24 agosto, 2014

Productividad laboral de Chile es la mitad que el promedio OCDE y preocupa falta de medidas

 

@DF

El escaso incremento de la productividad se ha vuelto un problema notorio en la última década. No existen en el país medidas claras para mejorarla y no se esperan, por ende, aumentos significativos en el corto plazo. Son advertencias de los expertos en la materia que aseguran que Chile logró crecer en esta década gracias a la reducción de la brecha de inversión y del empleo de las mujeres.

El ministro de Economía inauguró ayer los Diálogos para la Productividad con los que el Gobierno busca identificar y concretar medidas de impulso en sectores específicos.

Sin embargo, el debate público, incluso previo al inicio de la Administración Bachelet, ha estado centrado en las reformas tributarias y educacional, así como en la necesidad de mejorar la equidad. Relegada a un segundo plano y con esta tendencia poco agorera, la productividad laboral en Chile exhibe datos muy alejados de los otros países miembros de la OCDE.

En la medición de PIB por hora trabajada en 2013 el país registró US$ 21 -frente a los US$ 15 de 2010-, según datos elaborados por el economista del CEP, Raphael Bergoeing, extraídos de The Conference Board Economy Database y tomando como referencia dólares a 2013 corregidos por paridad de poder de compra.

En contraposición, el promedio de la organización se situó en 
US$ 44,7. Además, con excepción de México, donde la productividad laboral fue de 
US$ 17, Chile muestra la peor productividad laboral de los 34 estados miembros. Estados Unidos, referente en la medición, presenta un Producto por hora de US$ 67.

En cambio, si se comparan estos niveles con los de los pares latinaomericanos, Chile lidera el puesto en productividad. Argentina queda relegada con una productividad laboral de US$ 14 por hora trabajada, al igual que en Perú, donde se anotan US$ 12. Gabriel Sánchez, economista principal del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), explica que esta brecha existente con el resto de países se debe al escaso grado de especialización productiva de las naciones del cono sur.

La solución: más calidad del Estado y del mercado


Críticos con el papel que han jugado las administraciones de los gobiernos anteriores en el asunto, los expertos aseguran que la expansión del Producto en los últimos años no estuvo vinculada con aumentos de la productividad. Manuel Agosin, economista de la Universidad de Chile cree que en el país “se han tomado algunas medidas, pero todas muy a medias”. “La productividad no es el centro de la atención. No lo fue durante la Concertación y el gobierno de Piñera no le dio ninguna importancia. Ahora hemos vuelto a retomar el tema, pero estamos muy focalizados en la reforma tributaria y en la educación como si ésta fuera un ente abstracto. En los países de la OCDE la educación técnica está muy desarrollada; nosotros ni siquiera nos hemos preguntado por ese tema”.

Además, el académico destaca que “en Chile hay una gran cantidad de trabajadores con destrezas muy rudimentarias y con una educación muy básica. Es ahí donde hay que apuntar, en mejorar las destrezas de quienes están en la fuerza de trabajo y quienes van a entrar. Todos los países de la OCDE tienen un sistema para mejorar la productividad del trabajador alrededor de su estructura productiva. Se se requiere una política de desarrollo productivo y no sólo una política para mejorar la productividad de los trabajadores”.

Bergoeing considera que “toda la precariedad de un país se ve reflejada en las pequeñas y medianas empresas”. Con esta afirmación, apunta hacia dos reformas clave: la calidad del estado y la calidad del mercado, “en el sentido de que la libre competencia -dice- tenga institucionalidad suficientemente fuerte”. “De ninguno de esos temas se está conversando hoy en Chile”, sostiene.

Por su parte, Francisco Klapp, economista de Libertad y Desarrollo, no espera aumentos significativos de productividad en el corto plazo. “No veo que se esté haciendo hoy algo para mejorar la productividad y eso es preocupante. Si queremos crecer más, tenemos que aumentarla, así como los niveles de capital físico”, anticipa.

“En el periodo 86-96, gran parte del crecimiento estuvo explicado por aumentos tremendos en Productividad Total de Factores, es decir, no sólo por el mayor aumento de capital o de personas trabajando y sí por cambios muy profundos que se hicieron. Ahora para continuar creciendo se deberían incorporar personas al mercado. Chile es un país con una baja incorporación de la mujer. Además, hay regulaciones que no permiten innovar”, agrega el experto.En esa misma línea, Cristian González, director del Núcleo de investigación de empresa, sociedad y tecnología (NEST) de la Universidad Mayor, sostiene que parece poco factible crecer por la vía de la productividad laboral si no se resuelven las carencias en formación de capital humano.

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Minería, transporte e inmobiliario anotan mayores caídas sectoriales en productividad laboral

Según un estudio publicado por el Ministerio de Economía, las principales diferencias de productividad entre países se muestran en las firmas medianas. Dentro de Chile, las grandes empresas presentan la mayor productividad laboral: en 2012 ésta fue de $ 6.539.417 mensual, es decir, 4,1 veces más a la de las medianas, aunque la tasa de crecimiento anual de ésta disminuyó en un 1,1%. Por sectores, la mayor distancia entre países se percibe siempre en agricultura y en el sector servicios. En este último, Chile, al igual que el resto de países del Cono Sur, muestra bajos niveles de productividad. Así, en el país durante el periodo 2005 a 2012, los rubros de agricultura, ganadería, caza y silvicultura anotaron el crecimiento más significativo en productividad laboral, al registrar una mejora del 6,5%, indicó el informe ministerial. Sin embargo, y a pesar de estas alzas, la productividad laboral de la economía sólo aumentó a una tasa del 0,8% anual, un panorama catalogado de "preocu- pante" por el estudio. Manuel Agosin defiende que la baja produc- tividad obedece a un problema meramente sectorial. "Tenemos trabajadores de muy alta calidad en algunos sectores y de muy baja en otros. Hay algunos sectores que no existen en Chile porque no disponemos ni la mano de obra ni de los conocimientos para poder desarrollarlos". Estas diferencias entre sectores podrían deberse a las mayores vulnerabilidades a shocks que afectan la producción o la deman- da por los factores productivos. "En particular, puede suceder que haya sectores en los que existan mayores rigideces laborales, con lo cual es más difícil disminuir horas trabajadas o, en definitiva, reducir el número de trabajadores en periodos de bajas significativas en la demanda y viceversa en periodos de alto crecimiento", destaca el documento de la cartera de economía.

Para avanzar hacia una solución de largo pla- zo, Agosin propone la necesidad de instaurar medidas que mejoren las destrezas de las personas que se encuentran al interior de la fuerza de trabajo y de las próximas en entrar al mercado. De esta manera, se puede generar énfasis en actividades como la minería, donde el costo unitario se ha incrementado de manera notoria, registrando una variación acumulada en el periodo del 85%, o el sector servicios sociales y de salud, en el que la variación ha alcanzado el 48,1%, lo cual ha repercutido en sus tasas de crecimiento. Mien- tras, en el rubro cuprífero el costo unitario real se ha elevado un 9,2%.

Muy interesante tema.

De verdad pienso que esta gente nunca ha estado en una empresa real y ven números y creen que la productividad es un tema educacional o de gobierno.

He visto personas con cuarto medio operar equipos de USD millones que reemplazan a 30 o 40 técnicos especializados haciendo lo mismo. Lo que define la productividad es la tecnología, y por supuesto el uso eficiente de esta. No la cantidad de años en la Universidad. Si quieren mejorar la productividad, hay que dar las facilidades para que se incorpore tecnología a procesos altamente ineficientes como la agricultura, que no tiene ningún incentivo en incorporarla en pequeñas empresas dado lo barato que es la mano de obra, por ahora. Máquinas etiquetadoras que reemplazan a cientos de personas se usan en todos los packing fruteros de las grandes compañías hoy en día. Esa es la respuesta a la productividad. Tecnología probada y confiable aplicada a procesos industriales. Pero eso es políticamente impresentable dado que esto “quita” puestos de trabajo. Que se hace entonces?? más educación y “estabilidad” laboral, y colocando impuestos de espanto a equipos y programas tecnológicos por medios indirectos como los impuestos a la renta o el de valor agregado que por definición es mayor mientras más tecnología incorpora el producto. Porque hay que proteger el empleo de los futuros votantes.

Es una de dos. O promueves la tecnología, o promueves el empleo. No puedes hacer ambos a la vez. Van en tándem y la educación se adapta al uso de las tecnologías. Los adelantos tecnológicos en general provocan gran desempleo al principio, para después ser la fuente de muchos más trabajos y mejor remunerados. Son los ciclos económicos en acción. Destrucción constructiva es como lo suelen llamar.

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