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La situación del mercado laboral va de mal en peor desde fines del año pasado. A los efectos negativos de la violencia generada en la crisis social se suma ahora el impacto del coronavirus sobre la economía, no solo eliminando puestos de trabajo existentes, sino que también reduciendo la oferta por nuevas posiciones.
El Índice de Avisos Laborales de internet del Banco Central, reportó que en marzo hubo una caída de 31,1% en relación al mismo mes del año pasado, el mayor descenso desde que existe la serie, en enero de 2015. La baja supera a lo que ocurrió tras el inicio de la crisis social, cuando se redujo 19,6% en noviembre y 18% en diciembre y en enero. La baja más pronunciada, antes del dato del mes pasado, se había registrado en marzo de 2016 (-26,2%), en medio de la desaceleración que por ese entonces afectaba al país.
Además, el índice llegó a 53,9 puntos, su menor nivel histórico, dando cuenta también del fuerte freno económico y de perspectivas futuras, que hace postergar o cancelar la contratación de más personal en las firmas.
Fabián Duarte, académico de la Facultad de Economía y Negocios de la U. de Chile, indica que “es un dato preocupante, pues da cuenta de un mercado que se está achicando. Sin embargo, la cifra de los meses anteriores también es bastante mala, por lo que parte de estos efectos no son atribuidos al Covid-19, sino a algo estructural del mercado”.
Mientras, Juan Bravo, economista de ClapesUC, agrega que este dato “viene a ratificar una profundización de la tendencia hacia menos contrataciones y es un elemento adicional que ya anticipa la destrucción de empleo asalariado privado formal que viene”.
Asimismo, el experto plantea que, a pesar de los esfuerzos fiscales, “será inevitable que muchas cierren definitivamente, puesto que sencillamente les resulta imposible resistir un segundo golpe en un período de tiempo tan breve y continuar resistiendo por más tiempo con una merma relevante de sus ingresos”.
El académico del departamento de Economía de la U. Alberto Hurtado, Mauricio Tejada, puntualiza que “todos los indicadores llevan a una conclusión similar, este año va a ser bien difícil para el mercado laboral. Los números indican que no solo se está destruyendo empleo según las cifras de solicitudes de seguro de cesantía, sino que ahora también este índice nos dice que la creación de empleo está cayendo. En suma, las empresas no están contratando. De aquí se desprende la importancia que tiene para las políticas del gobierno de tratar de mantener lo más posible los puestos de trabajo existentes, esto es tratar de reducir la destrucción dado que cada vez hay menos creación de nuevos puestos de trabajo que podrían absorber los trabajadores desempleados”.
En el mercado ya se anticipa que el desempleo nacional superaría en los próximos meses el 10%, pero se mantiene la incertidumbre sobre cuánto más podría aumentar, ya que dependerá en parte de que tan larga sea esta situación sanitaria y también como se resuelven las incertidumbres respecto a la crisis social.
Esta crisis es una combinación de 2008 con 1998. Recargada. Que sería nuestra versión moderna de 1982. O de 1929.
Si nos guiamos por la destrucción masiva de empleo de aquellas épocas, deberíamos estar entre 24% y 50%. Yep, ese fue el desempleo medido como la planilla total entre 1929 y 1931.
No hay como detener esto, menos con las medidas que están pensando implementar, que van orientadas al empleado y no al empleador. Así estamos fritos, al cuadrado.
Este artículo establece claramente cual es el problema. La variable que mueve el mercado laboral es la oferta de empleos. Y los generan los empresarios.
No puedes salir sin ellos. Especialmente los pequeños y medianos, que van a ser masacrados y que representan entre un 60% y 70% del empleo.
La salida de la crisis va a ser cuando la confianza de emprender se restablezca. Y para eso queda mucho, mucho, mucho trayecto.
No hay forma en la que esto no resulte muy doloroso.
Lamentablemente. Este es un periodo para estar recogidos lo más posible y esperando que pase la peor tormenta financiera y económica potencialmente en registro, no salir a cosechar en medio de ella. Iba a pasar igual, me da la impresión que el bicho es solo el catalizador de algo que estaba a punto de estallar de todas maneras. Esto lo único que logra es hacer que los paquetes de ayuda y endeudar aún más a los gobiernos y empresas sea más consensuado, al menos en teoría. Tal vez ese sea todo el punto de exagerar el bicho. Facilitar la formación de estructuras financieras y políticas para enfrentar el colapso económico provocado por la carga de deuda. Imprimir artículo
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