Columna de Daniel Matamala: Tormenta perfecta

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@latercera

El voto de castigo tiene larga historia en la democracia chilena. En los últimos 70 años, todos los presidentes de la República han llegado a La Moneda desde la oposición, con sólo tres excepciones.

Ibáñez, Alessandri, Frei Montalva, Allende, Piñera (dos veces), Bachelet (la segunda vez) y Boric convencieron a los electores con dosis variables de esperanza por el cambio y castigo a quienes detentaban el poder.

Ese voto de cambio, castigo o protesta sólo amainó mientras la Concertación logró combinar desarrollo económico, superación de la pobreza, expansión del consumo y estabilidad institucional, además del talento para mostrar cada candidato oficialista como una renovación: generacional, en el caso de Frei Ruiz-Tagle; política, con Lagos, y de género, con Bachelet.

Cuando esa estrategia se agotó, el electorado chileno volvió a su vieja costumbre de dar golpes de timón cada vez más pronunciados. Piñera 1 se presentó como una versión más eficiente de la Concertación, a la que incluso copió los colores durante la campaña. Bachelet 2 fue un volantazo a la izquierda: una Nueva Mayoría que prometía transformaciones estructurales. Y Piñera 2 giró brusco a la derecha, con un discurso de orden y seguridad.

Una manera de entender el estallido es que gran parte de la ciudadanía decidió protestar ya no sólo en las urnas, sino en las calles, después que tanto Bachelet 2 como Piñera 2 defraudaran a muchos de sus votantes. Piñera era el blanco perfecto para un estallido. Su figura resumía todo el poder contra el que se protestaba: el político, en La Moneda, y el económico, en sus oficinas de Apoquindo 3000.

Desde entonces, en el maratón electoral de 2020 y 2021, la izquierda confió en contar a su favor el voto de castigo. Los símbolos del poder eran unívocos: el gobierno, la derecha, el poder económico y la Constitución fueron golpeados una y otra vez en las urnas, en el plebiscito de entrada (¡78%!), las elecciones de convencionales (la derecha quedó lejos del tercio), las de alcaldes (el oficialismo perdió comunas clave como Santiago, Viña del Mar y Maipú), y las de gobernadores (apenas uno de 16 para la derecha), hasta llegar al holgado triunfo de Boric sobre Kast en la presidencial (56%-44%). La parlamentaria fue la única excepción de todo el ciclo electoral.

El acuerdo de noviembre de 2019 establecía que el plebiscito de salida para la nueva Constitución se haría en el verano de 2022. Sería un cierre lógico, un último castigo a la malograda administración Piñera y la bienvenida al nuevo gobierno. Pero la pandemia obligó a retrasar todo el calendario electoral, hizo de efecto dominó y cambió las coordenadas del juego. Ahora el plebiscito es en septiembre de 2022, con un nuevo gobierno ya en funciones, y ello puede tener un efecto impensado sobre el comportamiento de este voto de protesta.

Por cierto, las razones principales por las que el Rechazo ha ganado terreno sobre el Apruebo son otras. La más importante es la actitud soberbia y distante de muchos convencionales, que se mimetizaron con las prácticas de la élite que prometían desafiar. Algunos de ellos no se cansan de fachopobrear a quienes tienen dudas y aprensiones sobre el nuevo texto. Sólo en los últimos días, la convencional Elisa Loncon se preguntó: “¿Por qué rechazan?”, y se respondió a sí misma: “Porque les dicen que hay que rechazar”. Y su colega Bessy Gallardo despachó la legítima discusión sobre el estado de emergencia con un soberbio “así te chispeo los dedos, guacho”.

Es cierto que del otro lado las fake news abundan (el senador Kast insiste en su mentira del aborto hasta los nueve meses), pero la peor forma de enfrentar la desinformación es tratar como ignorantes a los ciudadanos que se quiere convencer.

Sí, muchos convencionales han sido los mejores promotores de la causa del Rechazo, y sus actitudes, junto con los aspectos más polémicos del texto, ya ponían cuesta arriba la campaña del Apruebo. Y a ello se suma la tormenta perfecta que ha vivido el gobierno en sus primeros meses: violencia más inflación. Dos crisis que alteran la vida cotidiana de los chilenos y generan una sensación de hastío que puede permear el ánimo de muchos votantes en septiembre.

El gobierno fue elegido con un programa de transformaciones estructurales, en las que está avanzando: el cierre de Ventanas y la reforma tributaria son sus puntos más altos. Pero nada de eso rendirá frutos a corto plazo.

Ni el combate a la violencia ni a la inflación están entre los temas preferidos del oficialismo. Al revés: en el imaginario colectivo, son dos asuntos en que se otorga más competencia a la derecha.

El gobierno parece ahora un arquitecto que es contratado para remodelar una casa, pero cuando llega la encuentra en llamas y, ante la creciente impaciencia de los moradores, intenta buscar las herramientas para combatir el fuego, sin olvidar la remodelación.

Así las cosas, en septiembre el voto de protesta puede cambiar de bando. Los ciudadanos tendrán múltiples razones para pronunciarse en el plebiscito, y el texto de la Constitución es solo una de ellas. Eso no hace menos válida su opción: la democracia está hecha de emociones, estados de ánimo y sentimientos de pertenencia, y ambos comandos jugarán sus cartas apelando a todos esos factores.

Es difícil que la tormenta perfecta amaine de aquí a dos meses. En un giro del destino, el voto de protesta que contribuyó a levantar el proceso constituyente puede ser el mismo que ayude a sepultarlo.

 

Es interesante ver el estado de ánimo de los pro apruebo, así como el de los pro rechazo.

Noto algo frustrado a Daniel…Y lo peor es que es del mismo bando que trata de ayudar desde donde vienen los mayores ataques. Porque evidentemente, de una manera no tan sutil, les está dando los tips a la gente del apruebo para que al menos la deje de cagar. Pero esta cree que los está criticando inyustamente…

Se me hace MUY parecida a la situación de USA con Biden y Trump.

El voto Biden fue básicamente un voto rechazo a Trump, alimentado inmisericordemente por los medios progres de USA.

Ahora se proyecta en Noviembre una masacre bíblica para los demócratas en las elecciones de medio término y se espera que pierdan el control de ambas cámaras y por ende de la agenda legislativa.

Incluso se está produciendo algo inédito, votantes inscritos por el partido demócrata se están cambiando masivamente a republicanos.

Lo comentado en innumerables oportunidades y lo replica en esta columna Matamala.

Los votos son emociones. Quienes logren captar mejor esas emociones son los que vencen. Y las emociones ahora son MUY NEGATIVAS en relación al gobierno y a la convención, y por ende a sus productos.

La campaña de marketing MÁS FÁCIL en la historia de la galaxia es la del rechazo. No tienen que hacer básicamente nada salvo mostrar a los pasteles de los convencionales haciendo sus tonterías y a “intelectuales” como la pelotuda de la directora en filosofía de la USACH roteando a los que piensan diferente a ellos. Y tal vez mostrando a gente común y corriente, real, que votó antes por el apruebo y ahora por el rechazo.

Por contraste, la del apruebo es MUY difícil. Marca mala, atención a cliente mala, y producto asociado a marcas y países malos. Ya asocian la constitución a Bolivia, Ecuador o Venezuela.

Es prácticamente imposible sacarse esa marca o estigma. Y el peor problema es que quedas con ese estigma si lo apoyas. Lo que tratan de hacer los promotores del apruebo, que es asociar a algo malo el rechazo, es lo que les va a comenzar a pasar a ellos y les va a pegar en las próximas elecciones. Si gana el rechazo, los que votaron o apoyaron el apruebo van a ser equivalentes a infectados con lepra para efectos políticos.

De hecho

https://adyaner.blogspot.com/2022/05/declaraciones-de-boric-por-un-plan-b.html

03 mayo, 2022

MMM… Creo que es un error el que planteen esto como una lucha con Pinoshé, y por ende un voto político. Siempre peleas la última guerra, y esta no es la misma que en el plebiscito de entrada.

No es Pinoshé contra cuento Disney+ ahora. Es Pinoshé contra flaites resentidos escribiendo y haciendo puras huevadas. NO es la misma pelea. De hecho la oposición puede jugar el mismo juego ahora de mejor manera. Esta es la constitución de los flaites resentidos que quieren destruir el país tal como lo conocemos. Quieres aprobarla?? Y que este gobierno se asocie al proceso es un hándicap más que una ventaja.

Perfecto que lo planteen como apruebo versus rechazo. Si gana el rechazo el desplome y la ingobernabilidad serían estratosféricas y para todos los efectos se acaba este gobierno.

No es necesaria su presencia. En realidad la de ningún político. Basta con pasar las imágenes de la constituyente y sus payasadas. 24/7 NON STOP. Da lo mismo el contenido. Nadie lo va a leer y nadie, salvo los más tontos de la sociedad, van a creer que derechos garantizados son realmente posibles por el que solo estén escritos en un papel.

El rechazo tiene que asociar el votar apruebo con ser flaite, resentido y tonto. El apruebo ahora la tiene más difícil. La asociación con Pinoshé creo que ya está agotada, pero van a usar a la vieja confiable de nuevo. No tienen como saber si les va a resultar o no pensando que eso fue lo que les dio el 80% en la anterior. Veremos. Pero no creo que esta votación sea izquierda versus derecha. Es establishment político rancio versus aires nuevos. Que se sumen políticos rancios a la campaña del apruebo, y se resten de la del rechazo es un gran estrategia de este último. Boric no ganó porque Chile se hizo de extrema izquierda en más de la mitad, y Kast la casi otra mitad. Ganó porque era la cara fresca de la política. Ahora ya no lo es. Es la misma mierda, pero más flaite.

Si me pagaran para una campaña de marketing para el apruebo, que haría??…

NADA. Esa es la única campaña posible del apruebo. NO HACER NADA. En las campañas explicar de manera neutra, técnica, y sin pendejadas populistas o lloronas las normas que pretenden aprobar. En los debates enviar a los más DOCTOS que tengan en sus filas para debatir de manera centrada. Tratar de parecer serios y con eso tal vez logren que la gente baje los decibeles emocionales hasta el punto de captar a algunos. Tienen que bajar las emociones negativas que han despertado, y eso es desapareciendo del mapa. Cuando van a programas como Sin Filtro, el apruebo va en desventaja, especialmente si es representado por pelotudos como Naranjo, Bessy Gallardo, el abogado resentido que no recuerdo su nombre, o el pendejo con múltiples ahuevonamientos, creo que se llama Dauno o algo así . La emoción y asociación negativa ya está del lado del apruebo, incluso a niveles de pueblos indígenas. Tienen que llevar a gente completamente neutra y CONTROLADA a debatir. Y por supuesto que sepa de lo que está hablando.

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