09 enero, 2020

Chile es uno de apenas seis países que aumentaron el impuesto a las empresas desde el año 2000


@DF



La discusión tributaria en el país tiene para rato. Si bien el proyecto de modernización del sistema impositivo está pronto a despacharse desde el Senado a la Cámara y, por tanto, de ser Ley a 17 meses de presentarse, el debate continuará abierto.

El Ministerio de Hacienda ya comprometió la convocatoria a una mesa de trabajo para delinear lo que denomina “la hoja de ruta” del sistema tributario para los próximos años, instancia en la que se abordará el nivel de carga de impuestos del país y maneras de aumentarla en la medida que también lo haga el crecimiento económico.

Esto, en paralelo al análisis de las exenciones y regímenes especiales que realizará otro grupo de expertos que se conformará una vez aprobada la reforma tributaria.

En este contexto, uno de los temas que han emergido es la tasa con la que se gravan las utilidades corporativas. El ministro de Hacienda, Ignacio Briones, y senadores de la comisión del ramo como Carlos Montes (PS) y Ricardo Lagos Weber (PPD), han coincidido en que la tasa de 27% quedó “muy alta” bajo cualquier métrica comparable. Y las cifras parecen reforzar dicho análisis.

Un reporte elaborado por el centro de estudios norteamericano Tax Foundation dio cuenta de que Chile es uno de apenas seis países que han aumentado su impuesto corporativo en los últimos 20 años, mientras que su tasa se ubica levemente por sobre el promedio global.

Entre 2000 y 2019, el gravamen de Primera Categoría a las utilidades corporativas en el país subió de forma gradual desde 15% a entre 25% (para las empresas en el régimen especial para PYME) y 27% (para las sociedades de mayor tamaño en el sistema semi integrado).

Así, Chile ha ido contra la corriente en esta materia, ya que desde 2000 a 2019 el promedio de tasa corporativa en el mundo -ponderada por el PIB de cada país- pasó desde cifras cercanas al 40% a 26,3%.

Las otras economías en aumentar la tasa con la que se gravan las utilidades corporativas en el citado período fueron República Dominicana, desde 25% a 27%; El Salvador, de 25% a 30%; Hong Kong, de 16% a 16,5%; Líbano, de 10% a 17%; y Papúa Nueva Guinea desde 25% a 30%.

Tendencial global

Acorde con el informe del think tank con sede en Washington, en las últimas dos décadas 19 jurisdicciones han mantenido las tasas con las que gravan las ganancias empresariales, mientras 113 las redujeron.

El promedio para dicho tributo en el mundo ascendió a 26,3% en 2019 -ponderada por el PIB de cada país-, con Europa anotando el nivel más bajo con 25,1% (ponderado por tamaño de la economía), mientras que el más alto se registra en Sudamérica con 32%.

Los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) mostraron niveles de 26,53% (ver gráficos).

El espectro total

En términos extremos, las naciones o jurisdicciones que tuvieron en 2019 las tasas más bajas para gravar las utilidades empresariales fueron Barbados, Uzbekistán, Turkmenistán, Hungría, Montenegro, Andorra, Bosnia y Herzegovina, Bulgaria, Gibraltar y Kosovo, las que oscilaron entre 5,5% y 10%.

Mientras que los Emiratos Árabes Unidos, Comoros, Puerto Rico, Suriname, Chad, Congo, Guinea Ecuatorial, Guinea, Kiribati y Malta son las ubicaciones que registraron los gravámenes más altos, oscilando entre 55% y 35% (ver tabla).


Mmm…

Si es alta, pero en los países Europeos, aparte de los impuestos corporativos a las ganancias tienen los impuestos al trabajo que serían nuestras imposiciones, bastante más altas.

De hecho, esto pesa más en la decisión de invertir en un país que los impuestos corporativos, entendido que son razonablemente parecidos a los de similares riesgos.

Esa es la razón por la cual, a pesar de aumentar al doble para todos los efectos prácticos los impuestos corporativos en un plazo de 15 años que es una real volada, el país ha crecido en todo a tasas altas incluyendo el flujo de capitales de inversión. Porque mantuvimos en un 10% la cotización de las pensiones y en un 7% la de salud.

Increíble que no vean eso quienes estudian estas cosas.

Ahora que van a modificarlo, va a ser un gran golpe a las inversiones cuando finalmente se consume. No solo es un cambio en las reglas del juego, es un aumento de costo empresa por persona en un país con una productividad del asco.

Especialmente cuando vienes a un país en el que se supone eres intensivo en mano de obra y por eso vienes en primer lugar. Mano de obra relativamente calificada con un costo impositivo bajo, que es independiente de los sueldos que lo fija el mercado.

Los sueldos no son el problema en la medida en que la productividad sea adecuada. Son los impuestos al trabajo y las leyes de movilidad de este lo que determina si los capitales entran o no a igualdad de condiciones de riesgo con otros países.

Tenemos gente en economía y negocios que apesta viendo estos temas, especialmente los políticos que no entienden las implicancias de lo que legislan.

Necesitamos gente más calificada tomando estas decisiones que increíblemente pasan por alto cosas tan relevantes en la evaluación de las inversiones especialmente intensivas en mano de obra. Imprimir artículo

1 comentario:

  1. Claramente las inversiones se deciden en relación a un mix ponderado de ventajas e inconvenientes. Un empresa europea que conozco bien acaba de cerrar su oficina LATAM en Chile y de despedir al gerente regional y a todo el personal para atender el mercado desde el Viejo Continente. En septiembre, estuve cenando con los dueños y directivos que estaban encantados con Chile y confirmaron el país como sede regional (y refugio después de haber cerrado otras sedes en Latam), un mes y medio después Chile cambió y ahora están fuera. Es tan sencillo como eso.

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