Narcisos compasivos

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Aprovecho y agradezco nuevamente el blog de Adyaner para compartir unas reflexiones sobre mi estadía en Europa, que estoy realizando solo, sin mi mujer y gran compañera de viaje, y con un enfoque muy particular a la vez reflexivo en lo personal y proactivo en lo profesional.

Durante un momento de ocio, estuve viendo en Youtube la entrevista que Piers Morgan le hizo recientemente a Jordan Peterson, destacado profesor canadiense de Psicología Clínica en las Universidades de Toronto y Harvard.  Adyaner ha hecho varias veces referencia a Jordan Peterson y yo lo sigo también hace un buen tiempo por su hablar directo y con respaldo científico.  Durante la entrevista, que dura un poco más de una hora, vi al profesor Peterson serio, algo cerrado, profesional, pero sin el brillo habitual de los líderes de opinión.  Y en efecto, al final del programa que le era muy favorable, se quebró emocionalmente dos veces, al borde las lágrimas, cuando evocó el dolor que viven jóvenes machos que no encuentran féminas para compartir sus vidas, debido a un especie de empoderamiento ciego por parte de ellas.  Imagínense, un profesor reconocido de sicología clínica de 60 años que no puede contener su emoción en un set de televisión, ni siquiera hablando de sí mismo...Muy potente.

Pero la anécdota no debe esconder lo que fue el corazón de la entrevista y de su mensaje.  A la pregunta del periodista Piers Morgan sobre cuál sería la peor amenaza presente del mundo occidental, dijo sin dudar: los narcisos compasivos, vale decir esa generación de personas imbuidas de ellas mismas, convencidas de que están aquí para salvar la humanidad y el planeta.  Hace un tiempo que Adyaner viene denunciando y revelando el narcicismo de los arbóleos y  merluzos varios que contaminan la política chilena, primero desde la oposición a todo y ahora desde el poder.  La mala noticia es que puedo comprobar el mismo diagnóstico en Europa y claramente, Jordan Peterson lo hace para América del Norte.  Y si lo dice con convicción un reconocido sicólogo clínico, significa que estamos invadidos por enfermos mentales que han encontrado en el buenismo de intenciones el talón de Áquiles de una parte significativa de la humanidad occidental.

Es difícil creer y aún más convencerse de que Europa, y probablemente una gran parte del mundo, puedan enfrentar una tercera guerra mundial, no por culpa de unos déspotas megalómanos sino que por culpa de otro tipo de enfermos, más numerosos, más contagiosos y más creíbles para la gente común y corriente.  El calificativo compasivo le da al narciso el poder de esconder su verdadera desviación o perversión mental de los ojos del público y también les permite "cancelar" o evadir cualquier intento de denunciar u oponerse a sus funestos planes que no tienen ningún asidero racional ni factual.   Si creen que el presidente Boric es el niño símbolo de la manada, creo que tenemos a su abuelo y a su madre en las figuras de Joe Binden y Ursula von der Leyen. Sin olvidar al recién aparecido tío ucrananio, Volodymir Zelensky.  Jordan Peterson llega a decir que prefiere mil veces a los fascistas, bullys, frontales y violentos en comparación a los narcisos compasivos que borran, con la complicidad de la mayoría, las opiniones disidentes o divergentes.

Hecho y aceptado el diagnóstico, tenemos solamente dos opciones : seguirlos en sus delirios u oponerse públicamente. La abstención siempre los va a favorecer.  La epopeya de salvación mundial que los narcisos compasivos se han inventado para satisfacer sus necesidades mentales se vuelve ipso facto la cruzada de los cuerdos para que no puedan llevarnos a la destrucción que ellos siembran.  Es muy complicado porque no estamos frente a adversarios, que delimitan el campo y las reglas de la batalla política, sino que estamos frente a enemigos cuyo objetivo es la aniquilación de aquellos que no piensan igual, incluso en sus propias filas.  El progresismo visto por ellos consiste en liderar la vanguardia y declarar como conservadora cualquier postura pasada.  Y eso no deja de recordarnos los periodos del Terror de la Revolución Francesa o de las purgas estalinianas cuando cortaban cabezas por una palabra demás o de menos en cualquier contexto.

Lo rescatable siempre de cualquier viaje, y cuando más largo mejor, es la capacidad que tienen de formar y transformar.  Un amigo que regresó desde Chile a Europa me dijo hace años que cuando uno no sabe adonde va, lo mejor es regresar de donde uno viene.  Y esa tentación me llevó a viajar un mes a mis tierras para comprobar que la enfermedad política que aqueja Chile está también muy avanzada en Europa.  El sentido común se ha vuelta mundialmente fascista y de extrema derecha, lo que permite a los narcisos compasivos borrar de un plumazo todos aquellos que no están de acuerdo con ellos. Es verdad a nivel político dentro de los países mismos, pero también a nivel geopolítico con Rusia y probablemente China, y por supuesto, dentro de la Unión Europea con países como Hungría, Polonia y recientemente Italia.  Vale decir que los riesgos de vivir un periodo de locura colectiva alcanzan nuevamente niveles críticos en cualquier parte del mundo.

Con sus pobres personas en el centro de todo, los narcisos se revelan tóxicos en cualquier ambiente de modo que no hay que esperar nada en materia económica tampoco si llegan a prevalecer.   Si los nuevos autócratas de la Unión Europea están dispuestos a sacrificar el bienestar y la vida de medio billones de europeos bajo el pretexto de defender una oligarquía corrupta inmersa en una guerra civil desatada por Estados Unidos en 2014 y acallar las suplicaciones insistentes de Rusia para respetar un espacio de seguridad propia y acuerdos de protección de provincias rusoparlantes en Ucrania, de verdad dudo que la salida sea suave.  Comparo el narciso compasivo con un narciso perverso: nuestro mayor pecado de persona sana es prestarle cualidades que no tiene.  De la misma forma que se idealiza a una mujer o a un hombre atractivo, en el plano sexual emocional, pero también profesional, uno tiende a idealizar a las personas que dicen obrar por el bien común, como los religiosos o los activistas.  Por esa razón, existe un terreno fértil para los narcisos cuando son atractivos y perversos o cuando son compasivos y buenitos.  Finalmente, existe una única respuesta frente a esos enfermos : NO, GRACIAS, Y APRETAR CUEVA para que, DE NINGUNA MANERA, se puedan alimentar de nuestra energía.

Agradezco a mi asistente Jordan Peterson por su colaboración, waaaassshhhhhh  😎

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