4.610.345 sufragios le dieron, el 20 de diciembre de 2021, la victoria a Gabriel Boric en segunda vuelta. Un triunfo que lo convirtió en el jefe de Estado más votado en la historia del país y, de paso, en un figura en la que la ciudadanía rápidamente depositó un alto nivel de expectativas, por los aires de renovación que significaba para la política, entre otros factores.
Sin embargo, ese alto nivel de expectativas prontamente se transformó en un desencanto, a la luz de la prematura caída en la aprobación presidencial, convirtiéndose en el mandatario —en la historia reciente— con los niveles más bajos de aprobación en sus primeros nueve meses.
Así lo confirma un detallado estudio realizado por Libertad y Desarrollo, en el que se comparan las cifras de aprobación presidencial durante los primeros nueve meses en los gobiernos de Michelle Bachelet II, Sebastián Piñera II y Gabriel Boric.
De acuerdo con los datos —tomados de Plaza Pública Cadem—, los tres jefes de Estado comenzaron sus mandatos con niveles de aprobación similar, cercanos al 50%, pero la diferencia radica en que la caída de Gabriel Boric comienza a notarse en la medición del 27 de marzo de 2022, donde alcanza un 45%; mientras que, en el mismo período, Bachelet y Piñera alcanzaban 55% y 58% respectivamente.
Para Jorge Ramírez, cientista político e investigador de Libertad y Desarrollo, el factor “novedad” de esta situación pasa por una “luna de miel” estrecha.
“Hay un quiebre bien temprano en las tendencias de aprobación y eso es bastante peculiar, porque contrasta con la efervescencia ciudadana que existía durante los meses de instalación en La Moneda Chica, donde llegaba gente a ver a Boric”, señala.
En esa línea, agrega, “tras su llegada al Palacio Presidencial, el Gobierno no fue capaz de proyectar esos indicadores de aprobación en los meses sucesivos, sino más bien todo lo contrario: inician una fase de descapitalización política”.
Los giros políticos: ¿Flexibilidad táctica o ambigüedad?
El estudio también aborda otros elementos. Uno de ellos es el hecho de que el Ejecutivo ha debido constantemente debatirse respecto del ethos del liderazgo presidencial y el tono que trasunta a su administración.
“El Presidente ha ido perfilando con cierta flexibilidad táctica su modelo de liderazgo, siendo a ratos más próximo al impetuoso y maximalista Gabriel Boric, candidato de primera vuelta, mientras que en otras ocasiones, y particularmente posplebiscito constitucional de salida en que se impuso la opción Rechazo, más cercano a un versión aparentemente más moderada, concordante con la que predominó en la segunda vuelta presidencial”, señala el documento.
Esa ambigüedad, agrega el estudio, “es la que ha conspirado contra la solvencia de la gestión gubernamental y la coherencia del propio Presidente Boric, quien en más de una ocasión ha tenido que dar giros estratégicos en torno a temáticas cruciales, principalmente asociadas a la seguridad pública, desdiciéndose de sus definiciones previas o bien impulsando proyectos y agendas que él mismo rechazó como parlamentario”.
En ese sentido, Jorge Ramírez complementa que el punto de inflexión se dio con el posicionamiento del mandatario en torno a los retiros de los fondos de pensiones, pues le significó un alto costo político.
“Para la ciudadanía fue muy complejo interpretar el hecho de que Boric haya sido promotor de los retiros, votando incluso a favor de tres, y que cambiase de opinión cuando llega a La Moneda. Si bien hizo lo correcto desde el punto de vista económico, su postura tuvo un costo en términos de credibilidad y de atributos. Ahí comienza una fase compleja para el Gobierno, que luego se vincula al debate constitucional”, dice.
La arriesgada y fallida apuesta por el Apruebo
El referéndum constitucional de salida fue otro de los puntos analizados.
Según el texto de Libertad y Desarrollo, “el Ejecutivo, en el contexto de la campaña por el plebiscito de salida, jugó al límite de la neutralidad, optando por un diseño político en que el primer mandatario no ocultó su inclinación por la opción Apruebo”.
Se relata, como ejemplo de lo anterior, el discurso del Presidente el 11 de marzo, desde un balcón de La Moneda, en que dijo: “En este primer año de gobierno también nos hemos impuesto como tarea acompañar de manera entusiasta nuestro proceso constituyente por el que tanto hemos luchado. Vamos a apoyar decididamente el trabajo de la Convención”.
La apuesta, en todo caso, tuvo un giro importante, pues transcurrido unos meses, al constatar el complejo escenario que enfrentaba el Apruebo, el Presidente Boric intentó apalancar esta opción pasando a ser uno de los artífices de la fallida estrategia “Aprobar para reformar”.
Así las cosas, señala el documento, “se expuso al Presidente a perfilar una conexión intensa con la opción Apruebo”.
De hecho, así lo reflejan las encuestas, con el alto nivel de correlación entre la aprobación presidencial y la intención de voto por la opción Apruebo. Pero, sobre todo, lo confirma el mismo resultado de las urnas, que da cuenta de que el Ejecutivo terminó por hacer del referéndum constitucional un plebiscito en torno a su gestión.
Para el investigador de Libertad y Desarrollo, Jorge Ramírez, esto se explica porque “el Gobierno optó por un diseño, pero finalmente llegaron a un punto de no retorno y tuvieron que decidir si aplicaban un plan de salida o persistían”.
En ese sentido, añade que “creo que al Presidente le gusta mucho apostar su capital político, lo ha hecho en toda su carrera política. Tal vez, en esta situación, hizo un abuso de esa pulsión, lo cual fue un error de diseño, que tuvo un costo importante”.
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- En comparación con los ministros de Piñera: Actual gabinete es menos conocido, aunque con similar nivel de aprobación
Los niveles de conocimiento y aprobación de los secretarios de Estado también fueron revisados por el estudio de Libertad y Desarrollo.
Para ello se tomó como punto de referencia la última medición del mes de diciembre del primer año en que Sebastián Piñera era mandatario y se contrastó con la última medición disponible de este año, bajo el gobierno de Gabriel Boric.
A la luz de los datos, se observa que el promedio de conocimiento del gabinete ministerial actual es de tan solo 43%, versus un 53% de conocimiento del que gozaba el elenco de ministros al cierre del primer año del segundo período de Piñera.
Según el investigador Jorge Ramírez, esto se debe al hecho de ser un conglomerado nuevo: “Si bien tienen la ventaja de llegar al poder con una mochila menos pesada, tienen como desventaja contar con menos cuadros de gestión de gobierno, por lo tanto, la mayoría de los ministros son desconocidos y entraron con bajo nivel de conocimiento”.
Eso explica, por ejemplo, que el número de secretarios de Estado con un nivel de conocimiento superior al 40% en el segundo gobierno de Sebastián Piñera fue de 17, contra 11 del gabinete de Gabriel Boric.
Al respecto, Ramírez señala que los actuales ministros no han sido capaces de construir capital de conocimiento. “Un ministro siempre tiene una función dual: gestionar y al mismo tiempo comunicar lo que se gestiona. Este gabinete no ha sido capaz de cumplir ese rol”, dice.
En el terreno de la aprobación, los datos dan cuenta de una estrecha diferencia, donde el gabinete de Sebastián Piñera obtiene 53% y el de Boric 52%.
Sobre este punto, Ramírez advierte que “aunque el arribo de cuadros que sí tienen experiencia en gestión de gobierno, como Carolina Tohá y Ana Lya Uriarte, contribuyeron significativamente a mejorar el indicador, la dificultad sigue estando en las carteras sectoriales, donde existe un problema de posicionamiento de agendas”.
La pregunta es que sigue…
Ya sabemos que Boric destruyó todo el capital político que tenía en tiempo récord, porque no tenía capital político en primer lugar. Tenía propaganda basada en patalear y gritar mucho y ser una imagen wannabe que los pendejos ñuñoínos pontificadores y virtuosos sociales veían como uno de ellos, bien normalito, y que cualquier podía llegar tan alto como este hijo de vecino bastante común y corriente a la vista de todos.
Es uno de los nuestros¡¡¡ Solo le faltaban los lentes ala Allende para ser un ñuñoíno de tomo y lomo…
No sabían na´ … era un hijo de papito malcriado, pachacho, histérico, tatuado y barbón cuyo único mérito es gritar mucho y hablar en jerigonza progre que engrupe a los retardados que siguen esas huevadas en primer lugar.
No es raro que haya destruido rapidísimo el capital político. Era puro humo disfrazado de virtud progre.
Las pataletas y rabietas tienden a confundirse con carácter y espíritu competitivo al principio, hasta que te das cuenta que es solo mala crianza.
Ahora, qué sigue es la real pregunta.
Les queda hasta Mayo para impulsar agendas con alguna probabilidad de lograr algo.
La elección de convencionales es una elección mayor confirmatoria.
Si son masacrados en esas elecciones, como uno esperaría que lo fuesen dado el régimen electoral y la cercanía con el 4S, eso es ingobernabilidad completa.
Es la confirmación de que son muertos políticos con cero poder de convocatoria para las elecciones siguientes.
Eso va a detonar la mayor cacería política en la historia del país.
Si eso llega a ocurrir, tienen que pensar seriamente en que cosas van a exponer a su peste negra política hasta las próximas elecciones, si es que les importa realmente.
Supongo que una nueva paliza electoral va a detonar el que todos abandonen el buque y que básicamente nadie quiera estar al lado de estos giles.
octubrismo is dead…
Lo único que queda de eso ahora es la delincuencia e inseguridad que le está hinchando las pelotas a toda la gente por segundo.
Y la fealdad espantosa que dejaron los octubristas en su rush alérgico de flaiterío por las ciudades de Chile.
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De darse el escenario de una convención de derecha (que es lo más probable). esto empujar a los extremos y sus herramientas de destrucción (tontos útiles) a salir a las calles y alegar por esta "convención capitalista fascista".
ResponderEliminarMe imagino ese escenario ya que es lo único que saben hacer y culpar al innombrable (que volverá a ser la constitución de pinosheeeee).