17 enero, 2016

Baja del cobre impacta el empleo, comercio y arriendos en Antofagasta

 

@emol

SANTIAGO.- "Se arrienda", "disponible". Son algunas de las frases que suelen encontrarse en un paseo por la ciudad de Antofagasta, una de las más afectadas con la baja en el precio del cobre. Según el INE, la minería ha perdido 6.480 puestos de trabajo en un año, convirtiéndose en el segundo mayor empleador por primera vez. Sin embargo, la cifra es inferior a la que maneja la Federación Minera que asegura que se han desvinculado a 2.800 trabajadores, la mayoría de la II Región, y cerca de 8.400 empleados contratistas. De acuerdo a El Mercurio, en menos de tres cuadras del sector de Jardines del Sur, uno de los más lujosos de la ciudad, hay al menos siete inmuebles con la leyenda "se arrienda" o "vende". Un panorama muy similar se observa en el otro extremo. Allí ya es frecuente ver tractores o camiones con grúas con letreros que dicen "disponible", mientras sus choferes esperan alguna oferta de trabajo. El director de la Cámara de Comercio de Antofagasta, Antonio Sánchez, manifestó que que "la industria minera significa el 70% del PIB de la región y su desaceleración está impactando en el resto de los sectores productivos". Roberto Illanes, gerente de Finning Antofagasta, el principal proveedor de equipos y maquinarias Caterpillar para la minería, completa: "Hace 20 años no se veía una desaceleración como la que está ocurriendo hoy". Según dijo, "las ventas han sufrido una caída cercana al 20% y se espera que en 2017 recién comiencen a repuntar". La venta de automóviles, la hotelería y el tráfico aéreo también han caído por la desaceleración minera.

Conversando con amigos que trabajan en el sector me ratifican que es aún peor de lo que los números de esta columna hace pensar.

El tema es que mucha gente tiene indemnizaciones gigantes, que les permite por ahora mantener el estilo de vida sin hacer grandes sacrificios, a la espera de un repunte. Cuando este no se produzca, se van a notar los reales efectos del bajón que se viene incubando desde 2013.

No es necesario que una gran cantidad de gente salga a vender sus viviendas y deje de consumir. Basta con que ya no exista presión de demanda sumado a liquidaciones específicas para que comience un ciclo de bajada de precios, de bienes y servicios.

Es parte del ajuste que necesariamente se debe producir en una bajada. Lamentablemente la gente de la minería está en una burbuja, también en términos de condiciones laborales. No les va a ser fácil adaptarse a este nuevo escenario.

Si a alguien le gusta el sector de Antofagasta, probablemente sea de las áreas que presentarán mejores oportunidades de compra de viviendas en un par de años. Igualmente la Serena e Iquique, que son o se transformaron en ciudades “dormitorios” de muchos de quienes trabajan en la minería, aunque deberían no estar tan afectadas dado que también tienen un giro turístico potente.

Será muy interesante ver como se desarrollan los precios de estos sectores que en realidad nunca fueron excesivamente caros o demandados y que se dispararon en precios de manera astronómica en los últimos años.

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