"Pienso en referentes como Australia o Nueva Zelanda a los cuales podríamos aspirar, países alejados del mundo, pero integrados a él al igual que Chile. Países que sin renunciar a sus recursos naturales son capaces de diversificar su matriz productiva". Ese fue parte del mensaje que el ministro Briones dio a través de su cuenta de Twitter el pasado 31 de diciembre, el último día del 2019. Ese día el jefe de la billetera fiscal dio cuenta de sus deseos para la próxima década, proyectando a Chile con una economía "dinámica, inclusiva, sin la cual no hay progreso social posible. Con una clase media vigorosa y miles de emprendedores que tiran el carro del desarrollo. Una economía competitiva donde la sensación de abusos y privilegios sean solo del pasado". Si bien ambos son países relativamente jóvenes y con una economía fuertemente agrícola -y en el caso de Australia minera- al igual que Chile, junto con compartir similitudes geográficas, el ejemplo de Briones es ambicioso. Tanto Australia como Nueva Zelanda se encuentran dentro de los 15 países del mundo - 6 y 14, respectivamente- en el Índice de Desarrollo Humano (IDH), según la ONU, el cual mide el avance conseguido por un país en tres dimensiones: vida larga y saludable, acceso a la educación y nivel de vida digno. ¿Y Chile? Se encuentra varios escalones más abajo, ocupando la casilla número 42, aunque se ubica como el líder de América Latina. Además los oceánicos cuentan con economías que están dentro de las más potentes del mundo por su PIB y han sabido diversificar su canasta exportable, sumado a alcanzar altos índices de productividad. Australia Australia es el país más grande de Oceanía y de los más extensos del mundo gracias a su superficie de 7.741 kilómetros cuadrados. Cuenta con poco más de 25 millones de habitantes -de los cuales cerca de un cuarto nacieron fuera de su territorio- y con una baja densidad población por kilómetro cuadrado. Su economía ha experimentado un crecimiento continuado con reducido desempleo, una inflación controlada y una baja deuda pública desde hace prácticamente tres décadas, sumado a un fuerte y estable sistema financiero. Tal es así, que desde 1991 que Australia no conoce de recesión -ostentando el récord mundial en materia-, incluso supo esquivarla durante períodos económicos complejos a nivel mundial, como la crisis asiática de 1997 y la Subprime, en 2009. Fue en la década de 1980 cuando el partido Laborista Australiano, dirigido por el primer ministro Bob Hawke y el tesorero Paul Keating, dieron inicio a la modernización de la economía del gigante oceánico al liberar el tipo de cambio del dólar australiano en 1983. De ahí en más vinieron otras reformas, como reducciones arancelarias, negociaciones laborales, integración de los estados de un sistema nacional federal y la privatización de varios servicios gubernamentales. US$1.323 billoneses el PIB australianoLo anterior, además de las acertadas decisiones del Estado australianao para contener las crisis, entre otras cosas, ha llevado a Australia a tener el PIB 21 a nivel mundial, con US$1.323 billones y el décimo lugar en en PIB per cápita, con US$57.200 dólares, según cifras del Fondo Monetario Internacional al año 2018. Según cifras de Plusmining a comienzos de 2019, el PIB ligado a recursos naturales en Australia llega a un 10%, mientras que el sector manofacturero alcanza a 6,3%. El restante 84% se explica por una amplia variedad de servicios y actividades. Asimismo, la productividad de la minería y agroindustria australiana es 42% y 46% superior a la de sus competidores. Además, Australia ha desarrollado una alta competitividad en sus servicios: décimo país receptor de turistas en el mundo, tercer receptor de estudiantes universitarios, sexto lugar en fondos de inversión, séptimo en emprendedores globales, y más de 40% de la fuerza laboral con calificaciones terciarias. "El caso australiano demuestra que es posible tener el más alto nivel de desarrollo económico y los mejores niveles de vida del mundo (seis ciudades australianas están entre las 40 mejores ciudades del mundo), con una base fuerte de recursos naturales, complementada con industrias de servicios de alta calidad. En Chile estamos perdiendo el foco estancados en la anticuada retórica de la maldición de los recursos naturales y pensando que el desafío está en la manofactura 'tradicional'", expuso en una columna a inicios de 2019 a La Tercera el director ejecutivo de Plusmining, Juan Carlos Guajardo. Las principales exportaciones de Australia son minerales de hierro y sus concentrados, el oro, gas de petróleo, hidrocarburos gaseosos y el trigo. Según el Observatorio de Complejidad Económica (OEC, por sus siglas en inglés), dicho país ocupa la posición número 20 de exportación en el mundo, totalizando envíos por $243 mil millones en 2017. Australia es una nación minera por excelencia y ha aprovechado el auge económico chino de las últimas décadas, producto de su cercanía con el gigante asiático, para impulsar notablemente sus exportaciones, lo cual le ha generado un crecimiento sostenido. Además de China, país al que en 2017 exportó un total US$85 mil millones (más las exportaciones totales chilenas registradas dicho año), sus principales destinos son Japón (US$34, 6 mil millones), Corea del Sur (US$18 mil millones) e India (US$14,8 millones). Son cerca de 15 los países que cuentan con tratados de libre comercio con Australia, entre ellos, Chile. En los últimas años, con miras a reducir su dependencia del sector minero, se ha concentrado también en potenciar la innovación a través de su Programa Nacional de Innovación y la Ciencia, dirigido a impulsar el emprendimiento en el sector tecnológico. Otra medida para impulsar el crecimiento recientemente fue un potente plan de infraestructura, además de su apuesta por energías renovables. 29lleva Australia sin sufrir de recesión económicaY en cuanto a impuestos, Australia cuenta con un sistema de gravamen sobre la renta por tramos, en donde quienes tienen ingresos inferiores a los US$18.200 dólares anuales están libres de aquello. Asimismo, cuenta con un equivalente al IVA del 10%, en el que hay algunos productos exentos a este impuesto, como los alimentos frescos. En tanto, a las empresas y corporaciones pagan un impuesto de 30%, mientras que las personas deben pagar un gravamen por seguridad social para costear servicios de salud y jubilaciones. Otro dato es que Australia se encuentra en el 18°puesto de los 190 país que conforman el ranking Doing Business, lista elaborada por el Banco Mundial y que clasifica a los países según la facilidad que ofrecen para hacer negocios. Y en cuanto al Índice de Percepción de Corrupción de la Organización para la Transparencia Internacional, ocupa la posición número 13 de los 180 países que lo componen, lo que se traduce en que sus habitantes tienen un bajo nivel de percepción de corrupción gubernamental. Nueva Zelanda Durante las últimas dos décadas, los Gobiernos neozelandeses han transformado su economía agraria y dependiente del mercado británico, en una de mercado más industrializado y que compite de manera global. Con una población de a penas 5 millones de habitantes y una superficie de 268 mil kilómetros cuadrados, cuenta con un PIB nominal de US$210 mil millones, el cual es inferior al chilno (US$250 mil millones), según el FMI, situándose en la posición número 52 a nivel mundial. Sin embargo, su PIB per cápita es muy superior al de Chile: Nueva Zelanda ocupa el lugar 22 de ingreso por habitante, 31 puestos más arriba que Chile, con US$42.010 al año. Asimismo, según el ránking Doing Busines, es el país del mundo que ofrece más facilidades para hacer negocios, y es el segundo país con menos sensación de corrupción por parte de sus habitantes. Nueva Zelanda, cuyo vecino más cercano es Australia, tiene un nivel de vida alto e históricamente ha mantenido una sólida relación con el Reino Unido y la demanda de este último por sus productos agrícolas. Sin embargo, en 1973, el mercado exportados neozelandés se vio fuertemente golpeado cuando Reino Unido se unió a la Comunidad Europea, sumado a otros factores como la crisis del petróleo ese mismo año y la crisis energética de 1979, llevando a una severa depresión económica. Tras ello, los niveles de calidad de Vida de Nueva Zelanda cayeron. Pero a partir de 1984 comenzó una reestructuración económica, abandonando el proteccionismo y llevándolo a conocer el libre comercio. Así logró cifras récord, como la histórica tasa de desempleo de 3,7% que registró en 2007, y que actualmente mantiene en esos márgenes. Hoy ostenta una expansión económica anual promedio de 2,9%. Tasa importante para una nación desarrollada, pero que no es suficiente para sus autoridades. Según dijo la primera ministra, Jacinda Ardern, en junio pasado "el crecimiento por sí solo no condice a un gran país. Así que es hora de centrarse en otras cosas que sí lo hacen". Con esas palabras presentó su "presupuesto de bienestar", que consiste en un panel que integra una alta gama de datos y que intenta dar cuenta de la amanera en que las políticas públicas impactan el desarrollo de los ciudadanos. En resumen: medir el nivel de bienestar general de los neozelandeses. Nueva Zelanda es una nación con vocación agrícola que históricamente se ha visto afectada por la "pérdida de talento", con un éxodo masivo de sus compatriotas al extranjero, sobre todo Australia. Sin embargo, se han realizado esfuerzos para frenar aquello. De hecho, en 2015, por primera vez en 24 años, fueron más las personas que dejaron Australia para asentarse en Nueva Zelanda que al revés. Según OEC, Nueva Zelanda es la 57°mayor economía de exportación en el mundo. En 2017 exportó US$37 mil millones. Sus principales productos son la leche (US$5,34 millones), la carne ovina y caprina (US$2,36 mil millones), la mantequilla y demás materias grasas de leche (US$2,33 mil millones) y la madera ($2 mil millones). 5millones de habitantes tiene Nueva ZelandaMientras que sus principales destinos son China (US$8,79 millones), Australia (US$2,39 millones) y Corea del Sur (US$1,28 mil millones). Al igual que Chile y Australia, Nueva Zelanda depende en gran medida de la inversión extranjera y del comercio exterior, el cual representa más del 18% de su PIB. Y en cuanto a su tasa de impuesto, esta se establece de acuerdo al salario anual de las personas, siendo la máxima el 33% para ingresos superiores a US$46 mil, y la mínima es del 10,5% a los ingresos de hasta US$9 mil. Mientras que las empresas y corporaciones entregan una tasa fija del 28%. Por último, su impuesto sobre el consumo (IVA) es del 15%, que se agrega a casi todas las compras, exceptuando alquileres residenciales y servicios financieros.
better a mediocre plan now than a perfect one too late
Esto me recuerda mis días de implementaciones de excelencia operacional.
El éxito de un plan no es el plan en si mismo, si no la excelencia de la ejecución.
Trust me on this one…
Todo el mundo está tratando de copiar modelos económicos o sociales cuando en realidad cualquiera de ellos tienen algunas premisas básicas que se deben cumplir antes de tener beneficios.
Tal como en la excelencia operacional comienzas con la disciplina básica del orden funcional sistemático que genera rutinas y hábitos y por ende ahorros de tiempos y errores, en el caso de la sociedad comienzas por el respeto a las normas básicas de funcionamiento.
Sin esa base funcional, no importa el plan, vas a fallar. La excelencia es un hábito no un descubrimiento ni un accidente. Y por ello debes comenzar en la escuela con lo básico, que es respetar las normas de convivencia, y cumplir con lo que te comprometes. Con esas dos cosas, estaríamos encaminados hacia el desarrollo y cualquier sistema puede tener una base de funcionamiento incluso el más disfuncional, excluido el marxismo que ni los alemanes pudieron hacer que funcionara.
Por supuesto no es glamoroso ni marketero, pero es la verdad. Un proceso de implementación de excelencia operacional en una empresa puede durar de dos a cuatro años si está bien ejecutado y se entiende bien lo que se quiere lograr de capitán a paje y se comprometen en ello. Obviamente la excelencia se retro alimenta si el sistema está bien construido en términos de generar mejora continua y por ende es autosustentable.
En el caso de Chile. Tenemos un buen sistema económico y social. Permite la movilidad social relativamente bien salvo en los extremos y eso no es algo que pueda en realidad resolver ningún sistema conocido. Tenemos servicios públicos e infraestructura decente, aunque evidentemente existen ghettos donde es difícil la inversión sin que sean vandalizados los recursos. Y tenemos aún un costo directo alto que pagar por ellos dado que la recolección comunitaria de impuestos no nos permite aún pagar indirectamente por esos servicios y que todos dispongan de ellos a discreción sin costo directo como sucede en los países ricos.
El siguiente salto es que nuestra gente gane más dinero. Y para ello deben producir más. No hay vuelta con eso. Los que creen que regalándole dinero a la gente o pagándole por decreto más las cosas van a funcionar, solo vean el plan Keynesiano monetario de Allende para ver como resulta eso.
El dinero es solo la traducción de la productividad.
Como logramos eso dentro del modelo que tenemos es en lo que deberían estar enfocados en vez de cambiarlo. Me recuerda a la gente que salta de uno a otro negocio porque ninguno de ellos le genera beneficios de inmediato.
No es el modelo. Es la productividad de la gente y cultura. Tal como en una organización.
Y eso se logra en las empresas que podamos traer para que nos enseñen a ser más productivos y los hijos de los padres que trabajen en ellas reciban esa educación funcional. No lo vamos a lograr con profesores educados bajo el mismo sistema que se quiere mejorar.
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