13 marzo, 2023

Yeah…right… --- “Hoy realmente está gobernando Tohá”

Bs GIF - Thats BS And You Know It BS Bullshit - Discover & Share GIFs

@ElMercurio

“Ni ha ocurrido lo que la derecha temía, ni ocurrirá aquello a lo que Boric aspiraba”. Al cumplirse un año de gobierno, su balance está en esta suerte de empate técnico. Un país con los mismos problemas y desafíos, “sin el fuego retórico, y no solo retórico”, que tenía antes de octubre de 2019, sintetiza Carlos Peña, con el mismo tono sagaz con que su pluma dominical desmenuza el ir y venir de la coyuntura semanal, en estas páginas.

Rodeado de decenas de libros, pulcramente desordenados, en medio de la solemnidad de su rectoría del Santiago patrimonial, el influyente intelectual también termina un nuevo ensayo. “¿Qué fue de la revolución?” se titula el libro, que verá la luz en mayo y se adentra en el “espíritu de una generación”. Y no de cualquiera, de la generación inseparable de este gobierno, y de la política chilena reciente.

Nacida a fines de los 80, en medio de cambios clave. Con la familia, iglesias, clubes deportivos —las “agencias socializadoras”— en crisis; las redes en expansión, un mundo sociocultural “simulado”, donde las personas autoeditan su propia personalidad; y acceso masivo a la educación superior. “Son la generación más ilustrada en la historia de Chile”, retrata el abogado, al escrutar a este grupo, cuyo rostro más visible es el Presidente.

Y suma al balance: “el Presidente parece haber comprendido, o los hechos lo han obligado a entender, que la solución a los problemas del país no significa torcer el rumbo de la modernización chilena, ni cavar su tumba como decía anhelar”.

—¿No cree que la izquierda hizo avanzar sus banderas culturales?

—Es una asociación ideológica puramente transitoria. El propósito de cambiar radicalmente las bases de la modernización hasta “matar el neoliberalismo”, como dijo Mazzucato, ha fracasado. A lo único que puede aspirar el FA y el Socialismo Democrático es a remediar las patologías de ese proceso, que son tres fundamentales: salud, educación, pensiones. Esperaría que un gobierno de veras progresista, de veras de izquierda, se preocupara de esos tres problemas y pusiera entre paréntesis los procesos culturales que seguirán su curso.

—¿También el ecologismo, el feminismo?

—El Gobierno aparentemente abraza un feminismo de minorías, de sectores elitistas como Comunidad Mujer, que no representan las concepciones subyacentes en la cultura chilena. No creo que un gobierno pueda erigirse sobre una agenda construida de esa manera. Debe distinguir entre las urgencias sociales y los procesos culturales que animan la esfera pública. El talento del político es recogerlos en su discurso, pero aspirar a poder satisfacerlos es simplemente absurdo.

—¿Es la transformación de líder estudiantil a Presidente que intenta “habitar” el cargo?

Eso de “habitar” es una tontería. Los cargos se ejercen y los deberes se ejercitan, el espacio se habita. Supongo que eso viene de una lectura apresurada de “La poética del espacio”, de Bachelard. Boric es un político inteligente que ha sabido modelar su conducta y su imaginación a los deberes de conducción del Estado. Lo prueba su nueva actitud frente al orden público y su capacidad de comprender que gobernar no consiste en un asalto utópico, sino esforzarse por gestionar con eficiencia y producir orden.

—¿En eso hay convicción o puro pragmatismo?

—Un político que se aferra a sus convicciones iniciales, a fervores que manifestó en la campaña, se llama profeta, sacerdote, fanático. Una habilidad del político consiste en ser dócil ante la realidad, camaleónico. Boric es uno de esos políticos y no es insincero. La gran pregunta es si tiene buenas ideas, si sabe diagnosticar los problemas de la sociedad chilena. Diría que no es un gran político a la hora del diagnóstico.

—La oposición critica “volteretas”. ¿No han dañado su credibilidad y apoyo?

—Max Weber distinguía entre la ética de la convicción y la de la responsabilidad. El político de verdad tiene ética de la responsabilidad, que muchos comentaristas, ligeros, lo llaman volteretas. Boric sigue teniendo más o menos 30%, un tercio, como en primera vuelta, es su grupo de apoyo. No es verdad que Boric haya sido fungido por amplia mayoría, que confiaba y lo abrazaba. El apoyo de Boric fue una mezcla de aquellos que lo preferían a él, y aquellos que detestaban a Kast.

—¿Por qué esa “docilidad” no lo hizo crecer a sectores medios?

—El FA y el Presidente Boric han cometido un persistente error: retratar a las grandes mayorías como abusadas, como si sus últimos 30 años de vida fueran una gran estafa. Eso genera un abismo insalvable y es la razón por la que Boric no ha logrado construir mayoría. Para que realmente tenga futuro, el desafío es reconocer esas trayectorias vitales. Las personas que habitan La Florida, Maipú, Puente Alto, viven el consumo, la vivienda propia, la masificación del auto, como un logro personal, un orgullo, y de pronto, un grupo de jóvenes pequeñoburgueses, absolutamente privilegiados y tampoco tan talentosos, les dice que en realidad son un pueblo abusado por una élite mezquina. Nadie quiere ser tratado, permanentemente, como cliente de un Techo para Chile.

—¿No hubo identificación?, ¿“boricmanía”?

—Nunca la vi. Identificación hubo la primera vez que ganó Bachelet, cuando las mujeres salieron a la calle con banda presidencial. Esa es personalidad carismática de verdad.

—Y frente al segundo año de gobierno, ¿qué es prioritario?

—La seguridad y la producción de orden, problema que viene de mucho antes. Desgraciadamente, durante mucho tiempo, y el propio Boric contribuyó a ello, el orden se devaluó. Así ocurre cuando se cree que la justicia es el único valor y se miran los problemas con el lente de una moral simplista. Se acaban cimentando las bases del autoritarismo. La democracia persigue justicia e igualdad; la condición primera es orden, higiene en las calles, seguridad en los barrios.

—¿Ve restablecido el consenso contra la violencia?

—Parece que sí. Quien llega al poder del Estado comprende rápido que tiene que estar dispuesto a usar de la fuerza, “a pactar con el diablo”, como dice Max Weber. Manejar el Estado a veces exige una “homeopatía” de la violencia; aplicar la fuerza para evitar que se enseñoree en la sociedad.

—¿Por eso los indultos fueron la peor crisis del primer año?

—No lo sé; el gran problema de este gobierno no son los tropiezos, las grabaciones de la ministra Urrejola, el exabrupto de Ávila; es la desconexión que vienen arrastrando.

—Sobre la excanciller Urrejola, ¿qué fue lo más grave de lo ocurrido en la Cancillería este año?

—Lo que ha ocurrido en la Cancillería no son tanto las personas como la concepción subyacente. Se han concebido las relaciones internacionales más como un ámbito de promoción de derechos que como un espacio político.

—¿Con este gabinete hay nueva etapa?, ¿qué le parece el nuevo elenco?

—Acentúa algo que el Presidente Boric no logra disimular, y el desorden de la ceremonia quizá sea el signo inconsciente: el abandono del proyecto radicalmente transformador —y con el que inflamó a toda una generación—, al comprender que no contaba ni con la capacidad ni las condiciones para llevarlo adelante, y su sustitución por un proyecto más minimalista, reformista, conducido por la vieja generación. Más que el inicio de una nueva etapa, la ceremonia parece tener el significado objetivo del inicio de un duelo inconfesado.

—Confirmado el ministro de Educación, ¿qué significa para la crisis educacional?

—La crisis de la educación es, quizás, el problema más serio que afronta la sociedad chilena. A la escuela se le demandan una multitud de funciones y se concibe como una agrupación de sujetos autónomos, donde la autoridad en el sentido clásico, simplemente no existe. Sin autoridad y prestigio del profesor, la educación no es posible. Pero hoy se concibe la relación entre padres e hijos, entre profesor y alumnos, de la misma índole que la del ciudadano con el Estado. Y por eso extendemos sin más la autonomía y rechazamos la autoridad. Quizá el cambio de paradigma que reclama el ministro de Educación deba consistir en recuperar esas verdades sencillas.

—Pero sigue en el gabinete…

—Así es. Aunque su comprensión global del problema educativo y los problemas culturales y de autoridad del sistema escolar —respecto de todos los cuales no parece tener diagnóstico o comprensión cabal— hacían pensar que debía ser sustituido.

—¿Qué decisiones paliarían la crisis?

Avanzar en la formación de profesores es decisivo para recuperar su prestigio y autoridad. Hemos transformado a los profesores en animadores y su papel es enseñar. Segundo, hay que recuperar la tarea fundamental de la escuela, que es transmitir cultura, conocimientos y normativas. El “progresismo irreflexivo” ha trasladado el código de autonomía radical a la familia y la escuela. Y no funcionan así, se destruyen.

—¿Lo dice por los liceos emblemáticos?

—Exactamente. Esa idea de comunidad escolar que cita a padres, estudiantes y todos deliberan sobre lo que hay que hacer es absurda.

“El espejismo de la ‘boricmanía'”

—El rechazo de la reforma tributaria, ¿es un nuevo choque?, ¿buena o mala noticia?

—Es muy mala noticia, si la derecha y quienes se plegaron no están dispuestos a discutir una reforma tributaria. No lo es, si hay buenas razones para considerar su contenido ineficiente, mal diseñado. Temo que parece más bien un gesto que insinúa que lo mejor es postergar cualquier debate tributario.

—Entonces el Gobierno le apuntó culpando a la oposición.

—No, muy mala estrategia. La derecha pudo mantener una posición crítica respecto de la reforma, pero aprobar la votación en general. Nada de esto justifica las opiniones levemente destempladas que dio Mario Marcel.

—¿Qué consecuencias políticas tiene para Marcel?

—Marcel siempre quiso negociar, eligió una puerta de entrada equivocada. Estamos en unos espejismos, el espejismo de la “boricmanía”, de que el Gobierno por azar puede imponer su voluntad en un Congreso donde la derecha tiene la mitad. Es similar al Rechazo, cuando el ministro Jackson declaró, con ese entusiasmo irreflexivo, que el cambio constitucional era una condición indispensable. Fracasar en dos pasos fundamentales, el constitucional y el tributario, es muy grave para un gobierno que se dice transformador.

—¿Cuán decisiva fue la derrota constitucional? Irina Karamanos insistió en que la culpa no es del proyecto.

—Ser pareja del Presidente no le confiere a su opinión ninguna autoridad distinta de las razones que pudo esgrimir. Y esgrimió pocas. El plebiscito enseñó al Gobierno que un triunfo electoral no es lo mismo que uno ideológico; quien votó por el candidato Boric no adhería, necesariamente, a sus ideas o diagnóstico.

—Esas dos almas conviven en el Gobierno. ¿Cómo terminará esa tensión?

—El Socialismo Democrático va a hegemonizar este gobierno; su desafío es lograr acompasarse con los fenómenos generacionales. El reto que hoy enfrenta la política es interpretar a los grupos medios, la mayoría, que no reclaman redentores y requieren políticos responsables que reconozcan su trayectoria vital.

—Nuevos grupos quieren rearmar ese centro.

—Temo que Amarillos y Demócratas, hasta ahora, hayan enfatizado demasiado la cuestión constitucional, y no es el problema que guiará a la política y a la sociedad. Será la tarea futura del PS.

—Los hijos no pudieron matar al padre…

—La generación que interrumpió dramáticamente su vida con el golpe militar la retomó 20 años después. En el intertanto, nació la generación de Carolina Tohá, a la que nunca dejaron tomar el poder. Esa generación perdida nunca logró sustituir a sus padres, la vieja Concertación, hasta que apareció el fenómeno del FA y ahora tiene una oportunidad. Los más maduros de esa generación van a ir tomando control.

“Si Boric no logra resolver el orden público…”

—¿Es importante que esta nueva izquierda no salga derrotada de La Moneda?

—Depende de qué se entienda por derrota. Si es el abandono forzado del simplismo de su diagnóstico y proyecto, le hará muy bien ser derrotada. Las derrotas en política importan y enseñan tanto como las victorias. Lo que ocurrió en octubre de 2019 no fue una rebelión contra los 30 años, sino su expresión más fiel. Con el consumo, cambian las condiciones materiales de la existencia y la cultura. Lo dijo Marx en 1859, pero en Chile ni la izquierda lee a Marx.

—Sin respuesta, ¿esas demandas volverán a explotar?

—La sociedad chilena seguirá experimentando procesos sociales subyacentes, y seguirán pendientes los desafíos de compartir entre todos los riesgos de las flechas del destino: la edad y la enfermedad. Solo los de política pública están en manos del Gobierno. Los movimientos sociales entraron en estado de latencia; no creo que exploten de nuevo.

—¿Volvió el “momento conservador”, como opina Eugenio Tironi?

—No lo creo. Los propósitos transformadores y el entusiasmo que la retórica alimentó parecen haber disminuido, por lo que más que conservadurismo puede considerarse sensatez. Si fuera asesor de Boric, le diría: alimente el proceso cultural, mantenga esa conexión generacional, apoye el proceso constitucional, ponga todo su esfuerzo de gestión en buenas políticas públicas de salud, pensiones, educación. Una buena narrativa, una ideología más soft, pero fidedigna.

—¿Encarna eso la ministra Tohá?

La personalidad más clara, inteligente, es Tohá, que pone orden conceptual en los problemas, conoce el Estado y sabe priorizar. Hoy realmente está gobernando Tohá.

—¿Ve al PC dispuesto a promover el derecho a elegir en salud, pensiones?

—Por supuesto que no; ahí veremos si Boric es un gran político, si es capaz de inclinarse ante la realidad y elegir sabiendo que algo perderá.

—¿Qué desafío tiene la derecha que no capitalizó este primer año?

—La derecha no logra articularse bien, por algo similar a la izquierda. Hay una lucha por la hegemonía entre republicanos, una derecha más conservadora que no abjura de su origen autoritario, y otra que no encuentra el camino, que mezcla partidos como RN y la UDI, que abrazaron irreflexivamente el proyecto modernizador capitalista de la dictadura, y otros grupos, como Evópoli, con un liberalismo descafeinado. Hasta ahora, Kast ha logrado galvanizar las preferencias de su electorado, pero puesto frente a otro candidato demostró que pierde.

—¿Sin vuelta?

—Si Boric no logra resolver el problema del orden público, Kast tendrá otra gran oportunidad. El miedo ahoga cualquier proyecto vital y mucha gente en Chile lo está sintiendo.

—Y Sebastián Piñera, ¿podría tener una tercera oportunidad?

—Por supuesto. Piñera experimentó un fenómeno transferencial, las personas proyectan sus malestares profundos sobre la figura de autoridad. Solemos olvidar que es el político más exitoso que ha tenido la derecha, el único Presidente electo dos veces.

Proceso constitucional: “Hay algo sintomático en pasar, de Loncon a Undurraga”

—¿Qué espera del nuevo proceso constitucional?

—Espero que sea deliberativo, que haya intercambio de razones, conocidas y discutidas en público. Que no sea un simple juego de intereses como fue la Convención. Hay algo sintomático en pasar, sin debate y sin conflicto, de Loncon a Undurraga: confío que los marcadores de clase no estén obrando silenciosamente.

—¿Dónde se juega que termine en un buen texto?

—Cuatro fundamentales: que se reconozca la multiculturalidad y derechos colectivos de los pueblos indígenas; consagrar los derechos sociales como un compromiso de la sociedad; un sistema político que evite la fragmentación y permita que las mayorías gobiernen; y un control constitucional que limite el poder de las mayorías.


 

Pulcramente desordenado es similar a elegantemente atrasado?

Nice…

Después del pastelazo de decir que Lagos era la presa de Boric y que la estaba exhibiendo en una selfie, tiendo a no pescar mucho los análisis de Peña.

Los leo. De vez en cuando. A pesar del tono levemente intelectualoide que tiene Peña y otros como Tironi, que es francamente inleíble.

Pero solo porque es interesante ver lo que opina el establishment intelectual académico de izquierda más crítico de Boric y los narcisos.

En este reportaje al que le dieron con bombos y platillos en la twittosfera…

El que está gobernando es Boric. FIRMEMENTE. Los comentarios de Marcel, Tohá y Vallejo, y todos en el gobierno después de la derrota en la reforma impositiva lo refleja claramente.

Si a su vez el narciso es gobernado por Tellier u otro es diferente tema.

Culpar a la oposición, a los evasores de impuestos y demás tonterías es directa influencia desde el narciso mayor.

Ergo, no hay cambios. No hay correcciones ni nada que lo desvíe de sus objetivos originales.

No ve a la social democracia o como sea que se llamen como elementos útiles a un cambio de giro. Lo ve como chivos expiatorios útiles a sus cagadas futuras en el logro de la agenda original que es destruir los pilares del neoliberalismo de Pinoshé. El resto de cosas palurdas del día a día y tan campesinas como la gestión de la normalidad las pueden ver los pérkins, las cosas relevantes las siguen viendo los narcisos, que están para las grandes y transformadoras tareas.

Como diablos no se van a dar cuenta de eso me escapa. Especialmente los políticos supuestamente experimentados de la ex concertación?.

Oye, cambiamos todos los ministros, nos rodeamos de la ex concertación, y así y todo las cosas no han funcionado. Ven que no es el problema nuestro ni de la izquierda, si no de la deresha pinoshetista y los fashos pobres.

Son tan transparentes estos giles…Eso no significa que les vaya a resultar por supuesto.

Lo que me resulta muy frustrante en relación a los análisis de los analistas es que simplemente no estén dispuestos a aceptar que Boric & CO son un desastre y supongo que es en parte el sentimiento de culpa del porque ellos permitieron o avalaron el que ese desastre llegara al poder…

En fin.

Fútbol.

Imprimir artículo

3 comentarios:

  1. Desastre? un mono con navaja, eso es, y un mono Merluzo.

    ResponderEliminar
  2. Geppetto en el PC y boric de pinocho, asi de simple. Mentiroso cubierto por un viejo de mierda que no hara por cambiar el rumbo.

    boric seria como el topo gigio del PC.....van a intentar imponer la agenda como sea.....el resto chao.....sin urgencia ni calentarse la cabeza....

    boric esta amenazado y tomado por el PC y no puede volver a la ex concerta.....aunque quiera.

    ResponderEliminar
  3. Bachellet era igual de mamarracho que el merluzo, se vestia mal, tenia pesima diccion y pronunciacion y se descolocaba apenas la tiraban una pregunta incomoda.

    La vieja se salvo porque tenia un equipo mas profesional y no era tan narcisa asi que hacia lo que le decian en vez de creerse rockstar como el guaton.

    Peña sabe que ella no era la que gobernaba al final, asi que por eso anda con la esperanza que al merluzo lo controle alguien de la concertacion.

    ResponderEliminar

El objetivo de este Blog es compartir opiniones, así es que tus ideas y sugerencias son bienvenidas...

Compramos mierda que no necesitamos, con dinero que no tenemos, para impresionar a gente que no conocemos...Ni nos importan....