07 agosto, 2016

Pensiones para una vejez digna

 

@latercera

EL ACTUAL sistema de AFP es un mercado obligatorio de ahorro individual, con el único propósito del pago de una prima para un seguro de invalidez y el financiamiento de una pensión de vejez, ya sea en la forma de retiro programado o la compra de una renta vitalicia. Las y los chilenos se han manifestado y han declarado con toda claridad que temen por su vejez, y que este sistema sólo genera pensiones de pobreza que no se corresponden con el esfuerzo de toda una vida de trabajo.
Por eso debemos actuar hoy y decidir como país cuánta dignidad y solidaridad queremos para las y los chilenos que se jubilen en el futuro.
Al actual sistema de pensiones le pesa una promesa incumplida: pensiones porcentualmente cercanas a los salarios ganados en la vida laboral. Es tiempo de repensar, en un debate serio y abierto, cuáles son las mejores opciones para que chilenos y chilenas cuenten con una pensión justa, en el entendido mínimo de que nadie que trabaje toda su vida, puede ser pobre.
Hay bases construidas por la Presidenta Bachelet en su primer gobierno, cuando creó el Pilar Solidario del Sistema de Pensiones que permitió que cientos de miles de compatriotas recibieran una pensión por primera vez. Pero es evidente que debemos ir más allá, no sólo porque ese primer paso comienza a ser insuficiente por el monto de las pensiones, sino también porque una amplia clase media ve con angustia que puede perder los avances de toda una vida de esfuerzos.
Contamos también con bases técnicas, contenidas en el Informe de la Comisión Bravo, y requerimos definir los principios y objetivos del nuevo sistema previsional, así como las medidas urgentes que hagan creíble las transformaciones de mediano y largo plazo.
Se requiere romper con la exclusiva lógica del individualismo del actual sistema, donde sólo existe una aparente justicia financiera al nivel del individuo entre sus aportes y el beneficio que recibe. Debemos asegurar pensiones dignas, así como elevar sustancialmente la tasa de reemplazo respecto de los sectores medios; generar un sistema no discriminatorio, en particular respecto de las mujeres.
Estos objetivos de mediano y largo plazo deben traducirse en un aumento general de las pensiones, partiendo por las más bajas hasta llegar a la clase media: si hoy el monto de las pensiones equivalen a un tercio del ingreso promedio, debemos avanzar en un plazo prudencial para llegar al menos a un 50%.
Debemos avanzar hacia un verdadero sistema mixto, donde se recuperen los aportes patronales, se rediseñe y complemente en la medida de lo posible el aporte fiscal, se cree un mecanismo que permita compensar en su justa medida los esfuerzos de ahorro del trabajador, pero también solidarizar con quienes no tienen capacidad de ahorro mediante los aportes del empleador y fiscales y mejorar la gobernanza de sus instituciones para una administración transparente y comprensible por la ciudadanía.
Ciertamente, se requieren más recursos, pero aquí se necesita el esfuerzo de todos, especialmente de los empleadores. Asimismo, en el largo plazo el Estado debe elevar su contribución al menos duplicando su aporte, pasando del actual 0,7 % del PIB al 1,5%. Esto requerirá un esfuerzo adicional que tendrá que sustentarse en el crecimiento de la economía y, respectivamente, también del empleo y los salarios. Una economía estancada no es funcional al propósito de  conseguir mejores pensiones.
La sociedad chilena nos interpela. Tenemos una oportunidad de corregir una anomalía crónica y profunda en nuestro sistema de pensiones y debemos tomarla. Esta trasformación no puede ser una imposición como en el pasado. Hoy debe emerger de un esfuerzo unitario.
Decidamos ahora cuánta justicia queremos llevar hacia el futuro.

Un sistema de aportes es solidario si se obliga a aportar???

Ese discurso debería ser entregado como realmente es. Un impuesto obligatorio administrado por el estado a discreción. Eso no es solidaridad.

Pero, términos semánticos más o menos, el punto importante debería ser el como se genera el capital necesario para entregar esas pensiones justas,  o más bien decentes, que todos los políticos de paso pregonan se pueden lograr si los escuchan o eligen, de preferencia ambos.

Y eso solo se logra haciendo crecer el monto ahorrado vía ganancia de capital, que significa que los fondos están invertidos en activos que crecen más rápidamente en su valor que el poder de compra del capital ahorrado.

Lo que es bastante difícil, particularmente para fondos masivos como son los de pensiones.

Eso a nivel de sistema y de personas individuales.

Probablemente, la mejor forma de aumentar el poder de compra de las pensiones de manera inmediata es quitar todos los impuestos al consumo que realicen los adultos mayores, particularmente del lugar donde viven. El de los remedios y atenciones de salud, si son privadas. Y de cualquier cosa en realidad sobre la que consuman. Esa sería la forma del resto de la sociedad de apoyar este tema de manera inmediata, sin retórica populista. Y tal vez re estructurar la deuda de los jubilados respecto de sus viviendas amortizando a la deuda bancaria los intereses pagados, si se quiere ayudar más profundamente.

Después pueden venir las discusiones sobre formas de llegar a la jubilación con más capital, y que ese capital tenga una tasa de interés adecuada para poder vivir del flujo de este. Ya estamos metidos en el embrollo hoy, no en 20 años más. Y eso es lo que de estas discusiones se están tratando.

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