18 enero, 2023

Cuando las vacaciones son sinónimo de estrés y no de descanso

@latercera

Asociamos la palabra vacaciones al descanso. A espacios donde una persona pueda huir de la rutina, del trabajo o los estudios, para conocer un lugar nuevo, ir a la playa, dormir, leer o hacer cualquier otro tipo de actividad que sirva para desconectar de la vida diaria.

Pero para muchas mujeres, sobre todo las que tienen niños, las vacaciones terminan siendo un símbolo más de carga mental y estrés. Son ellas, las que usualmente programan, prevén, diseñan y adelantan problemas, se hacen cargo de las maletas, del bloqueador solar y de las necesidades del resto. Las vacaciones no son una excepción.

La raíz de este problema es profunda y está ligada a la falta de corresponsabilidad en las labores de cuidado. Porque a pesar de que se ha avanzado en los últimos años, siguen recayendo en las mujeres la mayor cantidad de las tareas de trabajo doméstico y de cuidado no remunerado en los hogares.

Según el estudio Radiografía del Hombre Cero, del Centro UC de Encuestas y Estudios Longitudinales, en la actualidad el 38% de los hombres destina cero horas a la semana a las tareas domésticas, el 57% dedica cero horas al cuidado de sus hijos y el 71% destina cero horas al apoyo escolar de sus hijos.

Y en los días de descanso esta carga no se esfuma, sino que en algunos casos, se intensifica.

Según Jennifer Conejero, psicóloga de la Clínica Santa María y académica de la Universidad de Chile, la carga que recae en las mujeres en esta período del año va desde la planificación –la ropa que se lleva, los medicamentos, artículos de aseo y comida de los hijos y a veces de la pareja– hasta los días en que se está fuera. “Si la familia sale de vacaciones a un lugar donde hay que hacer quehaceres domésticos, en la mayoría de los casos las mujeres se llevarán la mayor parte de la carga física y mental, porque ‘están acostumbradas’ o ‘lo hacen todo el tiempo’”, explica.

Y esa carga mental que se arrastra a las vacaciones, puede provocar que no solo no se disfrute en estos días, sino que se añore volver a la normalidad de la rutina. “No siempre es un tiempo de descanso, y muchas mujeres esperan volver a las ‘comodidades de la casa’ o a la rutina de siempre. Me ha tocado ver cómo aumenta el estrés y la frustración de no encontrar un tiempo y un espacio propio”, explica.

Una de las raíces del problema, explica la psicóloga, es que el trabajo doméstico siempre ha sido subvalorado. “Aún escucho a niños que dicen ‘mi mamá no hace nada’ si es dueña de casa. Entonces, no te enseñan a descansar, porque cuando no haces ‘nada’, no tienes por qué cansarte”, dice.

La académica de la Universidad de Chile, Johanna Camacho, asegura que este es un problema con raíces históricas que se sigue perpetuando a través de los estereotipos de género. “Las mujeres han sido responsables de asumir que estas labores de cuidado, como ocurrió en la pandemia, siempre ocupan un lugar prioritario y se deja de lado el autocuidado”, dice.

Además es en esta época cuando se empieza a considerar todo lo que la vuelta escolar significa: lista de útiles, uniformes y la logística de marzo, tareas que recaen con mayor fuerza sobre las mujeres.

En un mundo ideal, agrega, las mujeres deberían tener acceso a un “espacio personal, privado, en donde puedan desconectarse, pensar sobre lo que desean y ocupar su tiempo en actividades propias” porque los distintos roles que ejercen en el día a día saturan su carga mental.

Es un rol que para Cornejo se va asumiendo desde la infancia y que es difícil de sacudir. “Las mujeres desde niñas vamos asumiendo este rol, cuidando a los hermanos más pequeños, a veces incluso a los más grandes. Rara vez, vemos niños varones a cargo del cuidado de sus hermanos más chicos, entonces no es fácil lograr adecuar las obligaciones y desligarse de algunas tareas”, dice.

Pero para ella es clave ir buscando un equilibrio en la distribución de tareas, no solo para lograr el descanso, sino también para no heredar a nuestros hijos la “visión de una adultez sobrecargada y agotadora”.

La autora británica y presentadora de radio de la BBC, Claudia Hammond, ha investigado este tema a fondo. En su libro, El arte del descanso, concluye que las mujeres modernas sienten culpa de tomarse una pausa significativa por el simple hecho de que siempre hay algo más que hacer. Su consejo es aferrarse a los beneficios mentales que el descanso puede generar en nuestro organismo.

“Lo que tienes que decirte a ti mismo es: hay beneficios comprobados de que esto mejorará tu salud mental, tu memoria y tu función cognitiva. Aunque un día termines con tu lista de tareas pendientes, al día siguiente llegarán nuevas tareas. Si te sientes culpable por descansar, recuerda que las pausas son buenas para tu salud mental”, dice.


Esperaba encontrar un artículo útil, y me encuentro con propaganda feminista…

Las mamás son las que se preocupan naturalmente de esas cosas. No es por obligación o por opresión masculina. No sé en que tipo de hogares vivió esta gente tan resentida, pero en uno normal, las mamás toman esas responsabilidades sin siquiera racionalizarlo. Es su naturaleza el cuidar de esa manera a su familia. Los papás naturalmente cargan maletas, prepara los vehículos, coordinan los lugares, hacen las reservas y se encargan de todo lo monetario y logístico. Y las mamás se encargan de los niños. Siempre. Los hombres juegan con ellos. Ahora, si entre ambos criaron a unos monstruos de indisciplina, adivinen de quien es la responsabilidad de que no puedan descansar en vacaciones porque los pendejos malcriados no dejan de mandarse cagadas non stop.

Tampoco entiendo eso de que no se comparten roles. Probablemente sea en hogares en los que el hombre trabaja remuneradamente y la mujer se ocupa del hogar y los niños. En los hogares donde los dos trabajan, que es la norma hoy, apuesto a que esos porcentajes se disparan ahora cerca del 100%. Y tampoco entiendo la referencia de que los niños dicen que la mamá no hace nada. Le llegabas a decir eso a tu vieja y te llegaba un cachetazo de aquellos, además de un correazo de tu viejo y castigo por dos semanas por irrespetuoso y ahuevonado al mismo tiempo. De nuevo, en que clase de hogares disfuncionales se criaron?…

En fin. Peloazuladas resentidas haciendo su show rutinario que ya nadie les está comprando.

En lo de las vacaciones. Para mi vacaciones es hacer algo diferente de lo que estás haciendo como trabajo y que tu mente, o cuerpo, se ocupe en ello completamente. Obviamente si el trabajo implica esfuerzo físico, las vacaciones implican no hacerlo. Pero si el trabajo es mental, no es la forma de tomar vacaciones el ir a un resort a comer todo el buffet y tomarte toda la barra mientras contemplas como tu panza alinea con el horizonte. No descansas nada con eso. Llegas de hecho más cansado y es el típico comentario post vacaciones de ese estilo. Necesito vacaciones para las vacaciones.

Been there, done that.

Porque tu cabeza está en el trabajo aún, aunque creas que no es así. Y estás además haciendo pebre tu cuerpo comiendo y tomando como cosaco. Llegas con la acumulación de cansancio físico y estrés mental.

Las mejores vacaciones son las que te ocupan completamente tu cerebro. Como las que te tomas conociendo lugares nuevos y recorriéndolos. Sobre todo si es con diferentes idiomas. Te olvidas de todos tu problemas de trabajo porque tu actual problema es como cresta se dice comida en tailandés, alemán o griego.

O cuando tienes un hobby que te absorbe completamente y en tus vacaciones te dedicas a el por completo. Eso también es muy reconfortante.

El chiste de las vacaciones es HACER algo diferente de lo que haces rutinariamente. Si tu trabajo es con el cerebro, no hacer nada físicamente es la norma por lo que tirarte guata al sol no ayuda. Y salvo que seas un maestro zen iluminado, no hacer nada con el cerebro no es opción.

Al menos, esa es mi experiencia.

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1 comentario:

  1. Es similar a lo que apareció la semana pasada en Paula. Y me parece que no tiene que ver sólo con peloazuladas.

    Después de años haberse promovido la imagen de que ser dueña de casa y esposa es degradante, esclavitud, etc. Hoy es frecuente escuchar en nuevas y no tan nuevas generaciones: "no sé cocinar", "no me gusta cocinar", "no estoy para atender a nadie" "no soy la nana de nadie", "me carga hacer el aseo", etc.

    Cuándo se ha delegado en privados o el estado la educación (salas cunas, jardines, colegios, after school), la alimentación con jornadas escolares completas, sus cuidados en actividades extraprogramáticas. Fines de semana de comidas fuera de casa, visita a abuelos, chatarra o delivery. Uso de servicios domésticos, etc. No es de extrañar que existan mujeres que literalmente no hacen nada en la casa, los niños casi siempre dicen la verdad.

    Los motivos del stress muchas veces están asociados a hacer cosas contra nuestra voluntad, entonces cuándo te ves en la obligación de hacerlo empiezas a manifestar que estás sobrepasado cómo si eso te liberara de hacerlo.

    https://www.latercera.com/paula/las-extensas-vacaciones-de-verano-de-los-ninos-y-ninas-quien-se-hace-cargo/

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