03 febrero, 2023

Querer emparejarse a toda costa: ¿por qué ignoramos las red flags?

@latercera

Cuando estamos conociendo a una persona con un interés romántico, sabemos que hay cosas que no podemos transar, como que trate mal a otros, que nos interrumpa mientras hablamos, nos haga mansplaining o que hable mal de sus ex parejas, por ejemplo. Pero ¿qué pasa cuando detectamos esas micro señales, que parecen no ser tan importantes, pero que en el fondo nos dicen internamente que no somos compatibles, y decidimos ignorarlas? ¿En realidad somos exigentes con nuestras posibles parejas?

Si estamos buscando un compañero o compañera de vida, lo esperable es que nos tomemos un momento para evaluar con cuidado y decidir si es que de verdad nos sentimos cómodas con esa persona. Pero al parecer somos menos selectivas de lo que pensamos. Así al menos lo confirma una investigación publicada en la revista académica Personality and Social Psychology Review, que determinó que tendemos a darle una oportunidad a las personas, incluso si no cumplen con nuestros criterios. Cuando decidimos comprometernos y establecer una relación, incluso aunque detectemos red flags –señales que nos advierten peligro, incomodidad o poca compatibilidad–, nos impulsa una tendencia psicológica llamada “sesgo de progresión” a permanecer en la relación, en vez de terminarla.

Algunos de los hallazgos de esta investigación, explican Samantha Joel y Geoff MacDonald, psicólogos autores del texto, es que las personas se sienten atraídas por una gama mucho más amplia de potenciales parejas de lo que creen, que están dispuestos a ajustar sus estándares y pasar por alto las falencias de estas potenciales parejas y que terminan apegándose rápidamente a ellas, incluso si no necesariamente son sus parejas ideales.

Los factores que pueden explicar por qué decidimos ignorar estas red flags, dice Mitzi Ubilla, psicólogue clínica especialista en terapia con enfoque LGBTIQA+, son diversos. “Hay algo de empatía cuando pensamos que el otro quizás tuvo una infancia o una relación anterior compleja y que desde ahí viene con alguna mochila. Pero también tiene mucho que ver con el egoísmo de querer que esto funcione a toda costa. Y es que hay un apuro y una presión social por estar emparejado a cierta edad, algo que nos fuerza a justificar al otro”, dice.

“No me llama porque no es invasivo” o “me llama y me dice que no salga porque me quiere”, son justificaciones que Mitzi suele escuchar. Según explica, se relacionan con la historia de vida de cada uno, con cómo fue la relación de nuestros padres o nuestros modelos a seguir y el ejemplo que nos dieron respecto del amor. “Disney nos jodió la vida a muchos. Le contó a las mujeres que viene un príncipe a salvarlas, que hace todo por ellas y que las deja en una figura casi de objeto. Mientras que a los hombres les dice que tienen que hacer actos heróicos por conseguir una relación amorosa. Hay muchas relaciones que se basan en esta idealización y romantización de Disney, que les lleva a desear esa idea. Esto es lo que me muestra el mundo y este es mi objetivo. Muchas veces lo cumplimos a costa de lo que sea, como pasar por alto una red flag”, asegura.

Una encuesta realizada en 2021 por YouGovAmerica, que entrevistó a 15.000 estadounidenses, encontró que el 60% de los adultos cree en las almas gemelas. Una mentalidad de cuento de hadas que según la investigadora Samantha Joel, puede encaminarnos hacia el sesgo de progresión. Según dice, en psicología se le llama a esta línea de pensamiento “creencias del destino”, que provoca que creamos que la persona con la que estamos saliendo es, de hecho, nuestra alma gemela.

Por otro lado, la investigación revela que además de ignorar estas señales negativas, las personas  se inclinan a permanecer en las relaciones y a tratar de hacerlas progresar, en lugar de terminarlas. En el artículo los académicos apuntan a estudios que muestran que terminar una relación se hace más doloroso mientras más tiempo se ha estado vinculado emocionalmente, que separarse es más desagradable en cuanto más entrelazado logísticamente estás con tu pareja a través de factores como el matrimonio y las finanzas,  y que las parejas casadas reciben más beneficios culturales que otras personas, como poder arrendar un departamento sin cuestionamientos.

Si bien hay estándares socioculturales que hacen que las cosas que consideramos red flag sean similares, éstas también se influencian de gran manera con nuestras experiencias de vida. “Tienen mucho que ver con mi propia historia porque desde esa base yo tomo o no esta bandera roja, que me puede o no alertar. Puede que yo esté viviendo una relación muy violenta física y emocionalmente y aún así lo justifique porque tiene que ver con mi historia de vida, con lo que yo conozco e incluso con la condición de trauma. Entonces, algo que quizás todos ven como dañino, a mí puede no parecerme como tal”, dice Ubilla.

Y es que no se trata de ser o no exigente. Para Mitzi, acá aplica el famoso dicho “tenemos el amor que creemos que merecemos” porque todos tenemos unos anteojos distintos para ver la vida, permeados por lo que conocemos, por lo que nos es familiar. “Dos personas van a una cita. Conversan y comen tranquilamente, hasta que uno de ellos se enoja porque el mesero se demora mucho y pega un golpe en la mesa. Una persona con una historia de vida relativamente sana, que sabe poner límites frente a un acto violento, se va a parar y se va a ir. En cambio, alguien cuyas vivencias han sido marcadas por la violencia, no se va a ir porque para esa persona es algo conocido y, por ende, es una zona de confort. Incluso, probablemente se enamore de esa persona”, dice.

El daño que genera el círculo vicioso de quedarnos con lo que creemos que merecemos por querer estar en pareja, puede ser grande por varios factores. “Estar conscientes de que hay una red flag y decidir ignorarla o justificarla es, en el fondo, tratar de cambiar al otro. Al final, nos damos cuenta de que no podremos porque es un hecho que las personas no cambian por otras personas, sino que cambian porque realmente quieren cambiar. El daño de esto es poco medible porque puede ser desde terminar con una baja autoestima o una herida a nivel emocional, hasta justificar y aceptar la violencia física. Éste último, es un escenario muy presente en la realidad nacional. Se preguntan por qué no denunció, por qué no habló y ahí vemos las justificaciones”, concluye.


Guau…

A pesar de la Psicologue LGBTQI+++…

Es un muy buen artículo.

Agregaría que obviamente en el periodo de empotamiento no ves absolutamente nada. En el caso de los hombres, si es una loca de patio pero está guapa, no nos podría importar menos.

Esas cosas comienzan a saltar a la percepción consciente después de unos pocos meses.

Es virtualmente imposible que si alguien te atrae, veas nada más que lo que atrae en el periodo de empotamiento.

En el caso de las mujeres, alguien gritón y mandón más veces que no se confunde en el inicio con  carácter masculino y decidido y no como un freak controlador histérico. Efectivamente, depende de las vivencias familiares. Eso también es por parte de Hollywood. El estereotipo de masculinidad que presentan en las películas no podría ser más distorsionado. Y no podría estar más de acuerdo con que Disney arruinó a una generación completa. Tal vez dos o tres. Y Hollywood a esta. Pero eso es porque historias exclusivamente para niños las tomaron como modelo de conducta de comportamiento de adultos. Probablemente las historias románticas las escribieron puros nerds que crecieron con cuentos Disney y volcando sus deseos de que la porrista estrella si se quedaba al final con el nerd y no con el capitán del equipo de fútbol. Que es básicamente la trama de todas las películas románticas de los últimos 30 años. El nerd se queda con la reina del baile, haciendo todo lo posible por darle en el gusto…comprándole obsequios, estando disponible para ella 24/7 y siendo el amigui hasta que finalmente ella se da cuenta de lo maravilloso que es y le concede la gracia de su compañía y amor, el llora por el obsequio de su alma gemela, y son felices para siempre…

Como funciona eso en la vida real generándoles atracción, estimadas lectoras?…

No muy bien, no?…

Si quieren mostrar a los niños modelos de conductas masculinas clásicas, muéstrenles películas clásicas de los 50’s y 60’s. James Bond en particular. Cool. Calmado. Resolutivo. Imperturbable a pesar de enfrentar la muerte cada dos escenas. No los pendejos histéricos y emocionales que andan detrás de una relación con la mujer de sus sueños como putos soyanos babosos.

Comparen esos dos modelos cinematográficos de masculinidad y feminidad con películas románticas.

Vean Charada, de los 60’s…

Y

A el no los gustas tanto, de fines de los 2000’s.

Hollywood cagó a toda una generación de hombres y mujeres sin duda.

Finalmente he llegado a la conclusión de algo obvio. Estás en una relación con quien te hace sentir bien. Que te hace la vida en pareja sencilla, que no te hace drama, que hay buena comunicación y se solucionan las diferencias rápido y sin shows. Si no te sientes bien con alguien, es mejor estar solo.

Hay mucha gente que tiene el sesgo de “yo la voy a cambiar”.

Porque ella es “THE ONE”… Mi alma gemela Disney+

Yeah…

Right…

El gran problema que genera esa mentalidad, y que lo expresa el artículo, es que hay gente que simplemente no puede estar sola. Porqué?

Ni idea.

Si no te gustas a ti mismo y lo que puedes hacer solo por tu cuenta, que te hace pensar que a otros le va a gustar estar contigo?…

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9 comentarios:

  1. Copio y pego el comentario que puse en el otro post:

    Por eso, creo que un buen padre o madre de familia, debiera enseñar a sus hijos el valor de ser feliz estando solo, y que no es necesario tener pareja para conseguir lo que uno quisiera.

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  2. El endemoniado empotamiento ... muchas veces cai por ese maldito síndrome de "enamoramiento enfermizo".

    Eso solo lo elimina la experiencia y las caídas. no existe curso, videos o profesor que te enseñe a prevenir ese síndrome. Solo lo puedes vivir y aprender cuando te golpea a 500 km/h en el rostro.

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    1. 500 km/h? No exagere...con tal que golpee a 20 km/h es suficiente. La idea tampoco es quedar sin cara, buen pastor...o sin vida!

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    2. Si dices eso es que entonces nunca te has empotado...

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    3. ...pero no al nivel de sentir un golpe de 500 km/h que seria parecido a entrar en un trance maníaco ...y de ahi a planear tirarse de un puente ( al menos ahi ya no se siente nunca más nada)

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    4. https://youtu.be/08Nq3Et8bRM?t=15

      asi quedas ....

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    5. Si logras recuperarte...el destino te premia con la "cruel venganza del tiempo"...ayuda, un poco ( al menos te deja en paz)

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