“Es de nuestro especial interés la decisión del PCCh de avanzar hacia el socialismo con peculiaridades chinas, con las bases teóricas del marxismo-leninismo, el pensamiento de Mao Zedong, la teoría de Deng Xiaoping, el importante pensamiento de la triple representatividad y la concepción científica del desarrollo, así como su puesta en práctica, evidenciadas en el gran avance y desarrollo económico, social y cultural de China y su pueblo”.
El saludo del presidente del PC chileno, Guillermo Teillier, al líder chino —y secretario general del partido homónimo en ese país— Xi Jinping, sorprendió a quienes han seguido la historia de la colectividad nacional.
Y es que, tradicionalmente, la relación entre ambas tiendas había sido, primero, casi inexistente, y luego, meramente protocolar, casi sin puntos en común, más allá de algunas definiciones generales.
Por ejemplo, solo dos años antes, para el aniversario 99 del PC chino, el mensaje había sido muy distinto, siguiendo la tradición —anteriormente soviética, actualmente cercana a Cuba— del partido ubicado en Vicuña Mackenna.
“Nos unimos a la celebración de este nuevo aniversario, que acontece en un mundo profundamente interdependiente, donde las crisis del capitalismo neoliberal y la pandemia afectan severamente las condiciones de vida, la soberanía y el derecho a la autodeterminación de los pueblos, sobre todo, ante los múltiples y sostenidos intentos de agresión imperial, encabezada por Estados Unidos, que acentúan el bloqueo contra Cuba y Venezuela”, decía la carta.
Hoy, en cambio, hay una intención explícita de buscar puntos de encuentro y aprovecharlos estratégicamente, como se demuestra en la siguiente frase de Teillier: “En particular, sobre Chile, las relaciones de amistad entre nuestros partidos se constituyen en un factor de afianzamiento de las relaciones e intercambios en todo orden de nuestros países, que esperamos alcance un mayor nivel, destacando que lo logrado hasta hoy es de beneficio y fortaleza para nuestras economías y también de enriquecimiento cultural, aspecto muy importante en la relación entre los pueblos (...) Un aspecto capital del XX Congreso Nacional del PCCh, que observamos atentamente, es la propuesta de fortalecimiento del Partido, núcleo esencial de los avances hacia el socialismo con características chinas”.
Son signos de que el PC estaría arrimándose a un nuevo árbol. Uno de los más poderosos del mundo.
¿Mao o URSS?
Históricamente fiel a la línea soviética del marxismo, para el PC chileno fue un trago amargo cuando la China de Mao decidió seguir su propio camino. Tanto así que incluso expulsó de sus filas a los que siguieron apoyando la tendencia asiática, como fue el caso de José Venturelli, que posteriormente fundaría el Partido Comunista Revolucionario, una versión maoísta del modelo tradicional.
“Luego, con la caída de la URSS, el PC se quedó huérfano de modelo, sobre todo pensando en una línea a seguir para las relaciones internacionales”, dice el sociólogo y exministro José Joaquín Brunner.
Sin embargo, le costó mucho mirar hacia China, por varias razones. “Siempre molestó que Beijing no hubiese roto relaciones diplomáticas con el gobierno militar. Eso fue incomprensible”, dice un exmilitante.
Para otros, la línea tomada por el Partido Comunista chino nunca ha podido ser comprendida del todo por sus pares chilenos. “Han ido, han visitado, pero no terminan de entender el trabajo que ha hecho China para trabajar con las herramientas de mercado, para producir desde ahí un socialismo con características chinas”, dice el exembajador Fernando Reyes Matta.
Sin embargo, hay algo que tras el congreso de la tienda china parece estar cambiando.
Puntos comunes
De acuerdo a un conocedor profundo de los pasillos del PC, “el vuelco ideológico hacia un autoritarismo político, hacia un marxismo más centrado en una sola persona y, por consiguiente, en un orden total, parece haber interesado al comunismo chileno”.
Una prueba de esto parece encontrarse en el saludo de Teillier a Xi, en uno de los párrafos finales, donde dice: “Los planteamientos sobre un partido unido, disciplinado, consciente, preparado ideológicamente, incorruptible, con una clara convicción de gobernanza junto al pueblo, son los cimientos de una gran marcha hacia la victoria, que deseamos se consoliden exitosamente”.
Brunner, por ejemplo cree que en la carta de Teillier a Xi Jinping “el PC saluda con esperanza la conducción de un socialismo bajo el pensamiento de un solo líder, lo que merecería una discusión más amplia. ¿Eso es lo que quiere el PC chileno?”.
Es una muestra, según otra fuente, “de que el PC chileno quiere adaptarse un poco al proceso chino. Por eso manda un mensaje que dice ‘mírennos, estamos acá, tómennos en cuenta, queremos relaciones'. Y específicamente, relaciones políticas”.
De hecho, es un proceso que vendría desde hace un tiempo.
Ya en julio, Teillier había participado en un Foro de Partidos Marxistas, sobre el que después opinó, en Radio Nuevo Mundo. “China es la segunda economía mundial, la segunda potencia mundial, está produciendo cambios profundos en el mundo tanto por su relación con los países, sus propuestas de trabajar para resolver los problemas de la humanidad, y todo eso ha creado una nueva situación en el siglo XXI, donde se puede pensar que el capitalismo neoliberal salvaje tiene que ser reemplazado por otro sistema”, dijo.
Consultado por “El Mercurio”, el mismo presidente del PC explica que “miramos con atención el proceso del PC chino. Sus logros y adelantos, como en lo económico, tecnológico, en la erradicación de la pobreza. Y también nos interesa el papel de China como potencia mundial, la forma en como se relaciona con el mundo. Y queremos conocer su experiencia de la construcción de lo que ellos llaman el socialismo con características chinas, porque sabemos que el socialismo de la URSS fracasó. Por eso nos interesa saber cómo avanza el proceso chino”.
China, asimismo, parece también más dispuesta a exportar su modelo, no solo desde una perspectiva económica, como ha sido hasta ahora, sino también desde el punto de vista político. Y para ello, no descartarían profundizar nexos con partidos o movimientos que les permitieran pavimentar la difusión de sus intereses en los distintos países donde tienen puesta la mirada.
Así lo dijo, en mayo pasado, Shen Beili, Viceministra del Departamento Internacional del Comité Central chino, en una reunión entre ambos partidos, a la que asistió también el embajador Nin Qingbao.
“En la nueva era, el PC de China está dispuesto a profundizar la amistad tradicional con el PC de Chile, intensificar los intercambios de experiencias de administración del Estado y el Partido, para construir conjuntamente una relación de nuevo tipo entre partidos políticos, caracterizada por la búsqueda de puntos comunes —dejando de lado las diferencias—, el respeto mutuo y el aprendizaje recíproco, a fin de promover un continuo y estable desarrollo de la Asociación Estratégica Integral China-Chile y mayor beneficio para ambos países y pueblos”, expresó.
Son acercamientos que se seguirían acrecentando. De hecho, esta semana —en el marco del Encuentro Internacional de Partidos Comunistas y Obreros— estuvo en Cuba el secretario general Lautaro Carmona, quien iba a aprovechar la oportunidad para sostener una reunión con el jefe asistente del Departamento Internacional del Comité Central chino, Zhu Rui.
Es una relación que, de estrecharse, podría implicar un aumento de influencia del PC chileno, a nivel internacional e incluso a nivel local.
Sin embargo, aquello podría no ser tan fácil.
Camino con obstáculos
“El PC chileno no ha hecho un proceso de discusión, deliberación para entender lo que ha llevado al desplome del comunismo soviético. Y se quedó ahí. Está en un limbo. No sabe bien cuál es su visión a nivel mundial”, dice Brunner.
Será, de acuerdo a los expertos, un problema.
Para algunos entendidos, el partido está interesado en establecer un nuevo modelo de “formación de cuadros”, siguiendo la línea China. Para otros, simplemente podría aprovechar de plegarse a la arremetida mundial del gigante asiático para ganar nexos e influencias.
Pero para cualquiera de los dos casos, si el PC decide adoptar, de alguna forma, el modelo chino, deberá organizar una discusión interna sobre su camino, algo que no ha ocurrido en varias décadas.
Otro inconveniente es que el Partido Comunista chino tiene una clara política de no privilegiar ideologías. Así lo explican, de hecho, desde la embajada de ese país en Chile. “Creemos que los intercambios entre partidos políticos, que superan las diferencias en ideologías y sistemas sociales, no solo benefician el fortalecimiento del conocimiento mutuo, la amistad y la cooperación, sino que también son provechosos para el desarrollo integral de las relaciones binacionales, así como la paz, el desarrollo y el progreso mundial”.
Teillier, en tanto, reconoce que la relación entre ambas tiendas no es aún tan fluida. “Han ido delegaciones del partido a China. Hemos ido a recepciones organizadas por las embajadas. Y tenemos contacto epistolar. Hasta ahora”.
Sin embargo, la intención de incrementar esos contactos, históricamente lejanos, hoy parece ser real.
LOL…
Que burdos…
El modelo chino de hoy es básicamente el de la dictadura, o gobierno militar, de Pinochet, que tanto odian los comunistas.
https://elpais.com/diario/1977/08/16/internacional/240530424_850215.html
https://www.scielo.cl/scielo.php?pid=S0718-50492021000100246&script=sci_arttext
De hecho solo tienen el nombre de comunistas.
Probablemente sea una mejor definición el de capitalismo controlado bajo un solo partido.
Y con el PC chileno marxista solo tienen el nombre en común.
Como siempre uno nunca sabe las intenciones. Pero que piensen realmente que las ideas de Mao o de Xiaoping, o peor aún las de Marx, están presentes en las políticas chinas actuales salvo las referidas al poder político, muy superficialmente, denota una falta completa de conocimiento de China y de su desarrollo. Y que piensen que el poder está detentado en una sola persona o que tienda a ello en China…
REALLY??
REALLY???
Oh boy…
but…
Me cuesta pensar que lo expresado en esta nota sea el pensamiento real de los comunistas chilenos y que no tengan completamente claras las diferencias ideológicas entre el marxismo y la actual administración de China.
Si realmente creyeran eso, probablemente hemos sobre estimado sus capacidades intelectuales y entendimiento de las políticas y fenómenos sociales, por mucho.
Y en ese caso serían solo una secta radical que creen sus propias huevadas rancias, y algunos retardados antisociales en la sociedad que se aprovechan de ello cada cierto tiempo para dejar las cagadas en nombre de la revolución sesentera en una codependencia sicopática.
Los Chinos tienen claro que su PC no tiene nada que ver con nuestro PC. Y uno esperaría, dada la lejanía histórica que han tenido acá con los chinos desde los 70’s, que los locales entendieran lo mismo.
Supongo que la teoría de asociar la marca “PC” chilena muy basureada y en franca decadencia post 4S a la del “PC” chino, con mucha aceptación y prestigio en buena parte del mundo, es la más factible.
Sería.
No tiene nada que ver el comunismo marxista que quiere todos los medios productivos y financieros bajo el control completo estatal con el unipartidista capitalismo controlado chino.
Probablemente sea solo branding de los genios de marketing del PC local.
Tomar el éxito de China bajo la palabra “comunista” y pegarlo al logo del PC chileno. Como ya no tienen ningún referente exitoso del marxismo en occidente, o decente al menos, y francamente cada vez más hay un espíritu anti comunista o anti marxista en la sociedad que ellos mismos lo palpan, no encontraron nada mejor que plagiar el éxito de otros solo porque tienen el mismo nombre.
Great Plan…
En perspectiva…
Que pendeja la estrategia si esa es realmente.
O tal vez no.
Tal vez Ximena Rincón y Walker deberían formar la Unión Cristiana Demócrata…
Ven, nos llamamos igual que el partido en Alemania que la sacó de todas las crisis y la convirtió en superpotencia con Merkel a la cabeza…voten por nosotros¡¡¡…
La pendejada for kreist seik…
Lo comentado desde ya hace rato, mucho antes del plebiscito.
Ahora son los villanos. Y el apruebo y los que lo apoyaron, que se asocian al octubrismo, tienen una marca de la bestia en sus frentes, imborrable por décadas.
Octubristas apruebistas será un logo imposible de sacarse para los partidos que lo apoyaron y con ello al actual gobierno.
La mejor estrategia es la que están haciendo los desertores de partidos. Desligarse de esa marca y decir que lo hacen porque en realidad apoyaban el rechazo, apoyaban a carabineros y condenaron SIEMPRE la violencia. La memoria es corta y los nombres personales muchos. Solo tienen que desasociarse de la marca principal del partido.
Los que están fritos son los rostros que hicieron uso y abuso de los medios y su fama para ensalzar el octubrismo y el apruebo con alevosía. Los más moderados o que expresaron en situaciones puntuales su apoyo tal vez zafen.
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