adelantar que estamos trabajando materias que tienen que ver con incentivos para mantener el ahorro y la inversión. Vamos a incorporar decididamente esos elementos.

¿Eso significa que van a modificar o eliminar el FUT?

Lo que puedo puntualizar, no habiendo terminado el trabajo de la comisión, es que hubo diseños en Chile para incentivar en especial el ahorro de las empresas -que economistas de distintos colores ya han estado cuestionando- que, a nuestro juicio, no se condicen con una economía moderna, con una administración tributaria moderna. Y en ese sentido, nosotros tendremos propuestas para avanzar, acorde con el nivel de desarrollo que necesita nuestra administración tributaria.

Todo apunta al FUT…

Me estoy refiriendo no solamente al FUT. Estoy hablando de los incentivos que hoy día existen para el ahorro y la inversión que nosotros queremos perfeccionar para potenciar la línea ahorro-inversión-crecimiento.

¿El argumento, entonces, no es que Chile ya no requiera de esos incentivos, sino que los que existen no son los más aptos?

No he escuchado a ningún macroeconomista serio que diga que no se requieren incentivos al ahorro y la inversión. En ese contexto, de acuerdo con el grado de desarrollo que Chile tiene hoy, nos encontramos con incentivos que fueron diseñados décadas atrás, que en nuestra evaluación no están cumpliendo el objetivo para el cual fueron creados.

Pero economistas y tributaristas señalan que el FUT ha jugado un rol relevante en el nivel de inversión que muestran las empresas. ¿No lo considera así?

Respecto del tema del FUT, del impuesto a las personas, a las empresas, etc., nos vamos a pronunciar a través del documento que entregaremos la primera semana de junio. No puedo adelantar el diseño…

No le pido el diseño, sino un juicio respecto de si el FUT ha cumplido un rol en la promoción del ahorro y la inversión.

El diseño de ciertas materias, incluida la que me consulta, de décadas atrás, no se hace cargo de la economía moderna. Nosotros hemos hecho un diagnóstico y un levantamiento, y estamos trabajando en generar incentivos al ahorro y a la inversión, que se hagan cargo del nuevo país que hoy tenemos. Hay otro Chile y ese Chile no es el de cuatro décadas atrás.

Varios expertos han alertado que subir los impuestos y eliminar el FUT impactaría la inversión y por esa vía, el empleo y el salario de los trabajadores. Que podrían terminar ellos pagando esas modificaciones.

Lamentablemente, escuché y leí unas declaraciones del ministro de Hacienda que hacen antagónico elevar la carga tributaria con el crecimiento. Señaló que aumentar en cinco puntos el impuesto a las empresas generaría un punto menos de crecimiento. Nunca escuché el año pasado, cuando este gobierno elevó en tres puntos el impuesto a las empresas, (que hubiese) ningún efecto en el crecimiento. No hay evidencia empírica que sustente ese efecto de un aumento de la carga tributaria sobre el crecimiento. Además, creemos que esa retórica del temor -de que subir los tributos podría generar un freno en el avance económico- no se condice con lo que requiere hoy el país para enfrentar las demandas y principales inquietudes que existen. Lo podría entender de un candidato a la Presidencia, porque eso tiene que ver con el ciclo de elecciones, pero que venga de la principal autoridad económica del país… Alguien que administra la Hacienda Pública debería colocar entre sus prioridades no generar incertidumbre en el mercado y preocuparse de los principales problemas que tiene hoy la economía.

Si no hay relación entre más tributos y crecimiento, ¿por qué no se suben en 10 puntos los impuestos?

En economía siempre hay rangos de lo posible, hay costos de oportunidad, respecto de la experiencia comparada. Yo le preguntaría qué reforma tributaria conoce de 10 puntos.

¿No será que no existen, precisamente, porque se reconoce que pueden tener efectos negativos?

Lo que nosotros estamos diciendo con mucha responsabilidad es que con la carga tributaria que existe hoy en Chile, comparada con los países de la Ocde, al mismo nivel de ingreso, estamos abajo en ese ranking. Y segundo, cuando hablamos de aumento en la carga tributaria, lo estamos diciendo por responsabilidad fiscal y responsabilidad ciudadana, porque cuando uno propone políticas públicas que generan una carga financiera permanente en el Estado, debe colocar ingresos permanentes que se hagan cargo de ello.

¿Han considerado que uno de los factores que evalúan el capital y las inversiones para escoger entre un país y otro es la carga tributaria?

Se lo contesto de la siguiente manera: esto tiene que ver también con las expectativas. Con formar expectativas correctas. La presidenta Bachelet da credibilidad, da confianza y da gobernabilidad. En ese sentido, puedo asegurar que la conformación de la expectativa es que va a haber una reforma tributaria el próximo año y en ese contexto, formándose bien las expectativas, generándose bien los incentivos, no tiene nada de antagónico aquello con el crecimiento económico, nada. Al respecto, nosotros ya hemos demostrado que podemos conciliar responsabilidad fiscal, equilibrios macroeconómicos y desarrollo social, por lo que damos plena garantía y credibilidad de lo que va a ser el manejo económico en los futuros años.

¿No debe existir preocupación entre los empresarios?

No creo que exista ese diagnóstico. Estuve en una conversación muy franca y amena en el CEP, y ese diagnóstico no estuvo presente.

¿Cuánto quieren recaudar con esta reforma?

Hay opciones y será la presidenta quien decida. Para ello hemos estado recolectado los costos que tendrá la reforma estructural en educación y otras materias en la protección social, que son los gastos permanentes que debe financiar esta reforma tributaria. Desde esa perspectiva, la cifra que me pregunta todavía no está cerrada, pero ya hemos estado trabajando con sensibilidades de números, con simulaciones, con rangos.

Se habla de entre US$ 4 mil millones a US$ 8 mil millones.

Nosotros no hemos dado ningún rango, pero sí puedo decir que un ajuste tributario como el que hizo la actual administración, de 0,2 puntos del PIB, es lejano a lo que estamos trabajando.

Ha sostenido que se trata de una reforma de varios miles de millones de dólares…

Yo hablé de que la reforma a la educación no eran US$ 100 millones, sino que implicaba miles de millones de dólares, a los que es necesario generarles una fuente de financiamiento permanente en el Estado. De eso trata la responsabilidad fiscal. En ese sentido, la Presidenta Bachelet genera gobernabilidad y esa gobernabilidad es de alguna manera el crecimiento sustentable, el crecimiento en estabilidad.

¿Las demandas sociales mal resueltas pueden poner en jaque esa gobernabilidad?

Creo que la estabilidad del crecimiento requiere enfrentar con decisión la desigualdad en todas sus dimensiones.

Dados los compromisos que están adquiriendo, ¿como cuidarán no generar sobreexpectativas, que es algo que se le ha criticado al actual gobierno?

Puedo decir sumamente claro que lo que la Presidenta Bachelet promete, lo cumple.

Si existe una señal clara de que la economía se dirige hacia tiempo convulsionados es precisamente estas propuestas de lo que será probablemente el próximo gobierno, y que es bastante transversal.

Es notorio que todo el discurso de los bloques políticos se centra en justicia, igualdad y como puede ser eso financiado para cumplir las promesas realizadas (y seguir siendo elegidos).

Pues bien, subir los impuestos es una de las señales claras de que la economía ya no se encuentra en la vía del crecimiento, cuando esto es cierto, la recolección proviene de este, cuando se comienza a decrecer, el financiamiento de las promesas políticas debe salir de algún lado, esto es, impuestos.

Ahora, independiente del origen del concepto FUT y de su uso, si se elimina o se cobra un impuesto (porque es un crédito que entrega el estado a las empresas según Velasco, sigh…), será un descalabro que enviará a muchas PYMES a la quiebra.

Como los políticos no tienen absoluta experiencia práctica en nada, ni menos los economistas “destacados” que lo único que saben hacer es escribir ecuaciones que no explican ni tienen capacidad de predecir o explicar casi absolutamente nada real y práctico, eliminar o colocar un interés sobre el FUT es colocar, impuestos en el caso de ser eliminados, o intereses en el caso de ser mantenido, una carga imposible de soportar para gente que con suerte sabe lo que es un FUT.

Explicación. La FUT es el registro del fondo de las utilidades que se han acumulado y no se han retirado. Las empresas corporativas tienen un manejo detallado y meticuloso de este estado financiero, porque es algo que es supervisado, directa o indirectamente,  vía accionistas, SVS, inversionistas, etc. Por lo tanto un cambio de reglamentación difícilmente provocará algún problema real a ellos.

También se pueden utilizar sociedades de inversión para camuflar o postergar retiros, haciéndolos de una empresa y colocándolos en otras.

Por otro lado, el empresario PYME mayoritario, retira dineros para cubrir gastos, tanto personales como empresariales, mezclando utilidades y retiros en un solo saco. Después de años de operación, el FUT puede ser varios cientos de millones de pesos, pero de hecho esos fondos no existen. SI es extinguido ese fondo y obligado a ser tributado como retiro, de que manera podrían pagar un 35% de ese FUT empresarios que viven al día?. O impuestos de 5% anual sobre esos fondos?.

Este tipo de discusiones de hecho me hacen cuestionar la inteligencia de la clase política. Pero como todo el mundo está preocupado de quienes recibieron o no beneficios de exonerado (importante, no trascendental), y de como van a ser financiadas las políticas sociales fijas con ingresos variables, nadie va a saber lo que golpeó a la economía hasta la declaración de renta 2015, porque si es tan transversal, seguro será aprobada alguna medida al respecto.

Es momento para los empresarios PYMEs de empezar a preocuparse. Los contadores a quienes pagan $50.000 mensuales para llevar loe estado de resultados no van a dar bote con esto y se van a encontrar pagando 50 millones de pesos más intereses y multas de una sola vez. Imprimir artículo

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