Cuando todavía no transcurren siete meses de gobierno, la popularidad del Presidente Gabriel Boric ha caído por debajo del 30%, ubicándose en un magro 26%, según el último estudio de Cadem. Esto implica que, en casi siete meses de gestión, ha perdido 24 puntos respecto del punto más alto que había alcanzado en las semanas iniciales del gobierno. A su vez, la desaprobación a su mandato ya ha escalado al 66% -esto es, se ha incrementado en 46 puntos desde marzo-, algo que ha sucedido a una velocidad que sin duda ha llamado la atención de los analistas.
Con los actuales niveles de aprobación, en los hechos el Mandatario ha retornado a los niveles de apoyo que registraba en la primera vuelta presidencial de noviembre de 2021, cuando pasó al balotaje con apenas el 25% de los votos. Es decir, básicamente cuenta con el respaldo de quienes se sienten identificados con el mundo de Apruebo Dignidad. El hecho de que Boric haya logrado imponerse en segunda vuelta con el 55,8% de los sufragios, y consiguiera ser el candidato más votado de la historia, reveló que en su momento fue capaz de traspasar las fronteras de su propio núcleo ideológico, convenciendo a una base mucho más amplia con su mensaje de que venía a hacer una política distinta, sin las “malas prácticas” de la vieja política y enfocado en resolver los problemas más acuciantes de la ciudadanía.
Al indagar en las causas que han llevado a este fuerte desgaste del gobierno resulta notorio que ello está reflejando una creciente desilusión con esta generación de jóvenes idealistas, que no ha logrado cumplir con las promesas que fueron comprometidas ante el electorado. Esto es muy evidente en lo que respecta a la “nueva forma de hacer política”, que no pasó de ser un simple eslogan cargado de aires se superioridad moral, pues si la promesa fue que para efectos de ocupar cargos públicos se privilegiaría sobre todo el mérito, absteniéndose de favorecer a parientes y amigos, en los hechos el “amiguismo” ha sido una característica dominante a lo largo de esta gestión, con el agravante de que además se han nominado en cargos relevantes a personas sin mayor experiencia.
Ha sido evidente también que los problemas que más agobian a los chilenos no solo han carecido de respuestas efectivas, sino que varios de estos se han agravado en este período, como es el caso de la delincuencia y el crimen organizado, la inmigración ilegal -que este año podría alcanzar un récord-, las listas de espera en salud y la violencia terrorista en la Macrozona Sur. A ello se añade el flagelo de la inflación, que ha alcanzado sus niveles más altos en décadas, y una economía que está entrando a un período recesivo que podría extenderse hasta buena parte de 2023, cuyos efectos en el empleo y caída de las ventas del comercio ya empiezan a hacerse evidentes.
Frente a esta pérdida de apoyo popular, lo que correspondería es que el Presidente reorientara su gobierno de una manera profunda, abandonando todo afán de soberbia generacional y empeñándose en reformas que se hagan cargo de las demandas más acuciantes de la ciudadanía. Pero inexplicablemente él y su coalición prefieren seguir anclados a un programa de gobierno que responde al contexto de la primera vuelta y que fue derrotado en forma apabullante en el reciente plebiscito, toda vez que los lineamientos fundamentales de dicho programa estaban contenidos en su letra y espíritu en la propuesta constitucional maximalista desechada. La ciudadanía fue clara en que sin bien no ha renunciado a los cambios, tampoco quiere extremismos ni soluciones que pongan en riesgo la estabilidad del país.
Probablemente el mayor problema que aqueja a esta coalición es que hay una total falta de comprensión en Apruebo Dignidad de que el escenario en que fue elegido hace un año no tiene que ver con la realidad de hoy, y mientras ello no se asimile será difícil que el gobierno pueda salir del empantanamiento en que se encuentra. Los dichos del presidente de Revolución Democrática, en cuanto a que la ex Concertación no es quien para “venir a decirnos cómo gestionar una coalición”, insistiendo en el objetivo de “superar el neoliberalismo”, confirman que hay sectores que siguen encapsulados en las posturas propias, renunciando a apelar a grupos más amplios.
Es fundamental que el jefe de Estado zanje pronto el rumbo que aspira a darle a su gobierno, y busque ampliar su base de apoyo, porque eso al final ayuda a la estabilidad política del país.
LET ME EXPLAIN…
Boric no puede hacer nada para dar gobernabilidad en medio de una propagación de lepra política en su sector.
Por qué?
Porque el es el paciente cero. El es el portador original de la lepra. La gente perdió confianza en el, no en la coalición o en el gobierno como un ente etéreo, o en el PC o demás pendejadas. El arrastró al PC que siempre tuvo un 5% de votos, y a los pendejos progres narcisos del FA al sitial actual gracias al “star power” aspiracional ñuñoíno que genera un gordito bajito, medio pelado con TOC y cuico sin ninguna gracia real salvo la de todos los progres ñuñoínos que es inventar causas “virtuosas” que seguir y hacerse el revolucionario bondadoso. Todos los pendejos se pueden sentir representados…es tan de nosotros…un súper héroe ñuñoíno aspiracional, todos podemos ser como él…¡¡¡
Fue una gran casting y campaña de marketing para posicionar a la peor mierda política en la historia chilena como un gran producto, o una gran marca. Tal como podrían haber sido las campañas de los cigarros en su época.
Y ahora, cuando ya te hicieron comprar la mierda política como una experiencia inigualable de lucha contra el sistema hetero patriarcal neoliberal opresor, todos se dieron cuenta de que era puro alquitrán disfrazado con aromatizantes y nicotina para provocar adicción, aka RRSS.
Entiendo que los analistas pusilánimes que tenemos no tengan las bolas o las neuronas, tal vez ninguna de las dos, para expresar lo obvio.
Boric es un narciso y por ende mentiroso patológico en aras de cuidar su prestigio o imagen. Y la gente ya vio a través de él esa característica, aunque la puedan definir de la anterior forma o no. Lo pueden calificar de grupiento, que sería en lenguaje coloquial casi lo mismo referido a los defectos y percepción.
EL ES LA MARCA del progresismo y la izquierda extrema. Que fue basureada de una manera no vista en la historia de las elecciones, en absolutamente ningún lado.
Y por ende, es la lepra. No puede eliminarla porque Boric es el origen, después del 4S que fue el evento de extinción masiva política. Dejó marcada a toda la extrema izquierda que lo apoyó con las cicatrices de la lepra reconocibles a millas marinas de distancia y a décadas en el futuro.
No hay un FA amplio después de Boric. Todas las pajas mentales que se quieran pegar los cabros chicos son puras tonterías.
No hay gobierno funcional y no hay coalición posible bajo el mandato de Boric.
EL ES LA LEPRA.
Cuando les penetre eso en el cráneo a los analistas políticos tal vez comiencen a entender la gravísima realidad del vacío de poder que vamos a tener en los peores años de la historia moderna, incluso con una guerra internacional ad portas casi de seguro.
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El tema Boric se te ha transformado en una prioridad
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