Hace unas semanas, cuando estaba entrando a la oficina, me di cuenta de que dos personas que caminaban detrás de mí estaban teniendo una conversación realmente interesante.
“Realmente quiero niños”, dijo una, en lo que parecía ser una voz masculina. “Yo también”, respondió la segunda, quien también sonaba como hombre. “Pero lo que sucede”, continuó la primera, “es que no estoy seguro de que ella esté de acuerdo y no quiero quedarme en casa cuidando a los niños todo el tiempo. Realmente me gusta mi trabajo”.
Inmediatamente dejé de caminar y comencé a fingir que estaba buscando algo en mi cartera para ver quiénes eran. Efectivamente, era un par de jóvenes. Absolutamente normales, probablemente tenían veintitantos años, vestidos para un día en la oficina. Mientras siguieron caminando, los miré, estupefacta. Ésta era una especie desconocida para mí.
Obviamente, sé que muchos hombres más jóvenes están más interesados en ser padres que sus propios padres. He visto estudios en Google que afirman que los millennials que son padres ven más vídeos relacionados con la crianza de los niños en YouTube que las madres de esa generación. Y también he visto encuestas que muestran que los jóvenes británicos son mucho más propensos que los “baby boomers” a pensar que la licencia de maternidad remunerada debe dividirse entre la madre y el padre. Sin embargo, esa conversación destacó un cambio profundo en las actitudes de la fuerza laboral, y la lentitud en la reacción de los políticos y los líderes empresariales frente a ello.
Me acordé de esto nuevamente cuando se publicó la última serie de cifras sobre la brecha salarial de género. Una vez más, los números mostraron que los hombres ganan más que las mujeres en promedio, a menudo por un margen enorme. Y la brecha se ha ampliado en miles de empresas. La diferencia persiste por muchas razones complicadas, pero en gran parte se reduce al tema de los hijos: las mujeres aún cuidan de ellos más que los hombres y, por ende, reciben un salario inferior.
La discrepancia se amplía después de que las mujeres dan a luz y continúa aumentando. Cuando el niño tiene 12 años, la brecha se acerca a 33%, pero los gobiernos, y las empresas, todavía se aferran a la licencia de maternidad que alienta a las mujeres a encargarse de la crianza. En promedio, el gobierno británico paga 26 veces más a una madre en licencia de maternidad en el primer año tras el parto que a un padre, según el investigador familiar Duncan Fisher.
En EEUU, un excorresponsal de CNN llamado Josh Levs dice que muchos hombres le han “llorado por teléfono” después de que publicó su batalla legal en 2013 con la emisora sobre su política de ofrecer menos semanas de licencia pagada a los padres biológicos que a las madres y a cualquiera de los padres que adoptan.
El mes pasado, en la revista Harvard Business Review, Levs escribió sobre las “historias desgarradoras” que escuchó sobre la presión que sentían los hombres de regresar al trabajo y dejar a sus esposas en casa con sus hijos.
Los hombres en EEUU -el único país en el mundo desarrollado que no exige que las empresas ofrezcan licencias remuneradas tanto a madres como a padres- no son los únicos que están hartos. El próximo mes, en el Reino Unido, el Tribunal de Apelación va a considerar los casos de dos padres -un agente de policía y un trabajador de un centro de llamadas- que afirman haber sufrido discriminación cuando se les ofreció menos licencia de paternidad compartida que a sus colegas femeninas con licencia de maternidad. Dudo que sean los últimos en tomar tal acción.
Claramente existe una demanda, hasta ahora reprimida, de muchos hombres que quieren participar más en la crianza de sus hijos. Cuando Aviva, la aseguradora británica, comenzó a ofrecerles a los hombres la misma generosa licencia de paternidad que les ofrecía a las mujeres el año pasado, casi la mitad del personal de la empresa en el Reino Unido que se tomó un descanso en los primeros diez meses del plan eran hombres. Diageo, el grupo de bebidas, anunció una política similar pocos días después de que O2, el operador móvil, aumentó su licencia de paternidad remunerada. Pero esas empresas siguen siendo una minoría. Esto necesita cambiar. Más países deben seguir el ejemplo de Suecia, un pionero en las políticas de licencia de paternidad bien diseñadas, y la sede de algunos de los niveles de empleo femenino más altos de la UE.
Según la Comisión Europea, la evidencia muestra que cuando un nuevo padre se toma licencia de paternidad, las madres vuelven a trabajar más fácilmente, el empleo femenino es mayor y la brecha salarial por género es menor. Además hay un factor que debería estar claro: muchos hombres serían mucho más felices.
Los hombres quieren pasar mas tiempo con sus bendiciones recién nacidas….
De donde salen estas pasteles. La única razón para un hombre de pedir días por paternidad es tener días libres de descanso o de no trabajar. Por supuesto que van a querer estar por un tiempo con los niños, pero pasar 24/7 es realmente una tarea que solo pueden soportar las mamás y por eso hay que sacarse el sombrero, y son ellas las que tienen que tener el permiso maternal, por que los hombres apestamos cuidando niños. Los hombres no deberían tener ese permiso paternal salvo los primeros días.
Quien diga que no es así, o está mintiendo para tener días libres, o realmente es un chico soya ultra conectado con su lado femenino…
LOL…
Pero en que estoy pensando…Ese fue mi alter ego escribiendo…quien no querría pasar tiempo de calidad con estas criaturitas del señor…
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Difiero, hombres quedan pocos, y un hombre pone límites....hoy con suerte un 1% de la. Población, en ese caso los. Hijos si son maravillosos porque les inculcaste disciplina y respeto, en ese caso es maravilloso compartir con tus hijos...no todo el día porque tu un guerrero quiere ir a la. Guerra y luego retornar al edén de su hogar
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