09 febrero, 2023

¿Cómo te diste cuenta de que te eran infiel?

Trust, but verify..

@latercera

El día en que Shakira abrió su refrigerador y encontró ese tarro de mermelada a medio comer, supo que había alguien más. O al menos eso cuentan de la historia.

En esta nota queremos recordar esas situaciones dolorosas que nos rompieron el corazón en el pasado y que hoy vemos con gracia y un poco menos de rabia. Porque ojo de loca, nunca se equivoca.

Muriel Rodríguez, 27 años.

“Nos conocimos cuando teníamos 9 años y desde ese momento fuimos mejores amigos, inseparables. A los 15 nos pusimos a pololear. Él era el típico hombre romántico mega detallista y súper caballero, por eso, probablemente nunca se me pasó por la cabeza que me podía engañar, porque siempre me daba mi lugar. Pero en nuestro último año de relación las cosas cambiaron. Yo me cambié de casa, vivía a dos horas de la suya y los dos estábamos en distintas universidades. Comenzó a juntarse con mi mejor amiga y no sospeché nada porque me parecía de lo más normal. Ella había pololeado con su hermano y éramos los tres amigos de niños. Sin embargo, empecé a sospechar un poco cuando ella salió de cuarto medio y me preguntó si lo podía invitar como su pareja a la fiesta de graduación. En un principio dije que obvio si era su amigo, pero después de eso la relación se puso extraña. Salían harto juntos y comenzaron a hacer planes sin considerarme, según ellos eran como planes espontáneos a los que yo no podía ir porque vivía lejos.

Un día, viendo el perfil de Instagram de ella, vi unos números con un emoji de pollo y de inmediato se prendió mi cerebro, él también tenía una serie de números con ese emoji. Ahí me di cuenta de que pasaba algo entre ellos dos, era obvio. Comencé a ponerme más observadora, hasta que un día estando en la cafetería de la universidad me llama una amiga del colegio y me pregunta si yo había terminado con mi pololo. Para esa fecha llevábamos 5 años juntos y teníamos planes de casarnos. Le conté que no, pero que las cosas estaban extrañas con él. Le pregunté que por qué me llamaba y me dijo que los había visto en el mall tomados de la mano. Se me vino el mundo encima, quería gritar, llorar y estaba furiosa también. Esperé una semana para pensar con la mente fría, lo enfrenté y nos tomamos un tiempo. Esa fue la última vez que lo vi.

Era indignante que él, siendo mi mejor amigo, no hubiera tenido el respeto de decírmelo en la cara, pero me indignaba más ella, que era mi ‘mejor amiga’ y se estaba haciendo la loca. No tenía lealtad y éramos amigas inseparables desde los 5 años. A los cinco meses de haber descubierto esta situación, le pedí que nos juntáramos para que me lo revelara a la cara. Nos juntamos y me dijo que no me debía una explicación porque nunca fuimos amigas, según ella. Pasaron 7 meses de esa vez que nos juntamos y ellos se casaron”.

Ro Camus, 32 años.

“Llevaba pololeando un poco más de un año a distancia (a una región de distancia), cuando por temas familiares decidí irme a la ciudad donde se encontraba viviendo él. Llegué por un tiempo a la casa de una tía y eventualmente terminé pasando más tiempo en el departamento de mi pareja que en el de mi tía. Pasaron varios meses y comencé a notar actitudes extrañas en él: escondía muchísimo su celular (yo jamás se lo había revisado), cortaba llamadas de forma abrupta, comenzó a salir más tarde del trabajo de lo acostumbrado. Allí comenzó a crecer un bichito en mí, pero necesitaba pruebas o la ansiedad me iba a comer viva.

Hice muchos intentos fallidos de desbloquear su celular, en ese tiempo no eran comunes los celulares con huella, pero tenían patrones. Una vez estaba dormido e intenté desbloquearlo pero estaba durmiendo con el celular en su mano y bajo la almohada, así que fue imposible. No creo que haya sido la decisión más madura, pero tenía 21 años y era mi primer amor. Recuerdo haberme ido a Av. del Mar, en Viña, a llorar una tarde y a pensar en formas de saber la verdad, porque ya le había preguntado directamente y me juró de guata que solo estaba en mi cabeza, pero las sensaciones y las actitudes seguían ahí. Hasta que se me ocurrió: en el departamento de él había un computador de escritorio, y como yo tenía llaves del depto, aproveché que él estaba en la oficina y prendí el pc. No había nada. ¿Me estaré volviendo loca? ¿Me estaré inventando todo esto?, recuerdo haberme sentado en el balcón con un cigarro preguntándome lo mismo.

Decidí sacarme esa sensación sin importar las consecuencias. Volví al computador, descargué un programa que guardaba todos los movimientos que se hacían en él y lo apagué. Me di como plazo dos días, justo los días que yo tenía turno de noche y que quizás él pudiese ocuparlo. Pasado el plazo, aproveché nuevamente su horario de oficina y tiritando prendí el computador y ahí estaba: cuentas de correo que ni sabía que existían, conversaciones subidas de tono con una ex en donde comparaba el sexo que tenía conmigo con el de la estudiante en práctica que había llegado a su oficina. Conversaciones con ella, fotos, videos y mucho más. No supe qué hacer. Salí al balcón y sonó mi teléfono. Era él preguntando si la salida de esa noche a cenar seguía en pie. Actúe lo más normal posible, y le dije que sí, que nos encontrábamos en su depa. Me fumé un cigarro y volví al pc. Imprimí varías hojas con las conversaciones más fuertes, esas que no dejaban ninguna duda de que realmente me había engañado. Las puse todas sobre su cama. Agarré una bolsa y comencé a guardar todas mis cosas. Me fui con el corazón en la mano pero con la tranquilidad de que efectivamente no estaba loca. Llegué dónde mi tía y lloré. Hasta que mi celular comenzó a sonar incansablemente. Era él. Como no contesté, fue a la casa de mi tía, quién le dijo que se fuera porque yo no quería verlo más. Si hay algo que aprendí, es que la tranquilidad mental es fundamental, y si tienes una sospecha y es persistente y que conversando no se va, hazle caso a tu mente, porque Shakira no lo pudo expresar mejor: ‘las mujeres somos las de la intuición’”.

Catalina Ríos, 29 años.

“Cuando era adolescente, a los 17 años, tuve una relación con un hombre de 23, que no se preocupaba de mi seguridad, me exponía a situaciones horribles, no le gustaba usar preservativo y consumía cocaína y marihuana a diario. Yo estaba enganchada por completo, pero con el tiempo se fue haciendo insostenible, así que terminábamos y volvíamos. Hace un par de años volvimos a tener contacto porque me di cuenta que él veía mis historias de Instagram, entonces le escribí y retomamos de nuevo la relación. Me dijo que seguía pololeando, pero que estaba tratando de terminar hace rato y que ya no se llevaban bien. Como siempre, era todo muy intenso, pero él no quería engañar a su actual polola. Unas pocas semanas después, me dijo que había terminado con su polola y así, empezamos lo nuestro. Tuvimos sexo con preservativo un par de veces, y a los días me pregunta si estoy con alguna infección, porque su ex tuvo que ir al ginecólogo. Yo sin entender por qué yo tendría algo que ver con eso, me dice que ha estado con ella también últimamente. Efectivamente me había transmitido una ITS y además, me dio una candidiasis tan fuerte, que ningún tratamiento me resultaba. Estuve meses tratando de eliminarla y me gasté muchísima plata en consultas, exámenes, cremas y pastillas. En este punto ya aprendí a dejar de ser tan tonta y en creer en todos gente”.


Como siempre, estos artículos entre los más leídos…

El cómo te des cuenta de los cuernos da un poco lo mismo supongo. Debe ser un poco traumático por una ETS though…se imaginan con SIDA??…

Lo que hagas después que te enteras supongo es lo importante.

Las primeras, que cortan el tema de raíz es lo más lógico, y sano. Especialmente si no hay hijos o bienes en común.

Típicamente una relación a distancia es muy difícil de mantener, tiene que moverse uno de los dos con el otro, caso contrario no hay el suficiente interés, o seriedad en la relación. Esa debería ser una relación abierta, hasta que llegue el punto de comprometerse en una relación más profundamente con uno de los dos moviéndose a distancia razonable como para poder tener una cita en cualquier momento si quieres.

Es importante darte cuenta de que te están colocando los cuernos?… O que la persona con la que estás es proclive a ello…?

Yep… MUY RELEVANTE.

No quieres que te coloquen los cuernos cuando ya tienes 10 años de casado 3 hijos y dos hipotecas.

Probablemente por eso es tan importante tener un periodo LARGO de prueba de la relación a medida que vas pasando etapas en el test drive. Primero puertas afuera, después conviviendo y si todas las pruebas de blancura pasaron recién piensas en formar una familia y casarte. Y en ese proceso también ves si con el tiempo sigues enganchado en la relación o se transforma en un gran MEH, caso en el cual deberías terminar y no perder tu tiempo ni el de ella.

Cuánto sexo tienes por semana es una buena señal de ello. Un par de veces por semana es, según estudios de parejas estables y satisfactorias, lo óptimo. No se trata de llevar una agenda con el conteo, pero si pasan meses, o años, tienes un problema de seguro.

Creo que eso es lo más importante. Estar en una relación para pasarlo bien, pero estar chequeando continuamente la actitud de la otra persona y las dinámicas de pareja. Es completamente inaceptable en una relación que salga uno a uno en una cena o carrete nocturno. Eso es una cita. Es completamente inaceptable que chatee día y noche con alguien. Es completamente inaceptable que hable de x compañero de trabajo todo el día. En realidad no es que sea inaceptable, es una señal de que están a punto de cuernearte.

También hay una cosa que explicarles a las mujeres, y tus parejas, y que muchas no lo creen.

NO EXISTEN HOMBRES AMIGUES. Alguien que te presta atención continua, chatea todo el día, te invita a cenar y demás, quiere sexo contigo. REGLA GENERAL SIN EXCEPCIONES. Por eso es inaceptable en una relación seria aprobar a tu pareja una salida nocturna uno a uno con alguien del sexo opuesto. Un par de tragos y todas las barreas pueden abrirse. O ni siquiera. Simplemente basta que algún amigo común vea una interacción muy cariñosa, te lo cuente, y quede la cagada.  He visto un par de esos casos. Una mujer, u hombre, razonable y en una relación seria, no se expone a eso ni la relación con su pareja. Un amigo de años que llega a la ciudad y se quiere juntar contigo, lo hace con su pareja el y tu con tu pareja. O un café en la tarde en un Starbucks sin más contándole a tu pareja de ello.

Lo más importante para nosotros los hombres es establecer lo más rápido posible el carácter de tu pareja en términos de lealtad y fidelidad. Si ha engañado antes, y te lo dice…DUH…no es material de una relación seria. Corta. Si no lo ha hecho, o no te lo ha dicho, es más difícil obviamente y tienes que ver si se presentan esas pequeñas actitudes o señales a través del tiempo y si después de conversarlas, si las tiene aún, las repite o las deja de hacer, que sería lo obvio si está comprometida en la relación.

Es difícil. Y CONTINUO. Nadie dijo que no lo fuese armar y mantener una relación de largo plazo de confianza satisfactoria y feliz, no?…

Como diría Reagan…

TRUST, BUT VERIFY…

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4 comentarios:

  1. Como dijiste al principio .... Si la otra persona mantiene una relación por otro lado y lo pillaste, chao.

    Que hacer en el caso contrario .... Cuando eres el que pone los cuerno en la relación.
    Lo mas sensato seria cuidarse en todo momento (eso es difícil por que el ser humano es estúpido y calenturiento lo cual es una mala combinación). En segundo lugar establecer que es de calentura y no enamorarse (quien consiga eso no significa que tenga el éxito asegurado). Tercero es lo difícil, costoso y estresante que es tener una segunda pareja (si apenas puedes con una y te metes en otro cacho, piénsalo bien). Cuarto punto y final es ignorar los otros dos puntos anteriores por que la bomba explotara si o si y la cagada en la casa te quedara igual.

    chao y no hagan cagadas.

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    1. Creo que la única forma en que una mujer no se entere de que lo colocaron los cuernos o lo intuya es que sean tocuh and go´s de una sola vez. Si es recurrente con la misma persona, lo sabe. Que no te lo diga, es otra cosa.

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    2. si ... y no mandarte la cagada que hizo felipe kast de llevarte a la chica en el auto. debes calcular que esos "momentos" debes gasta en proporcionalidad.

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  2. La 1° historia habla de inmadurez y deslealtad. Esos pololeos o noviazgos largos si un fin concreto (matrimonio) cuándo él aún está inmaduro, ni tampoco tiene los medios para la familia. Él un beta que siempre estuvo detrás de la polola del hermano hasta que tuvo la oportunidad. Probablemente se empotó y se dejó llevar por la concupiscencia, casarse a los 22 con la tipa que fue capaz de romper la relación con su mejor amiga siendo la ex del hermano.
    La lealtad y honor son valores y atributos masculinos.

    La segunda similar, con 21 años yéndose a dormir al departamento de alguien seguramente mayor. Nuevamente el fin del noviazgo no es el matrimonio, si me dan la leche gratis para qué comprar la vaca. Todos se aburren de comer su plato favorito y siempre desearás otros, por eso lo importante es enamorarse de las virtudes de la otra persona que no cansan. Además probarse, si te respeto y me controlo cuándo podría no hacerlo es una garantía de que probablemente lo haré cuándo nadie me ve.

    La tercera inmadurez y mala elección. Meterse con un drogadicto y esperar un comportamiento estable. Pero seguro le encantaba porque cuándo comenzaron le daba emociones

    Está fallando el fin del noviazgo. Están fallando las familias, probalmente ausencia de figura paterna que antes era un filtro para aprobar cualquier candidato. Con la liberación están regalándose las mujeres, compitiendo y compartiendo un % menor de hombres, al final terminan dañadas y culpando a todos los hombres.

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